Mi tía virginia -2-

-¡¿Ya no eres virgen?! -No. ¿Y tú, Juana? -Yo, sí. -¿Quieres dejar de serlo? -¡¡No!! Quiero llegar virgen al altar.

Juana había notado que la última semana su madre se arreglaba más. Creía que se ponía guapa para alguien. Como tenía mucha confianza conmigo, estando en el monte, debajo de un pino manso, sentados sobre la hierba, y estando ella apastando las ovejas y yo la burra, me dijo:

-Creo que mi madre está engañando a mi padre.

Tenía que disimular.

-¿Por qué lo dices, Juana?

-Por que se arregla mucho. ¿No lo notaste?

-Sí, pero es una mujer, normal que se arregle.

-Mi hermano no pie...

Mi tía virginia

Mi tía Virginia movía la pelvis de abajo arriba y gemía. Al final, temblando, dijo: -¡¡¡Jesús, Jesús, Jesús, que corrida voy a echar!!!

Fue en el año 1972, en el mes de Agosto. Hacía una calor que se derretían las rocas. Sentí a Manolo Escobar cantar en la radio de mi tía Virginia. Me llevaba bien con ella y con su hija Juana. No era la primera vez que entraba sin llamar en aquella casa de planta baja... Al subir el peldaño de la escalera de la puerta ya se entraba en la cocina, que era cocina y sala de estar, de aquella casa vieja de alquiler, hecha con piedras y barro. La radio estaba en la pared, en un estatante. Manolo Escobar debía est...

Salomé -2-

Pablo separó las cachas de Salomé y le pasó la lengua por el ojete. Salomé empezó a gemir. Sus gemidos aún lo animaron más. Metió y sacó varias veces la punta de la lengua de su ojete.

Este es mi relato numero 100. Gracias por leerme y por los comentarios buenos y malos, muchas gracias a todas y a todos.

Pablo, acariciando el cabello de Salomé, que tenía la cabeza sobre su pecho, le dijo:

-Te quiero.

-Lo sé.

-¿Qué vamos a hacer cando vuelva mi padre?

-Seguir follando como locos.

-Dime que me quieres.

-Yo no digo te quiero. Lo demuestro.

-Lo dijiste cuando te corriste.

-¿De verdad que te lo dije?

-Sí. ¿Mentías?

-No. ¿Qué est...

Salomé

Salomé sintió los latidos de la polla de Pablo al correrse en su culo. La leche calentita... Estaba colorada como una grana. Mordía el labio inferior... Si Pablo hubiese tardado un poco más hubiese tenido un orgasmo anal, anal y brutal.

Salomé, 24 años, rubia, de ojos azules, 1.76 de estatura, y con unas medidas de escándalo, 90, 60, 86, vestida sólo con una camisa a cuadros de su marido y descalza, estaba lavando la loza en la cocina. Sintió como la cogían por la cintura. Chilló:

-¡Aaaaaaah!

Pablo su hijastro, 22 años, 1.78 de estatura, moreno, guapo y fornido, cogiéndola ahora por las tetas, le dijo:

-No chilles, puta.

Salomé se revolvía. Sus manos intentaba retirar las de Pablo.

-¡Se lo voy a decir a tu pad...

Abril

Abril iba espabilado. A ver, a ver. ¿La margarita es el coño? -Sí. ¿Te la comió el Evangelio? -No, me la comió la Ambrosia.

Abril era una muchacha de aldea que fuera a servir a la ciudad. Tenía poco más de veinte años, de ojos negros. cabello marrón y largo, estatura mediana, tetas grandes, con unos quilos de más y bruta, muy bruta... En la casa en la que había ido a servir ya estaba trabajando otra sirvienta, Rosa, 35 años, divorciada, delgada, morena, de ojos azules, alta, con buenas tetas y refinada. Hablaban sentadas en la cama de la habitación de Abril. Le decía Rosa:

-¿Tenías novio en la aldea?

-No me corría pr...

Josefa

-¡Ay, papá!¡Cómo va a ser!Masturbándome. José, que no era de palabrotas, soltó una. ¡Coño! A veces es mejor no hacer preguntas.

La nieve lucía su blanco manto sobre los campos y los tejados de las casas de  la aldea. Ya ni los perros se atrevían a ladrar con el frío que hacía. Josefa y su padre estaban mirando la televisión en la sala de su casa, una sala a la que llegaba el calor de una cocina de hierro funcionando a todo tiro. A Josefa, una veinteañera, morena, de larga melena rubia recogida en dos trenzas, 1.45 de estatura, 40 quilos de peso, con buenas tetas y culo respingón, le gustaba mirar Gran Herrmano. Aquella noche su conc...

El duque, la duquesa, el mayordomo y eva

Una historia de incesto y intriga.

Los leños ardían en la chimenea de la sala del castillo, una sala con las paredes de piedra en la que colgaban cuadros de personajes mal encarados que tenían barba unos, perilla otros, y incipientes bigotes ellas. Con nariz aguileña ellos y ellas, y con unos ojos negros de mirada penetrante que al fijarse en ella helaba la sangre en las venas. Tenían dos espadas cruzadas aquí, dos hachas cruzadas allá, una cabeza de jabalí más allá... Muebles sobre los que había un reloj de arena aquí, dos candelabros de pl...

Mejillones para cuatro -3-

Fuimos al aseo. Cerró la puerta. Se quitó las bragas rojas, que tenían una gran mancha de humedad, y me dijo: -Cómeme el coño José, cómeme el coño que si no me corro antes de estar con Jenny no le aguanto ni un minuto.

Llegó el día, más bien la noche. Jenny y Johnny vinieron a cenar. La vestimenta era informal, vaqueros y camisas nosotros y faldas y blusas ellas. La cena la había comprado yo en la plaza. MEJILLONES PARA CUATRO. El vino para acompañar la cena era Albariño, de cosecha propia, lo mismo que los limones. Mi esposa hizo los mejillones con cachelos, o lo que es lo mismo, mejillones al vapor con patatas cortadas a la mitad y cocidas con monda. Si no habéis comido nunca mejillones os diré que un mejillón es como u...

Mejillones para cuatro -2-

José convence a su esposa para hacer el intercambio, un intercambio algo atípico.

Tres días después de darle Jenny el masaje a mi esposa, estábamos en cama por la noche mirando la televisión, y le entré.

-Estuve hablando con Jenny y con Jonny.

-¿Y?

-Son marido y mujer.

-No lo parecen.

-Pues lo son y me propusieron una cosa.

-¿Qué cosa?

Un intercambio.

-¿De qué?

-De parejas.

Mi esposa se escandalizó.

-¡No le dirías que sí!

-Claro que no. Te lo tenía que consultar a tí.

-Ya ni consultarlo debías.

-Quería sa...

Mejillones para cuatro

Al llegar a cierta edad, en el terreno sexual, es renovarse o morir.

Al llegar a cierta edad, en el terreno sexual, es renovarse o morir. Este es el caso de un amigo mío, pero os lo voy a contar en primera persona.

El verano pasado había llevado a mi esposa a la terraza de un bar. Ella tiene 60 años, es de estatura mediana, delgada, ojos castaños, pelo corto y negro, tiene un gran culo, unas grandes tetas, caderas anchas y cutis bien cuidada, aparenta cuarenta y pocos. Vestía unos vaqueros, una blusa verde y playeras. Vestía totalmente informal. Yo tengo 62 años y los...