En la Oscuridad

Abrazados combaten la bombas con besos, las llamas con caricias. Los gemidos y los suspiros ahogan las explosiones...

Levanta la cabeza, el oscurecimiento le permite ver una miríada de estrellas en el cielo, pero no está mirando hacia arriba por el espectacular panorama. No llegan todas las noches, pero eso no impide que este siempre tenso esperándoles.

Camina rápidamente por la calle, tiene un presentimiento. Un minuto después la sirena aúlla por toda la ciudad advirtiéndole de que debe buscar refugio.

Esto no es Londres, no hay una boca de metro en cada esquina. Mira a su alrededor y ve un edificio de estilo...

Una Mujer de Verdad

Anna podía sentir como su cuerpo se sentía un poco más excitado con cada mirada, hasta que finalmente, sin pensarlo se dio la vuelta, se desabrochó el sostén del bikini y le pidió que le echase un poco de bronceador en la espalda.

Una buena ducha siempre le ayudaba a olvidarse de sus preocupaciones. El correr del agua caliente por su cuerpo le relajaba los nudos de su espalda y hacía que su cerebro se olvidase de las preocupaciones cotidianas. Cuando salía, se secaba suavemente y se aplicaba una crema hidratante hasta que su piel quedaba suave y brillante.

En ese momento, antes de secarse el pelo, se plantaba frente al espejo con mirada crítica, observando cada centímetro de su cuerpo con satisfacción. A pesar de la edad, seguí...

Redencion XIV

Podía sentir el calor del cañón del revólver de Davenport contra su sien, el olor a pólvora quemada, la erección del coronel contactando con su cuerpo, pero no sentía miedo, confiaba totalmente en John.

Madame Suzanne

Curiosamente cuando John entró en el despacho, no sintió ningún miedo. Podía sentir el calor del cañón del revólver de Davenport contra su sien, el olor a pólvora quemada, la erección del coronel contactando con su cuerpo, pero no sentía miedo, confiaba totalmente en John.

Entonces Davenport separó el arma de su cabeza y todo ocurrió tan rápido que le pareció irreal.

Sintió la turbulencia provocada por las balas de John al pasar al lado de sus mejillas y luego el sonido...

Redencion XIII

Ni siquiera se molestó en mirar una sola vez al tejado. Pasara lo que pasara, contra un hombre en un tejado con un rifle, sus revólveres no tenían nada que hacer.

Madame Suzanne

Mientras se metía aquella polla enorme y asquerosa en el culo se dijo que no tenía nada que perder. En cuanto el coronel cerró los ojos cogió el orinal y lo estrelló contra su cabeza dos, tres veces, antes de levantarse, propinarle una patada en los huevos y salir corriendo.

Salió de la habitación como una exhalación, desnuda y perseguida por los insultos de Davenport en pos de las escaleras.

Cuando llegó allí, un hombre de Davenport estaba subiendo el último peldaño. Ap...

Redencion XII

— Esta letrina putrefacta es toda mía y en ella solo se cumple mi voluntad.—le susurró al oído tirando con fuerza de botones y corchetes hasta que el vestido de luto cayó a sus pies.

John Strange

Dormía, pero su sueño era superficial e inquieto. Los medicamentos de Jenkins le habían ayudado a salir de un infierno de pesadillas febriles. En aquellas veinticuatro horas había experimentado la muerte de su familia más veces de las que podía recordar. En algunas de ellas se veía rodeado por las llamas con su mujer y su hijo, para a continuación escapar de ellas y observar con un terrible sentimiento de culpa como ellos se consumían.

A lo que se había negado era a tomar el láudano...

Redencion XI

—¡Deteneos, impíos! ¡Estáis en terreno sagrado! En ese mismo instante se dio cuenta de su error. Al mirar a los ojos de Davenport no vio arrepentimiento, solo encontró un vacio aterrador.

Quinta parte: Quien mata a un cabrón, tiene cien años de perdón

Reverendo Blame

El doctor Jenkins tenía que haber trabajado como un esclavo para preparar todos aquellos cadáveres y tenerlos listos en poco más de veinticuatro horas. El sol era una gran bola anaranjada que se  ocultaba en el horizonte raso, difuminada por el aire caliente que se elevaba de la arrasada planicie.

Aquel altozano barrido por el viento, donde apenas se habían reunido unos cuantos vecinos amedrentados, era...

Redencion X

Con rapidez tomo cartas en el asunto y sirviendo otra copa a Rusty para apartar su atención de John, dejó la barra e índico a dos de las chicas que apagasen una de cada dos lámparas del saloon y encendiesen las del escenario.

Madame Suzanne

Tal como esperaban, Rusty había llegado para echar un vistazo y de nuevo el forastero había sorprendido a todo el mundo con una reacción fulgurante. Después de aquello dudaba mucho que alguien se atreviese a volver a tocarle.

El hombre de Davenport pareció escuchar atentamente lo que John le susurraba y a continuación  se dirigió hacia la barra con total tranquilidad para pedir una botella de Whisky y un vaso.

Hizo el ademán de servirle el primer trago, pero él le arreba...

Redencion IX

La única ventaja que tenía es que John nunca hacía alardes. Mantenía el saloon en calma solo con la oscura energía que emitía su presencia, pero ¿Qué pasaría si perdía el conocimiento o se ponía a temblar o a retorcerse de dolor en medio de todos los presentes? Era un jugada muy arriesgada.

Madame Suzanne

En cuanto el doctor se hubo ido llamó a las chicas una a una, evitando despertar a Gunnar o a las sirvientas y las reunió en la planta baja con el pistolero aun inconsciente sobre la mesa. No se anduvo con rodeos. No hacía falta contarles como estaba la situación. Todas estaban al corriente de los intentos del coronel por comprar el saloon a Suzanne y siempre habían agradecido que su jefa y amiga las protegiese, así que se mostraron unánimes a la hora de aprobar la ayuda que le esta...

Redencion VIII

—Adelante, doctor. Sálveme o máteme. Usted decide. —dijo John con voz ebria.

Cuarta parte: Hijo de perra enfermo, hijo de perra eterno.

Madame Suzanne

La conmoción en el pueblo le despertó cerca de las dos de la mañana. Poniendo un chal sobre sus hombros para combatir el frío nocturno, se acercó al lugar del incendio. La edificación ardía por los cuatro costados y los vecinos, dándola por perdida, se esforzaban por evitar que las llamas se extendiesen a los edificios colindantes.

Miró hacia su izquierda, hacia la figura de Davenport, recortada por  las llama...

Redencion VII

Con un súbito deseo de borrar aquella sonrisa metió dos dedos en su boca y la exploró profundamente metiéndolos y sacándolos mientras ella los lamía y los chupaba. Cuando los sacó estaban impregnados de una gruesa capa de saliva que extendió sobre sus pechos antes de encajar la polla entre ellos.

Gunnar Samuelson

¿Cómo coños Suzanne no se daba cuenta de que aquel hombre sería la causa de su perdición? Con el corazón roto vio como aquel hombre se alejaba insensible, dejando a su jefa en un mar de dudas. Apretó los dientes mientras veía como Suzanne tiraba su sombrero al suelo e incapaz mantenerse en silencio un segundo más, le sirvió otro trago e intentó abrirle los ojos.

—Señorita Holt, sé que no es asunto mío, pero ese hombre no es bueno. No la merece. Líbrese de él. No nos causará...