Esos días de aeropuerto. (05)
Después del sopapo a mi ego y, ¿por qué?, a mis sentimientos que me propino la gallega, se me presentó la posibilidad de sacar un clavo con
Ingresé en la guardia con un “humor de perros” que seguramente se notó porque se hizo un silencio sepulcral. Me encerré en mi despacho a rellenar y firmar unos expedientes y llamé a mi segundo tratando de calmarme, nadie tenía porque “pagar” mis broncas personales. No bien entró le dije:
***-- Hoy tengo un día de “mierda”, haceme el favor, hacete cargo de todo, no me voy a ir del Aeropuerto pero cuantos menos problemas tenga, mejor. Voy a tomar un café a la confitería y luego voy a ir cam...