Por putita me follan a su antojo II
El señor Serrano jadeaba extasiado cuando el desconocido sacó su polla de mi culo y me sentó sobre mi jefe. Este separó mis muslos y los labios de mi vulva para que su amigo me la metiera a su antojo, este agarrándosela la apoyó y me la metió.
Estaba allí de pie en la que días antes era tan solo una habitación del hotel donde trabajaba y a la cual entraba solo para limpiarla y arreglarla; en cambio ahora me encontraba en medio de la misma, aun dolorida después de una intensa sesión de sexo que había empezado en el vestuario donde tantas veces me había cambiado, con un desconocido al que había conocido a fondo una noche en el almacén de una discoteca.
Quería estar en esa habitación, en ese preciso momento de la misma manera que quería so...