La joven venezolana
El maduro asintió con la cabeza y sacó la lengua. La joven venezolana le puso el coño en la boca y movió el culo hacia delante y hacia atrás y de atrás hacia delante mientras tres de sus dedos acariciaban su clítoris. Estaba demasiado caliente cómo para hacerlo durar. En nada le preguntó:
La joven venezolana
Él tenía muchos años, ella solo 28. No tenían nada en común. Eran cómo la noche y el día, cómo el aceite y el agua. Él estaba casado, ella estaba soltera. Ella era una preciosidad morena y él era feo de cojones, y de cara. Por azares del destino, y sin haberse conocido en persona, él, falto de cariño y sumido en la rutina, después de incontables conversaciones, se había prendado de ella, y ella falta de sexo, le fuera cogiendo cariño.
Ese mediodía se escribían por whatsapp. L...