Un Día Horrible

...sentía como su vagina se humedecía, sus piernas se tensaban, su respiración se aceleraba y sus pechos pesados y hambrientos de caricias se balanceaban cada vez que se metía la polla hasta el fondo de su garganta...

Había que joderse. ¿Y para eso se había puesto sus mejores galas? Se había pasado dos horas haciéndose aquellos complicados tirabuzones en su pelo, maquillándose con esmero y poniéndose el conjunto de lencería color turquesa que tanto le gustaba, con medias, liguero y aquellos zapatos de tacón tan altos e incómodos pero que estilizaban sus piernas. Tanto el largo vestido de crepé color azul índigo que se pegaba a su piel realzando su figura, como la gargantilla de plata y jade eran nuevos y le habían costad...

Rozando el Paraíso 16

Aquella mujer era increíble. Su coño se había convertido en un especie de boca cálida y vibrante se que se comía su polla y la estrujaba sin piedad llevándole a experimentar un placer increíble.

16

Ahora que era una miembro de pleno derecho del club más exclusivo de la ciudad no podía decírselo a nadie. Ni siquiera a Mari. Era un coñazo. Se sentía tan feliz que deseaba contárselo a todo el mundo, pero era consciente que no todo el mundo... no, que casi nadie lo entendería.

Así que cuando Mari le preguntó por aquella sonrisa de idiota tuvo que inventarse una historia de un fin de semana de sexo lujurioso e ininterrumpido en un hotelito de la montaña.  Mari que creía que su vida era u...

Rozando el Paraíso 15

Los pechos de su pupila se aplastaron contra el cristal tomando formas caprichosas y cambiantes con cada empujón. Los presentes hipnotizados no podían apartar la mirada de ella...

15

Con todos los ojos presentes fijos en ella no se amilanó. Orlando estaba orgulloso. Su joven pupila estaba disfrutando siendo el centro de atención. Estaba impresionante con la cola desplegada y vibrante.

Sin bajar la cabeza y libre de la correa que la retenía junto a él, Bris comenzó a pasear con lentitud alrededor del estrado haciéndose un hueco entre la gente que respetuosamente le daba espacio. De vez en cuando  se acercaba y dejaba que uno de ellos alargase una mano y le acariciase l...

Rozando el Paraíso 14

S se miró al espejo de cuerpo entero que había al fondo de la estancia y se recolocó el sujetador y el tanga hasta que quedó satisfecha con su aspecto. Al darse la vuelta Orlando se le acercó con la misteriosa caja de cartón y la abrió para que pudiese ver su contenido...

14

Finalmente el día había llegado. Bris había estado toda la semana dándole vueltas e imaginando como sería su debut en el Club y qué era lo que su amo le tenía preparado. Intentó conseguir algo más de información sobre el acontecimiento, pero apenas consiguió sacarle nada más. Solo que iban a ir aquel día porque era el que se presentaban nuevos candidatos a formar parte de aquel selecto Club y que debía practicar con el dilatador más que nunca. Y así lo hizo,  de hecho lo estaba haciendo cuando...

Rozando el Paraíso 13

Ella que había estado esperando sin mover un músculo hasta ese momento se incorporó y se acercó gateando, contoneando su cuerpo como una felina buscando caricias y se frotó contra las piernas de su amo...

13

La mudanza resultó inesperadamente rápida. Apenas había nada de su antigua vida que quisiese llevarse consigo. El mobiliario, la ropa vieja y la mayoría de los libros los dejaría en su piso, que había comprado hacia tiempo y había decidido conservar. Solo se llevaría con ella algunas primeras ediciones que había ido consiguiendo con el tiempo en subastas y anticuarios. Al final todo cupo en dos maletas y cuatro cajas de cartón.

Orlando le ayudó con el traslado; le hizo hueco en el vestido...

