Loba ardiente ii

El sabor salado de sus lágrimas me excitó. Mi padre, con sus caricias, había despertado la loba que había en mí. Busqué los labios de mi hermana...

Cuando mi hermana Berta vio a mi padre con la verga tiesa y a mí subiendo las bragas, abrió los ojos como platos, se tapó la boca con la mano, y después, exclamó:

-¡Depravados!

Se dio la vuelta y se fue corriendo para su habitación.

Mi hermana Berta era dos años menor que yo. Ella tenía 19 años y yo 21, las dos éramos de estatura mediana, morenas, de ojos castaños, cabello largo, grandes tetas y según decían, muy guapas.

Después de vestirme fui a la habitación de mi hermana. Debía co...

Loba ardiente

Llegué a casa de lavar la ropa del río y vi a mi padre sobre la cama con su gran verga en la mano. Se la estaba pelando.

Esta Saga la voy a escribir por primera vez en primera persona como mujer.

Mi nombre, ficticio, es Loba Ardiente. He tenido una vida sexual plena, con amantes masculinos y femeninos de todas las edades, fuera de la familia, vecinas y vecinos, y dentro de la familia, mi padre, mi hermana, mi hijo... Me he corrido tantas veces que con mi jugo podría llenar una piscina. He dado de beber y he bebido. Puedo decir con la boca llena que he vivido.

Yo era una joven muy religiosa. de las que rezaba despu...

Celia

Venancio se metió en la cama y se la clavó en el culo a su padre. Celia, se quedó mirando y haciendo un dedo.

Romualdo tenía 75 años. De día Llevaba siempre consigo sus dos mejores amigos, la boina negra en la cabeza y la colilla del cigarrillo sujeta por la comisura de sus labios. Su rostro moreno tenía las arrugas contadas. Era, alto y delgado. Al llegar la primavera se sentaba en un banco de piedra que había al lado de la taberna, (la taberna tenía una parra alrededor) con su bastón en la mano. Era viudo y no le tenía que rendir cuentas a nadie.

Con la primavera llegó Celia a la aldea. Celia era una joven...

Eran las nueve de la noche

Genara, que estaba ardiendo, moviendo el culo hacía atrás, y metiendo toda la verga dentro del coño de su nieto, le dijo a su hija:

Eran las nueve de la noche.

Javier, era un joven moreno, doble y chaparrito. Había cogido el tifus. Estaba en cama. Sus escalofríos lo hacían temblar.

Genara, su abuela, una mujer de 55 años, delgadita, chaparrita, con buenas tetas y en camisón, se metió en la cama con él para que entrase en calor. Le dio la espalda, y le dijo:

-Abrázame, Javi.

-Te voy a contagiar, abuela.

-No va a pasar nada.

Javier, cogió a Genara por la cintura...Su verga, al lado del culazo de su abue...

Tasy y zorra plateada ( anastasya y odette)

Un polvo lésbico, sin más.

Zorra Plateada, vestía con un vestido floreado de generoso escote y zapatos marrones . Tasy llevaba unos jeans cortados haciendo un short, camiseta blanca apretada, en la que se marcaban sus grandes pezones, y zapatos grises. Estaban en la barra de un bar. Escuchaban como cinco amigas, pasadas de copas. Hablaban de como se masturbaban.

Rita, 25 años, rubia, ojos, azules, largas piernas, buenas tetas y culo subido, decía:

-Yo empecé a masturbarme con peluches y con la almohada. No pensaba en nada...

Berta, cenicienta de aldea

-¿Me vas a enseñar a leer y a escribir? -Te podría empezar enseñando el abecedario escribiendo cada letra con la punta de mi lengua en tú clítoris.

Invierno de 1955.

Berta vivía en una vieja casa en medio del monte, en las afueras de una aldea. Se críara cuidando animales y trabajando la tierra. No fuera a la escuela. No sabía leer ni escribir. Su padre no la dejaba hablar ni con personas de su mismo sexo ni del otro. La sobreprotegía. Su único amigo era Chino, un perrro pequeño que tenía 10 años, y que era de raza desconocida.

Su madre, Carmen, había muerto cuando era una niña.

Su padre, Amador, un hombre, moreno, rudo, cuando Berta...

De sueños y brujas

Se la metí en el culo hasta el fondo... Me voy a correr, vida- ¡Ni se te ocurra, perro! ¡¡Aquí la que se corre soy yo!!

Era una noche cerrada de invierno. Las nubes descargaban con ganas. Yo estaba mirando al camino por la ventana del piso de arriba de mi casa, una de tantas casas de piedra de aquella aldea que estaba a un kilómetro escaso de un pequeño pueblo.

Ella, con un vestido negro y un chaquetón con capucha pasaba por el camino bajo el palo de la luz. Después de oírse un ruido atronador, un rayo cayó a su lado. Su cuerpo empapado emitiá la luz de millones de diminutos rayos. Los murciélagos dejaron la bombilla d...

Esperanza y caridad

Dos amigas descubren que son lesbianas.

Esperanza y Caridad, dos bellezas rurales, cursaban último año de recogida de guisantes. Pensaban dejar la aldea para ir a servir a la ciudad. Aquel lugar para ellas era como una cárcel en la que cumplían una condena con trabajos forzados los siete días de la semana.

Esperanza era morena, delgadita, medía sobre un metro cincuenta, tenía el cabello castaño recogido en dos trenzas, sus ojos eran achinados y de color avellana, tenía tetas pequeñas, su culo era pequeño y redondo.

Caridad también era...

Albina

Aquella mujer era un bicharraco. Un toro de Mihura en mujer. No tenía michelínes. Era pura fibra Sus tetazas tenían unas areolas marrones inmensas y unos pezones que parecían cuernos. El coño tenía una espesa mata de pelo negro, también tenía pelo en los sobacos y en las piernas...

Albina era una mujer de 38 años, morena, muy guapa. Medía sobre un metro setetenta y andaría en los ochenta kilos. Tenía unas tetas fenomenales y un enorme trasero. Era una mujerona, una jamona.... un polvazo con preciosas patas.

Paso a contar en primera persona la historia que me contó mi amigo Javier, que era moreno, guapote. Medía metro sesenta y pesaba cincuenta kilos, pero eso sí, tenia un cipote gordo y de algo más de veinte centímetros de largo.

Era miércoles de ceniza, Albina estaba haci...

Abi

Abi cogió la verga de su hermano, poniendo la mano debajo de la de su madre. Se besaron con lengua madre y hija durante un par de minutos, y en ese tiempo pajearon a Antolín.

Agosto de 1979. En una aldea de Galicia...

Abi, una morenita de pequeñas tetas, delgadita, de 1.56 de estatura, pecosa, de ojos negros, cabello castaño y largo y guapita, estaba tomando la siesta en su habitación, desnuda, boca abajo sobre la cama con su culito respingón en pompa. Su hermano Antolín, delgado, moreno, y feote, en la puerta de la habitación, que estaba abierta, se meneaba su larga y gorda verga mirándole para aquel precioso culo. Abí, con la cabeza de lado y los ojos entornados, veía co...