Esos días de aeropuerto. (05)

Después del “sopapo” a mi ego y, ¿por qué?, a mis sentimientos que me propino la “gallega”, se me presentó la posibilidad de “sacar un clavo con…”

Ingresé en la guardia con un “humor de perros” que seguramente se notó porque se hizo un silencio sepulcral.  Me encerré en mi despacho a rellenar y firmar unos expedientes y llamé a mi segundo tratando de calmarme, nadie tenía porque “pagar” mis broncas personales.  No bien entró le dije:

***--  Hoy tengo un día de “mierda”, haceme el favor, hacete cargo de todo, no me voy a ir del Aeropuerto pero cuantos menos problemas tenga, mejor.  Voy a tomar un café a la confitería y luego voy a ir cam...

El demonio de nombre extraño. (25)

Patricia y Kaila estaban más que felices y como tengo que hablar con el Canciller, nos vamos todos a cenar al Hyatt, allí me encuentro con una prima a la que no veía hacía años, tenía un “particular” trabajo.

OTRA VEZ EL HYATT - MI PRIMA.

Se notó que estaba cansado porque no me desperté sino hasta las cuatro de la tarde, con un hambre que me comía las paredes y completamente desfasado con la hora.  Lo llamé a Carlos quien me comentó que ellos habían comido, que habían regresado las mujeres y tenían la camioneta cargada, lo cual no era más que ropa, calzados y chucherías, me dijo además que no me habían querido molestar pero, entre todo este palabrerío existía una duda enorme que le daba vueltas...

El demonio de nombre extraño (24)

Cambios en la empresa colombiana. Regreso apurado a casa. Kaila tiene nuevo trabajo y le pongo “los puntos” a mi amigo el Canciller.

VUELTA A CASA - AYUDAS - CANCILLER.

Cuando salimos al hall del hotel estaba Gisela que nos preguntó si tenían tiempo para salir a una excursión más, le habían dicho en el hotel que no se podían perder de visitar a algunas de las Iglesias más antiguas de la ciudad, tampoco dejar de ver y estar en la Plaza Bolívar que era una belleza pero, fundamentalmente no podía dejar de incursionar en el Museo del Oro que tenía piezas de oro macizo de la época precolombina.  Mujeres al fin,...

Mi bóxer Hugo y yo. (3)

Gema me intrigaba, su comportamiento tan liberal al principio me entusiasmó pero luego se mostró esquiva y no era por el riesgo del virus, me propuse tomar las riendas y conseguí imponer mis reglas aunque luego no demostró disgusto alguno.

La seguí con la mirada hasta que se perdió entre los árboles del jardín, Hugo me miró con esos ojos tan expresivos propios del Bulldog y me confirmó que él no tenía nada que ver con la damisela Terry, lo creí completamente y mis pensamientos me llevaron a Gema, tenía unas cuantas dudas sobre ella.

En principio su marido Miguel era una persona muy respetable, que en aquel momento se estaba jugando la vida literalmente y sacrificándose por todos nosotros al igual que Luisa, por mucho que quisiera imagin...

Esos días de aeropuerto (4).

Confidencias entre amigos y pedidos para una “fiestecita”… Noche de amor y ternura con quien me venía “moviendo el piso” y realidades que duelen

El rato largo pasado con Graciela había sido agradable, excitante y morboso porque abría una serie de posibilidades que ella, de seguro aceptaría, el tema era ver como lo llevaba yo, ya que siempre había sido muy “yo” para esas cosas.  La atención del vuelo presidencial fue óptima y aunque me había saludado y felicitado delante de todos, los periodistas que cubrían el trajinar diario del Aeropuerto, ni se me acercaron, sabían que no haría declaraciones y algo deben haber avisado a sus compañeros de otr...

Esos días de Aeropuerto. (3)

Un día “familiar” y la soledad que pesa… En el trabajo la “cosa” cambia sustancialmente y descubro algunas “particularidades” de Graciela

Era pasada la medianoche y estando en viaje hacia mi casa, sonó mi teléfono, ni ganas de atenderlo pero vi que el que llamaba era Lalo, un compañero de trabajo, también soltero, un poco mayor que yo y el único amigo, al que podía considerar como tal, los demás, tan sólo compañeros o conocidos.  Siempre fui de la idea que la amistad es un sentimiento “especial” y muy profundo porque requiere una entrega y una reciprocidad sin dobleces, incluso mayor al sentimiento que se da en una pareja enamorada, aunq...

El demonio de nombre extraño. (23)

Las chinas de la Familia de Bogotá me agradecen la ayuda. Tengo un “ataque” por el terruño y Kande, estando definitivamente a mi lado, conocerá parte de mi mayor secreto

CHINAS - DECISIONES ÍNTIMAS.

El grupo estaba en el Hotel Movich Buró muy cerca del Aeropuerto El Dorado y se habían desplazado todos hasta allí por medio de taxis porque no eran más de quince o dieciséis cuadras, la idea era no salir del aeropuerto y se nos había complicado todo pero, ya estábamos en el baile y había que seguir bailando.  En una de las habitaciones había lugar para Tai y yo tomé una de una sola cama.

Cenamos en el mismo hotel y se juntaron todos para pre...

Mi bóxer Hugo y yo. (2)

Hasta que me acostumbré al encierro lo pasé mal y por mi culpa Hugo también pero los dos hicimos buen equipo y fuimos haciendo la cosa más llevadera.

Cuando llegué a mi casa casi no la reconocía, apenas iba porque hacía la vida en el estudio de trabajo, allí tenía todo lo que necesitaba y por casa aparecía lo justo, dejé lo poco que llevaba y solté a Hugo.

El pobre perro se escondió debajo de la cama y yo completamente desanimado me eché sobre el colchón y me dormí.

Cuando desperté oí al perro gemir, no era un sonido acostumbrado y tardé en reconocer a Hugo, cuando fui a ver qué le ocurría vi que el mal ya estaba hecho, en medio de la cocina...

Esos días de Aeropuerto. (2).

El día es ameno y la gente de toda índole que ronda por un Aeropuerto lo hace más llevadero, aún cuando hay que tomarse un tiempo para escuchar a una “amiga”

Me desperté por las mías, acostumbrado a dormir, muchas veces, de pié, esas casi tres horas de sueño habían obrado maravillas.  Me pegué una ducha, cambié mi camisa, peinado y perfumado con el “Carolina Herrera”, “For Men”(ventajas de tener un Free-Shop siempre a mano y aunque no se debía, se podía), me dispuse a reanudar mis tareas.  No bien salí de la oficina, desde la escalera, vi a la rubia saliendo de las oficinas del piso superior, por la que se llegaba a la Torre de Operaciones, me saludó co...

El demonio de nombre extraño. (22)

Los días y las noches en isla Barú fueron espectaculares, luego me encontré con sorpresas al llegar a Bogotá, reacondicioné a la Familia exiliada en esa zona y recurrí a “amigos peligrosos”.

NOCHES DE BARÚ - BOGOTÁ.

A las ocho de la mañana nos despedimos del Hilton y nos fuimos todos al muelle donde nos esperaba Mao junto a su padre y, como no podía ser de otra manera, Maylín quien luego de saludarnos efusivamente a todos me pidió con un poco de temor si podía ir con nosotros, le contesté abrazándola y riendo, “me parece mi querida Maylín que no vienes por mí, yo no tengo inconvenientes pero, hablalo con quien corresponda” , se fue más que contenta a habla...