El ogro
Estoy tan cachonda que apenas puedo respirar. Entra y sale de mi interior dilatándome primero con un dedo, luego un segundo y por ultimo un tercero, cuando creo no poder más, baja de nuevo la cabeza y succiona mi clítoris mientras penetra con dureza mi ano llenándolo con tres dedos
Otra vez se me han pegado las sabanas y me toca correr para llegar a tiempo al trabajo, de nuevo llego casi sin aliento a mi mesa y de nuevo la mirada burlona de la secretaria de mi futuro suegro. Esa vieja cascarrabias la lleva de mí desde que en mis prácticas conocí al hijo de su jefe y el mío y nos liamos.
Nunca he buscado ni querido ningún trato especial y trabajo como todos, solo que al salir salgo con el hijo del jefe.
-Hola nena, ¿Qué tal has dormido? –Me doy la vuelta para ver a Lucas de...