Mejillones par seis

El, Donatien, era moreno, delgadito, larquirucho y guapísimo. Tenía más pinta de marica que de heterosexual. Ella, Babette, su esposa, parecía una Barby, era rubia y tenía el cuerpo como uno de esos maniquíes que hay en los escaparates.

Continuación de Mejillones para cuatro.

Johnny y Jenny se habían hecho amigos nuestros. Más de una vez me habia follado a Jenny sin que Johnny lo supiera, y más de una vez mi esposa había follado con Johnny sin que lo supiera yo. (aunque todo se llega a saber) Es lo que pasa después de un intercambio de parejas, y más si una pareja es de personas jóvenes y la otra de personas maduras. A pesar, o gracias a eso, fue el verano más feliz de nuestras vidas.

Una tarde fuimos mi esposa y yo a nuestra t...

El folla abuelas

Un informático, por cosas del destino. se vuelve chapero.

Sancho, tenía 22 años. Media 1.82, pesaba 80 kilos, era morero, de pelo negro y corto, mandíbula fuerte y pómulos marcados. Nariz aguileña, ojos negros y grandes, musculoso, vestía siempre con traje y era un seductor. Estudiara informática, pero su gran negocio comenzó el día que una abuela de unos 60 años llevara un PC a arreglar al taller donde trabajaba. La abuela, en la trastienda,  le había tocado el culo, y sonriendo, le había preguntado:

-¿Cuánto?

-¿Cúanto, qué?

-¿Qué cuanto me cobr...

¿alguna vez has follado así ?

Mañaaaaaaaaaaaaaaaaaana.

¿Alguna vez has follado así?

Tú te echas boca arriba con la polla a media asta. Ella mete el glande, y gira su culo haciéndo círculos, lentamente, muy, muy, muy, muy, pero que muy lentamente durante unos minutos, mirándote a los ojos y sin decir nada. La polla va engordando y poniéndose tiesa. A los cinco minutos quieres tocarle las tetas y no te deja. Sigue girando su culo, haciéndo círculos, lentamente, muy, muy, muy, muy, pero que muy lentamente. La polla ya la tienes tiesa como un garrote y tu gla...

Marta y rosalía

Marta tuvo un orgasmo tan largo y tan intenso que no iba a tener otro igual... hasta unos minutos más tarde.

Rosalía tenía treinta y ocho años, era morena, 1.70 de estatura y 60 kilos de peso. Pelo negro, tetas medianas y culo redondito. Era lesbiana y tenía una academía de baile en la que daba clases. Marta tenía treinta y dos años, 1.75 de estatura y 55 kilos de peso. Millonaria, rubia, de ojos azules, tetas grandes. Llevaba doce años casada con Fermín, un hombre moreno, asiduo del gimnasio, y por ende, cachas. Marta, en la academia, hablaba con Rosalía.

-¿Cuantas clases tendré que dar para bailar bien el...

Una novia para tres hermanos... y una hermana

Una historia de un inicio y de grandes finales.

Eran las doce de la noche. El puti club estaba animado. Bea, la chica morena que atendía el bar, charlaba animadamente con dos guardias civiles.  En una esquina, un borracho, hundía su cabeza entre las grandes tetas de una veinteañera rubia, de ojos azules, con altas botas negras, diminuta minifalda roja y gran escote en su blusa blanca. Otras dos minifalderas llevaban de la mano a dos cuarentones a los reservados. En la máquina de discos sonaba. "Te estoy amando locamente", de las Grecas. El ambiente estab...

Las trillizas se desmadran

-¡Qué más da! Mira que bello panorama. Seis pollas deliciosas. ¡Quien fuera una de las trillizas! Ricardo quiso decirle que el bello panorama eran las trillizas, desnudas, pero se calló.

-¿Me la comes, Ricardo?

-¡No jodas! ¿Te calentaron tus hijas?

-Quien me calentó fue él. Esa verga...

-¡Y tienes el santo coño de decírmelo a la cara!

-¿A ti no te calientan mis hijas?

No respondió a lo obvio.

-¿Tanto te gusta el musculitos?

-¿La verdad?

-Aunque duela.

-Se la mamaría hasta que me llenase la boca de leche espesa y calentita.

-Eso es nuy fuerte.

-A ver, a ver ¿A ti no te encantaría tragar el jugo de mis hijas si se corriesen en...

Las trillizas

-A ver si somos capaces de levantar la polla de algún muerto. Se desnudaron. Se arrimaron a la pared de un mausoleo de aquel cementerio y comenzaron a masturbarse.

Marta, María y Mercedes eran tres hermanas trillizas. Eran tres preciosidades. Tres caramelitos con envoltorios de oro y seda. Tres sirenas rubias, con la melena hasta la cintura, de un metro setenta y cinco de estatura, delgadas, de ojos verdes, con tetas tirando a grandes, culos redonditos y estrechas caderas. Tres princesas que vivían en un palacio gallego en el que se bañaban en los más caros perfumes... Mas el tenerlo todo física y materialmente, las  convirtió en tres viciosas que confundieron la libe...

Alguien voló sobre el nido de arsenio

Rita fue junto a su hermano y le dijo: -Por cinco pesetas te estrenas conmigo. Bueno, nos estrenamos. -¿Cuándo? -Esta noche.

Verano de 1956. Galicia.

Antonio, Toñito para amigos y familiares, era un mozo de aldea que trabajaba en el campo. Medía 1,56, era moreno, de ojos negros, ancho de espaldas y guapote. Cumpliera los 20 años. Arsenio, su padre, que si le pusieran una c entre la i y la o, le acertarían con el nombre, ya que era un veneno,  desayunando en la cocina y delante de Celia, su esposa, de su hija Rita y de Carmen, su suegra, le dijo:

-Mañana te llevo a putas. Como me llevó mi padre a mí y a él tu abuelo. E...

Andrés las náyades y la arpía

Uno se la metió en el coño y otro en el culo. La follaban a lo que eran, a lo bestia. Las ninfas parecía que tenían los dos orificios de goma. A la rubia, que estaba a cuatro patas, dos sátiros le metían sus pollas juntas en el coño.

Andrés tenía un sueño erótico... Soñaba con una pelirroja, una morena y una rubia con tetas generosas y piernas interminables, y con siete engendros, mitad hombre y mitad carnero, peludos, con orejas puntiagudas, cuernos y rabos de cabra. Sin duda alguna eran sátiros y tenían unas buenas pollas. Ellas debían ser ninfas. Estaban al lado de un río. La morena le dijo a un sátiro que estaba follando su coño peludo.

-La próxima vez tenéis que venir más.

Un sátiro, enfadado por lo que había dicho, le...

Chelsea

De la polla de Genaro salió un chorro de leche que pintó de blanco el granero. El placer fue tan grande que no pudo evitar un gemido de placer, que oyeron Chelsea y la Paca.

Agosto de 1975. Galicia.

Chelsea, una muchacha de veinte años, rubia, de ojos marrones, alta, con buenas tetas... con un cuerpo de infarto, había llegado de vacaciones con Salvador, su marido, a casa de su tío abuelo Genaro y de su tía abuela María, unos cuarentones con los que Salvador se había criado. Aquella mañana de verano Salvador había ido de caza al monte con cinco mozos y María se había ido a la plaza a comprar. Chelsea y Genaro se quedaran solos en casa. A eso de las doce, Chelsea, fue al pa...