Confinamiento

Le encantaban los días soleados. Y aquel era espléndido. El sol brillaba con fuerza en medio de un cielo azul sin mácula, sin rastro de contaminación o estelas de aviones... Era como si hubiesen vuelto los viejos tiempos. Paseó por el parque desierto...

Le encantaban los días soleados. Y aquel  era espléndido. El sol brillaba con fuerza en medio de un cielo azul sin mácula, sin rastro de contaminación o estelas de aviones... Era como si hubiesen vuelto los viejos tiempos. Paseó por el parque desierto, aspirando el aroma de las primeras flores de primavera hasta que un tipo vestido de camuflaje con un arma en la cadera y cara de malas pulgas se le acercó hablando desde detrás de una mascarilla. ¡Mierda, aquella gente era como la gonorrea! Un minuto de place...

Rozando el Paraíso 34

El desconocido le metió la lengua en la boca con movimientos igual de violentos e insistentes con los que la estaba follando...

34

Bris llegó con su esclavo justo a tiempo. Para el evento había optado por un discreto traje de color acero cuya falda le llegaba justo por encima de las rodillas y una blusa blanca que permitía vislumbrar con claridad los pechos libres de la tiranía de un sostén, mientras que a su esclavo le había vestido con un traje de color negro con cuello mao y muy entallado para que resaltase su figura atlética. Cinco minutos después apenas había ya sillas donde sentarse, a pesar de que el "concierto" no...

Rozando el Paraíso 33

No pudo evitar pensar si su antiguo amante estaría mirándola, agazapado desde el otro lado del cristal. Un pinchazo de excitación recorrió su cuerpo al recordar cómo se exhibía ante él desde aquel mismo banco. Inconscientemente Bris cruzó las piernas y se ladeó un poco...

33

Habían pasado los días y Celeste había pasado a ser un recuerdo que se disipaba con el tiempo. La verdad era que no era culpa suya. La chica lo había hecho realmente bien y aunque sabía que le había dolido que la dejase, no lo había demostrado, es más le había mostrado su agradecimiento por su adiestramiento y por presentarle a varios socios que sabía que la tratarían bien. Al final Celeste se había mostrado más ambiciosa de lo que parecía y había elegido a una de las mujeres que eran miembros...

Rozando el Paraíso 32

—Hola, León. —le saludó— Espero que te hayas portado bien porque tengo un regalo para ti.

32

Aunque Bris tenía claro que María necesitaba un polvo en condiciones ella tardó un poco más en darse cuenta. Mientras tanto Bris se había dedicado a torturar de todas las maneras posibles a su esclavo. Su preferida era atarlo a una de las columnas del apartamento y masturbarse a sus espaldas. No le prohibía que no mirase, pero en aquella postura era casi imposible y se excitaba viendo como León peleaba con sus ligaduras y con la flexibilidad de su cuello para poder ver algo. Solo tras llegar al...

Rozando el Paraíso 31

Con un nuevo "Fuck You" Kathy le apartó, se arrodilló cogió su polla con las manos y echándose el sombrero hacia atrás, empezó a chuparla.

31

Los días pasaban y seguía sin saber cual debía ser el siguiente paso. Afortunadamente, León había tenido que marcharse de viaje y eso le había dado un poco de tiempo, aunque no sabía si sería suficiente. Ya se había adaptado a ser ella la que llevaba las riendas, pero a veces dudaba de si tenía suficiente imaginación para ser una ama adecuada. Hasta ese momento se había divertido viendo temblar de deseo a su esclavo, exhibiéndose ante él y enseñándole a controlar sus impulsos, pero ya estaba li...

Rozando el Paraíso 30

Orlando deseaba a su esclava con desesperación. Colocando su polla entre los cachetes de la joven comenzó a frotar su erección contra la piel irritada de sus glúteos. Celeste respondió meneando el culo todo lo que las ataduras y las mordazas le permitían.

30

Había pasado casi una semana y Bris seguía provocando a su esclavo. León había aprendido a obedecer todas sus órdenes, pero aun no le había dejado tocarla. El esclavo parecía aceptarlo, pero por la forma en la que le miraba, sabía que cada día estaba más excitado. Algún día que se le había hecho tarde con sus juegos y había decidido quedarse a dormir, él durmió en el suelo, a los pies de su propia cama, con el collar que le había comprado como única vestimenta.

Ahora volvía de una larga j...

Rozando el Paraíso 29

La joven puso las manos a la espalda, al principio esperando una orden. Pasaron los segundos y luego un par de minutos sin que Orlando dijese nada y ella bajó la cabeza y se removió confundida.

29

Lo normal era que el esclavo fuese el que acudiese a la casa de su ama. En eso si que no había pensado Bris cuando se decidió por León. No creía que una casa pequeña de techos bajos y atestada de libros fuese la más adecuada para tener un esclavo. En una ocasión tuvo un gato y hasta este se hartó del polvo y las estrecheces y se largó en cuanto Bris se dejó una ventana abierta. Afortunadamente su esclavo se anticipó y antes de despedirse aquella misma noche le sugirió que podían tener sus citas...

Rozando el Paraíso 28

Quizás lo único que quería era que los socios siguiesen peleándose por ella. Tenía que reconocer que aquella situación la excitaba y las vibraciones de la cola en su ano convertían aquel orgullo en placer físico...

28

Se sentía a la vez excitada y aterrorizada. Todo el Club se había reunido en torno a la escalinata y la observaba con avidez. Amos y esclavos, miembros del consejo y candidatos, caballeros y monturas. Todos estaba allí. Daba igual que estuviesen interesados o no en pujar. Todos la escaneaban con sus ojos de arriba abajo, mientras Bris tensaba sus muslos y sus pantorrillas a la vez que hacía vibrar su cola totalmente desplegada.

La noche era perfecta, templada y sin nubes y la luna llena b...

Rozando el Paraíso 27

Respiraba agitadamente haciendo que sus costillas se marcasen en la piel y un grueso hilo de saliva espumosa cubría el bocado y escurría por la comisura de sus labios...

27

El Viernes tenía todo más o menos arreglado. Lo que más le costó fue encontrar un carruaje adecuado. No para él, sino para Celeste. Debido a su complexión y a que quería que solo ella tirase del carruaje tuvo que optar por uno ligero.  Al principio pensó en un sulky, por su ligereza, pero era un poco incómodo y dado que el trayecto por los jardines del club sería corto y no demasiado largo pensó que podría tirar sin problemas de un ligero simón que ya era un carruaje un poco más señorial. De he...

Rozando el Paraíso 26

Jack tiró de las riendas intentando acercarse un poco más a aquel sexo hinchado y apetitoso, pero Orlando mantuvo las riendas firmes evitándolo. Jack se encabritó y tuvo tirar aún más fuerte a la vez que le daba un sonoro golpe al esclavo para que recuperase la compostura...

26

Había mucho que hacer. La subasta era normalmente un acontecimiento, pero aquella era realmente especial, así que el consejo estaba reunido al día siguiente para prepararla. Todos estaban entusiasmados, excepto él. Orlando solo estaba deseando que pasase de una vez y poder seguir con su vida, pero el hecho de que ahora formase parte del consejo le obligaba a tomar parte en la preparación del evento. Tras las presentación del orden del día y la solución de unos detalles menores relacionados con...