Las colinas de Komor XIV
Nada de todo aquello le impresionó tanto como la enorme muralla que el sol del ocaso perfilaba al otro lado del río. La enorme pared se izaba hasta una altura casi inverosímil perdiéndose en las nubes.
XIV
La noche transcurrió sin incidentes. Despertó a Oliva para que tomase el relevo y se echó en el catre quedándose casi inmediatamente dormido. En cuanto se levantó preparó un café bien cargado y envió la petición de la camioneta junto con el informe diario vía satélite y volvió a los monitores.
En cuanto detectó movimientos en la tienda de la doctora Tenard se puso el equipo completo, M4 y lanzagranadas incluido y salió a hacerle un poco la puñeta.
—¿Qué coños haces aquí? Creí que hab...