La sesión de espiritismo

Teodoro dejó de jugar con su hija. Salió con ella de la cama. La llevó hasta a ventana, la abrió y dejó a Enriqueta desnuda en el balcón expuesta a los ojos de los transeúntes que pasaban por a calle.

A la habitación la iluminaban tres velas blancas colocadas sobre una mesa a la que se sentaban un hombre y tres mujeres, estaban con los ojos cerrados y con las manos apoyadas sobre la mesa. Svetiana. La medium, después de rezar una oración para que no entraran en el círculo espíritus diabólicos, con acento ruso, dijo:

-Esta noche estamos aquí para ponernos en contacto con el marqués de Sade.

Las dos mujeres y el hombre, con una sola voz, dijeron:

-Manifiéstate.

Quedaron un par de mi...

Los inventores y las putas

Cuatro putas prueban vergas y consoladores

Jaqueline, una veinteañera morena, con media melena de cabello negro, ojos oscuros y con todo muy bien puesto, o sea un bomboncito, había empezado a trabajar la semana anterior en el club Arco Iris sirviendo copas. La acompañaban tres bomboncitos más, Lorena, Begoña y Andrea. Lorena tenía la piel del color del ébano y el cabello corto y rizado, Begoña tenía el cabello rubio y los ojos azule y Andrea tenía el cabello marrón y los ojos color avellana.Las cuatro tenían cuerpos de modelos y las cuatro vestían e...

Un caramelo para cuatro viejos

-Al salir Fon del cuarto de baño vimos que sangraba por un labio, la corrida de mi prima debió ser brutal

-Un caramelo para cuatro viejos-

-... Sabés cual es el mejor dulce de leche argentino, primo?

-¿No, cual es?

-El de la concha.

A ver, sabía que los argentinos le llamaban concha al coño. Yo estaba en mi cama. Mi prima estaba en la puerta de mi dormitorio, descalza, con unas medias negras y un picardías que enseñaba la mitad sus grandes tetas y parecía que estaba sin bragas. Mi esposa se fuera a las ocho de la mañana a cuidar los nietos de una de mis hijas. Me hablaba de desayuno y de...

El herrero trompetista y su hermana

-Seguí, y Julia, estremeciéndose y jadeando, levantó la pelvis... De su coñito comenzó a salir un pequeño río de jugos mientras su ano se abría y se cerraba,

Moncho era un hombre moreno, de estatura mediana. Fuera el herrero del pueblo durante 40 inviernos, en primavera, verano y otoño tocaba la trompeta en una orquesta. Andaba en los setenta años. Después de zamparse un buen trozo de queso, dijo:

-Cuando me ocurrió lo que os voy a contar tenía 25 años, vivía en la aldea de Lugo donde nací y aún no era trompetista. Pasaba de las once de la noche. Estaba en la fragua y llegó Teresa, la mujer de José, el alcalde de barrios. Traía un hacha en la mano. Aquella...

El primer coño que vi fue el de mi madre

El título lo dice todo.

Tucho tenía 72 años, era medio calvo, muy risueño, moreno y largo cómo un día de mayo, chupándole la cabeza a un langostino, dijo:

-... Sabemos cómo tienes a tu sobrina. Vive a cuerpo de rey. A mi no me pasó con una sobrina, me paso siendo yo un chaval con mi madre y con alguien más.

-¡Qué fuerte! -le dije.

-Deja que cuente y calla, me dijo Toño.

Tucho, siguió con la historia.

Fue hace muchos años, creo que mi madre tenía 35 o 36 años. Mi padre había muerto al caer de un andami...

La decente

Una mujer recién casada con fama de decente acaba siendo un putón verbenero en manos de su tío.

Esto de ser viejo tiene la ventaja de tener muchas historias que contar. Un día estábamos cuatro viejos, Fon, Moncho, Toño y yo en la bodega de Toño con dos quesos de tetilla, unos langostinos y un mollete de pan... Entre vino y bocado, y le preguntó Fon a Moncho:

-¿Cuánto tiempo hace que no mojas con la parienta?

-Ya ni me acuerdo. ¿Y tú?

-Yo tampoco me acuerdo, de lo que si me acuerdo es de un polvo que eche aún no hace mucho con... Y hasta ahí puedo hablar.

-¿Es de la familia?

...

La animalista

Una muchacha tiene ganas de echarle u polvo a un viejo y el viejo se lo acaba echando a ella.

-Un rioja, por favor.

La camarera, una joven morena, no tardó en servirme. Estaba en A coba (la cueva). Aquella noche el pub estaba petado. A mi lado, sentada en otro taburete, estaba un chica de unos 20 años. Era rubia, con media melena, llevaba dos pequeños aros de oro en las orejas, sus labios y sus largas y cuidadas uñas estaban pintadas de rosa, lo mismo que sus ojos. Vestía una falda roja que le daba por debajo de las rodillas, una camiseta negra, una cazadora roja y calzaba unas botas negras de...

Abi y su familia

Abi cogió la verga de su hermano poniendo su mano debajo de la de su madre. Se besaron con lengua madre e hijo durante un par de minutos...

Abi, una morenita de 19 años, de pequeñas tetas, delgada, de 1.56 de estatura, pecosa, de ojos negro, de cabello castaño y largo y guapita, estaba tomando la siesta en su habitación, desnuda y boca abajo sobre a cama con su culito respingón en pompa. Su hermano Antolín, un año menor que ella, delgado, moreno y feo estaba en la puerta de la habitación (estaba abierta), se meneaba su larga y gorda verga mirando para aquel precioso culo. Abi, con la cabeza de lado y los ojos entornados, veía cómo su hermano se...

La coja

Una joven que viene de una aldea muy remota llega a un pueblo y conoce a un joven que le hace tilín.

La conocí cuando tenía 18 años. Era morena, delgada, de estatura mediana, ni guapa ni fea, era cojita y vestía muy mal. En su casa la llamaban Estrella y en la calle Estrellada y La Coja. Su padre había venido a trabajar al puerto en la carga y descarga, y la verdad es que tanto el padre, cómo la madre, cómo ella, eran muy brutos.

Estrella levaba unos días días en el pueblo y aún no tenía amigas. Recuerdo que en el reloj del ayuntamiento daban las diez de la noche cuando llegó a la plaza del pueblo do...

Incestos a pares

En un matrimonio, el padre, en el salón de su casa, se folla a la hija y su esposa, en un motel, es follada por el hijo

Eugenia era una joven bella cómo un amanecer soleado, delgadita (pesaba 45 kilos). Medía menos de un metro sesenta, tenía los ojos azules y llevaba el pelo recogido en dos coletas. Estaba sentada en un sofá del impresionante salón de su pazo gallego. Llevaba puesto un top de color rosa que dejaba ver su ombligo y en el que se marcaban los pezones de sus tetas, un short hecho con un pantalón vaquero que había cortado y unas zapatillas de deporte del mimo color que el top. Vestía así porque aquella noche de a...