La Verdadera Historia del Inquisdor Ortuño

Este es un relato que publiqué en su dia en la cuenta del ejercico y me pareció una buena fecha para incoporarlo a mi cuenta, después de todo ¿Qué mejor forma de pasar la noche de haloween que viajando en la nave del misterio...?

"Es grave error predicar que la brujería pueda no existir, y quienes predican públicamente esta vil opinión dificultan de manera notable la santa obra de los inquisidores."

Carta oficial de aprobación del Malleus Malleficarum. Universidad de Colonia.

Prólogo

Ha sido un día de mierda. Su jefe le ha llamado en pleno domingo, histérico y Gerardo no ha tenido más remedio que acudir a su puesto de trabajo a pesar de ser festivo. Luego, ha tenido que aguantar toda la puta tarde a su jefe, sus am...

Las colinas de Komor XLI

Último cápitulo de este segundo libro. Espero que hayáis disfrutado tanto leyendo como yo escribiendo.

XLI

Intentó hacer el informe de la misión, pero saber que Monique estaba en esos momentos en el quirófano le impedía concentrarse. Era una operación sencilla, solo abrir, limpiar bien la herida para evitar una infección y volver a cerrar, pero por experiencia sabía que las cosas nunca eran tan sencillas como parecían.

*Tras una hora delante de una pantalla en blanco se convenció de que aquel trabajo no iba a avanzar y tras pedir permiso al sargento Hawkins se dirigió al hospital. El día era...

Las colinas de Komor XL

Neelam abrió la boca para decir algo, pero él se la selló con un beso. Esta vez fue más ansioso cargado del deseo acumulado por más de un mes de ausencia.

XL

—No tengo ganas de discutir.  —dijo ella al verle aparecer— Estoy cansada. Ahora que no hay nadie tengo que ocuparme yo de todo.

—No te preocupes, dentro de poco descansarás en paz. —replicó Ray en tono ominoso— Con este tiempo la evacuación por aire es imposible. Esta tormenta ha pillado a todo el mundo desprevenido. Ahora solo es cuestión de tiempo y me temo que esos cabrones se abrirán paso en el derrumbe antes de que un helicóptero pueda llegar hasta aquí.

*Monique le miró por...

Las colinas de Komor XXXIX

Con la mosca detrás de la oreja, siguió avanzando en dirección al palacio hasta que unos soldados cuyo uniforme no reconoció, le detuvieron a la puerta. —Saludos, soy Antaris, traigo mercancías. Vuestro barón me está esperando.

XXXIX

Los helicópteros llegaron puntualmente y médicos y enfermeras subieron a los transportes con evidentes caras de alivio. Estaba claro que Monique era la única tozuda que se empeñaba en poner su vida en peligro inútilmente.

El viento, a pesar de que aun no era un problema, estaba arreciando poco a poco. De no ser porque el siguiente helicóptero ya estaba en camino y tardaría menos de dos horas hubiese obligado a Oliva y a la doctora a subir en ese momento.

*De todas maneras no pod...

Las colinas de Komor XXXVIII

—¡Talila! ¡No! ¡No te atrevas, sucio chacal o... Harto de los gritos de aquel payaso, cogió las bragas de la mujer y las metió en el fondo de la garganta del marido silenciándole.

XXXVIII

—Recoge el chiringuito, nos tenemos que ir. En un par de horas llegaran dos helicópteros para evacuarnos. —dijo dándole un beso y esperando inútilmente que aquella obstinada doctora no rechistase.

—¿Os llevaréis a los heridos que no puedan escapar por su propio pie?

—No, lo siento. Las órdenes de mis superiores son terminantes.

—Entonces no me voy.

*—¿Cómo que no  te vas? —preguntó Ray intentando parecer sorprendido— Esos cabrones están a punto de llegar y cuando...

Las colinas de Komor XXXVII

—Anciano, he venido para negociar los términos de vuestra rendición. —dijo el general tratando de que aquella petición no pareciese ridícula— Podéis ver la magnitud de nuestro ejército...

XXXVII

En cuanto soltó el disparador se acercó a Oliva y la despertó de un empujón.

—En marcha, esos cabrones ya han llegado.

Sin intercambiar una palabra más se vistieron y cogieron las armas. Esta vez no iban de paseo. Cogieron los M4 un par de lanzagranadas y el rifle de francotirador con abundante munición y los echaron en la caja de la camioneta mientras salían en dirección a la cueva levantando una nube de polvo.

*Mientras Oliva conducía llamó al sargento Hawkins para ped...

Las colinas de Komor XXXVI

El gato se revolvió y se lanzó sobre sus agresores desorganizando su columna justo en el momento que varias decenas de jinetes se lanzaban sobre ellos.

XXXVI

Tras colgar el teléfono pasaron el día revisando las armas y empaquetando todo el material que no le pareció imprescindible para su evacuación. Cuando terminaron estaban cansados y el calor cada vez más intenso no servía de alivio.

*Sin preguntar fue a la nevera y sacó dos cervezas heladas. Abrió una y le ofreció otra a Oliva. Fuera no se estaba mucho mejor. A pesar de que el sol se había puesto, no corría ni un soplo de aire fresco. Echó un trago y observó como Oliva dirigía la vista...

Las colinas de Komor XXXV

—Creo que yo tengo una idea que quizás pueda funcionar. —dijo Amara dirigiendo la vista hacia el hielo que cubría la ladera unos trescientos metros por encima de sus cabezas.

XXXV

—Me temo que hoy el ejercicio va a tener que ser exclusivamente horizontal. —dijo Ray a Monique al recibir las noticias de Oliva— Tengo que irme un rato. Nos veremos en el dispensario.

—Bueno, aprovecharé y saldré a correr.

—De acuerdo, pero no te alejes mucho, me temo que hay malas noticias. Hablaremos cuando vuelva. —dijo el despidiéndose con un beso más corto de lo que desearía.

Salió de la tienda a la carrera y tras cargar la camioneta se puso al volante y pisó a fondo d...

Las colinas de Komor XXXIV

No entendía cómo había sido tan tonta. Creer que ella y Sardik podían... Se sentía la mujer más estúpida del mundo.

XXXIV

Cuando despertó, Oliva aun estaba de guardia. Inmediatamente notó el cambio en su actitud en vez del acostumbrado gruñido le sonrió y le dio los buenos días. Eso le tranquilizó bastante ya que las cosas seguramente se iban a poner feas en no demasiado tiempo.

*Se desperezó e hizo el desayuno para los dos; huevos revueltos con salchichas y un vaso de zumo para cada uno. Con el sol despuntando por encima de las montañas no pudo resistirse y montó la mesa fuera, a unos metros de la entrad...

Las colinas de Komor XXXIII

Cuando se sentó sobre la silla un relámpago de dolor le recordó la noche de sexo brutal con un poco de nostalgia. No sabía cómo sería la vida de una concubina, pero no se imaginaba follando salvajemente con Manlock todas las noches hasta el punto de que le resultase difícil sentarse.

XXXIII

A pesar de que le hubiese gustado pasar la noche con Monique y ella intentó por todos los medios que le acompañase, tenía que ocuparse de la primera guardia así que le dio a la doctora un largo beso y se dirigió a su campamento.

—Ya creí que pasarías la noche con ese chochito francés. —dijo Oliva a modo de saludo.

—No me toques los cojones, Oliva, sabes que fui a ver al anciano para ver si podía tener información útil.

—Y por eso te llevaste a la doctora.

*—Es la...