Las colinas de Komor XI

El dulga aterrizó en medio del camino. Magnifico y terrible a la vez. Recordándole las emocionantes historias sobre dragones que le relataba su abuela durante las noches de tormenta.

X

Despertó un par de horas después un poco desorientado. Durante un par de segundos creyó estar de nuevo en el cómodo barracón de Bagram, pero enseguida el fino polvo que se colaba por la abertura de la tienda le recordó que estaba en el puto culo del mundo, con varias decenas de miles de talibanes locos por despellejar a cualquier soldado americano entre él y la base aérea.

*Sin despertar a Oliva, que seguía roncando suavemente en su catre, salió y observó el paisaje que lo rodeaba. Desde l...

Atrapada Nina Capítulo 5

Fingiendo besarle la mejilla acercó su boca a la oreja de Fernando y le susurró: —Tú lo has querido...

5

Nina le soltó una larga retahíla de insultos, pero su todavía marido ya había cortado la comunicación. Se quedó mirando el teléfono como una idiota sin saber qué pensar. ¿De veras se había atrevido Fernando a venderla como si fuese ganado? Después de lo que había visto aquellos días, la imagen que tenía de Fer había cambiado radicalmente. Afortunadamente había hecho caso a su abogada y la conversación había sido grabada  por la aplicación de su móvil.

Se metió en la ducha y lo pensó largam...

Las colinas de Komor IX

Llega el momento de huir.

IX

No esperaban una gran recepción cuando al fin pusieron pie en tierra dos horas después. La oscuridad nocturna apenas les permitía ver nada, aparte de las luces que indicaban la aldea y el asentamiento de MSF a unos trescientos metros de distancia. Apenas habían tenido tiempo de descargar el helicóptero cuando una mujer surgió de la oscuridad, con su bata blanca revoloteando en torno a ella.

—¿Qué demonios pasa aquí? ¿Quiénes son ustedes? —preguntó la mujer con un fuerte acento francés haciend...

Atrapada Nina Capítulo 4

Nuevas esperanzas y nuevos desafíos para Nina.

4

Nina no pudo reprimir un grito y estaba a punto de salir a la carrera, pidiendo auxilio, cuando descubrió que aquella figura era la del guardia de seguridad.

—Lo siento, señora Céspedes. —se disculpó el guarda— Estaba a punto de cerrar la fábrica e iba a buscarla a la oficina cuando la he oído taconeando a mi derecha...

—¡Buff! ¡Qué susto me has dado! —dijo Nina deseando dar una patada en el culo al pobre empleado que no tenía la culpa de que ella tuviese los nervios a flor de piel. ...

Las colinas de Komor VIII

Hacía lo que podía, pero se sentía impotente ante tanta desgracia. A veces intentaba proteger a alguno que era evidente que no llegaría a su destino, pero los vigilantes eran inclementes y solo los que tenían heridas o enfermedades visibles se libraban de los extenuantes turnos.

VIII

Ray pasó toda la noche en blanco. Después de meditarlo detenidamente, llegó a la conclusión de que, independientemente de lo que ocurriera dentro de la cabeza de aquella mujer, sería mejor alejarse de ella. No le parecía que tuviese la mente equilibrada y no quería estar a su lado cuando explotase.

Pero al final, toda una noche de comerse la cabeza no sirvió absolutamente para nada. Justo después del desayuno Hawkins los llamó a su oficina.

—Soldados, descansen.

Ray y Oliva...

Atrapada Nina Capítulo 3

Nina no se rinde y un encuentro fortuito le facilitará la ayuda que necesita.

3

—¡Será hijoputa el tío! No me lo puedo creer. Vete tú a saber cuánto tiempo lleva pegándotela.

Nina no había podido contenerse y después del gimnasio le contó todo a Paula mientras tomaban un café.

—Y eso no es lo peor. El muy inútil esta casi arruinado.

—¿Cómo que peor? Eso es perfecto. A ti que más te da. Tú siempre has sido una niña de papá. Lo que tienes que hacer es dejar que se hunda y volver debajo del ala de tu padre a quejarte de lo malo que es tu exmarido.

—No e...

Las colinas de Komor VII

Durante un instante echó la vista hacia atrás, hacia la proa de la nave, donde una figura esbelta era perfilada por el brillante sol matutino. Un insulto y un latigazo le recordaron que estaba haciendo allí y volvió a empujar de nuevo.

VII

Ray se quedó helado, pero Oliva se volvió hacia él y le guiñó un ojo. No sabía qué hacer. Estaba a punto de darse la vuelta cuando Oliva apartó su boca del miembro de Scott:

—Ray, no te vayas. Ven con nosotros.

—Pero tú... yo... creí...

—Vamos, no seas idiota. —interrumpió ella sus vacilaciones— Ya te dije que estaba aquí por la abundancia de hombres. ¿No esperarías ser el único?

Scott rio y acarició el cabello de la mujer mientras ella le miraba allí, desnuda, mojada y son...

Atrapada Nina Capítulo 2

Tras unos segundos Fer la obligó a erguirse y le dio un largo beso. Sin deshacerlo, la joven se apresuró a desabotonarse la blusa y bajarse la escueta minifalda...

2

Apoyado en la mesa, su marido estaba de pie, con los pantalones bajados hasta los tobillos, mientras Cristina, su secretaria, le comía la polla. No podía creérselo y precisamente con Cristina, una chica de apenas veinte años, pelirroja y esmirriada. Las lágrimas corrieron por sus mejillas y estuvo a punto de salir corriendo, pero se contuvo y levantando el móvil, se obligó a grabar la escena.

Intentó no mirar, pero no podía evitarlo. La joven se metía la polla de su marido entera, hasta el...

Las colinas de Komor VI

Dairiné gritó al sentir aquel grueso tronco palpitante avasallar su sexo e intentó cerrar los ojos e imaginar que era Albert el que la follaba.

VI

El sargento Hawkins les despertó aquel día con una sorpresa. Aquella noche entrarían por fin en acción. Al parecer los satélites habían detectado movimientos sospechosos en Sayadan, una pequeña aldea a menos de una hora en coche de la base. La misión consistía en llegar allí, entrar a saco en aquel pueblucho y registrarlo en busca de terroristas y armas.

Ray quedó un poco decepcionado al saber que haría equipo con Oliva, apoyando desde una colina cercana la acción del resto del batallón c...

Atrapada Nina Capítulo 1

Nina tiene una vida y un matrimonio perfectos... o eso cree. Un suceso inesperadao hará que toda su vida salte por los aires.

PRIMERA PARTE

1

El sol del amanecer se coló por la rendija de la persiana despertándola. Nina se desperezó en silencio y observó las motas de polvo bailar arrastradas por tenues e invisibles corrientes de aire.

Sin mirar el reloj se giró, dándole la espalda a la luz. El cuerpo de su marido, parcialmente destapado, se adivinaba en la penumbra. Nunca se cansaba de admirarlo. Ya no tenía los músculos tan bien marcados como cuando se casaron, hacia ya casi diez años, pero seguía teniend...