Sucia Navidad

Un cuento navideño para celebrar estas fechas. Debido a la premura de tiempo apenas le he dado un par de repasos así que espero que perdonéis las meteduras de pata.

Sucia Navidad

No sabía por qué había ido allí precisamente en Nochebuena... ¿O lo sabía demasiado bien?. Quizás fuese la profusión de neones que alumbraban cada esquina del edificio lo que le hacia recordar a un gigantesco árbol navideño. Aquel local de striptease era algo más que un bar, era una especie de gigantesco  monumento a los pechos y los culos, con tres pisos y otros tantos ambientes diferentes dónde cualquiera podía sacar a relucir sus más bajos instintos.

Se lo pensó de nuevo, pe...

Rozando el Paraíso 12

Justo antes de entrar en la puerta del servicio, Bris se giró y le sonrió mostrado aquellos dientes perfectos y de un blando deslumbrante. No se lo pensó. Sentía una necesidad que solo su pupila podía satisfacer.

12

Todo lo que rodeaba a su madre parecía estar congelado en el tiempo. Cada vez que llegaba a casa tenía la misma sensación de no haber estado fuera más que un par de horas. El mismo suelo pulido y brillante, las mismas cortinas, los mismos tapetes colgando de los respaldos de las sillas y el mismo y reconfortante olor a comida recién hecha.

—¡Bris! ¿Eres tú? —preguntó su madre desde la cocina al oír abrirse la puerta.

Su madre también parecía anclada en el tiempo, menuda y delgada, (...

Rozando el Paraíso 11

Se dejó llevar al salón donde Orlando continuó con su adiestramiento. Tras desfilar desnuda ante él siguiendo obediente los sutiles movimientos de la correa de su cuello le dio un corsé para que se lo pusiera...

11

Le costó un tiempo adaptarse al nuevo regalo. Comparado con el pequeño vibrador, aquel dilatador era grande y pesado y le impedía moverse con libertad. Al principio caminaba un poco rígida y con las piernas ligeramente separadas y tardó un tiempo en darse cuenta de que si balanceaba un poco más las caderas y caminaba más despacio, el dilatador se movía y su curva se adaptaba mejor a sus movimientos. Tal y como le había ordenado su amo, lo activaba de vez en cuando y aunque no era tan efectivo c...

Rozando el Paraíso 10

Sentía placer, sentía escozor, sentía calor y humedad, emparedada entre aquellos dos cuerpo sudorosos...

10

Los primeros días fueron un tormento. Más que levantarse se arrastraba fuera de la cama entre dolores y pinchazos, con las articulaciones rígidas y doloridas. Tenía agujetas hasta en las pestañas y solo una larga ducha caliente lograba devolverle un atisbo de humanidad. Desayunaba rápidamente y salía a toda mecha para el trabajo.

Al principio había sido por la urgencia de llegar a tiempo, pero poco a poco se había acostumbrado a pasar taconeando a toda velocidad por el hall de la bibliote...

Rozando el Paraíso 9

Bris obedeció y se apartó la melena para facilitarle la tarea. Orlando ciñó la joya se en torno a su cuello y esta quedó ajustada, pero sin llegar a agobiarla ni impedir ninguno de sus movimientos. Estaba ansiosa por levantarse y mirarse a un espejo. No estaba acostumbrada a ponerse joyas y se moría de curiosidad, pero Orlando se limitó a acariciarle el cuello mientras sacaba una correa del bolsillo del albornoz y la enganchaba a la anilla de la gargantilla.

9

La noche anterior había sido especial. Por fin sabía en qué consistía ser una sumisa y lo más importante; sabía que había nacido para ello. La sensación que experimentó cuando vio por fin la cara de Orlando realmente relajada era incomparable. Lo había dado todo sin recibir nada a cambio. A pesar de que su placer no había sido sexual estaba igualmente satisfecha. Y además sabía que Orlando, como el buen amo que era, la compensaría. Muchas mujeres sentirían que aquello era una forma más de machis...