53.4 El señor Cheng-Gong

Metí mi mano en el bolsillo trasero de su pantalón acariciando ligeramente su redonda nalga.

Como sabía que habría más por su insistencia aunque fuera jugando, decidí ir al baño y prepararme, deseaba darle gusto en lo que él quisiera y, además de que a mi me encantaba sentirle tan deseoso.

-Espérame un momento, vuelvo en unos minutos.  –intentó retenerme sin conseguirlo, sabía cuál era mi obligación.

No tardé mucho tiempo cuando volví a estar a su lado, estaba distraído y me miraba como si no me viera.

-Me preparo para ti y ahora no me haces caso.  –le besé mimoso la barbilla hast...

53.3 Primer contacto en Bristol

-Te amo mi pequeño, mi enano, hermanito querido. - murmuró al fin.

El tiempo pasaba, Wes no me necesitaba y, para continuar la espera, decidí acompañar a la abuela tomando un té hasta que apareció Gonzalo.

-¿Vamos un rato a nadar para relajar los nervios? -me puse en pie inmediatamente y recogimos nuestras bolsas de deporte, era lo mejor que podíamos hacer.

A la salida de nadar nos detuvimos en el pub de siempre, me sentía totalmente sereno, relajado, cansado pero contento del esfuerzo realizado en la piscina. Gonzalo pidió una cerveza y para acompañarle pedí u...

53.2 A la luz de la luna

-¿Hicisteis el amor, follasteis? -Sí. -volví a responder y le miré inquieto, no sabía adónde quería llegar.

Estuve a punto de soltar un grito cuando el arco de la ducha se puso a funcionar y el agua helada cayó sobre mi cabeza. Jugamos en el agua aún cálida de la piscina procurando no hacer ruido, el más ligero movimiento del agua parecía un cañonazo en el silencio de la noche.

Después de probar el frío del agua de la ducha, el de la piscina nos parecía caliente. Permanecimos un rato nadando hasta que Gonzalo se cansó, en nadar no podía conmigo y le ganaba en soltura y velocidad.

Abracé su cuerpo para...

53.1 Un enfado, una reconciliación

Durante la cena estuve cabizbajo y aturdido, sin dejar de pensar que podía haberle molestado a pesar de su silencioso abrazo.

Sentía latir con mucho calor mi ano y me escocía, anoche me lo había lavado cuidadosamente y me había aplicado crema para calmar la tremenda follada que Gonzalo me había regalado, no era nada más que una irritación pero yo lo sentía roto y muy caliente.

Lo toqué y al acariciarlo se calmo, seguí con mi dedo dándole caricias y Gonzalo se despertó, se quedó observándome un momento.

-¿Qué te sucede?, ¿te estás masturbando el culo?  -tenía unas salidas que comenzaban a despertar mi hilaridad desde la...

52.3 En camino para casa

-¿Lo ha hecho bien tu putito? ¿Ha quedado satisfecho mi señor? -el sarcasmo sobrepasaba lo irónico a pesar de mi sonrisa. Apretó los labios sobre los míos y luego me apartó.

Pasaron unos minutos y seguía respirando el profundo olor a semen y sexo de su dormida verga cerca de la nariz y mis labios, pasando mi mano por sus muslos y el vello de su pubis, sintiendo la caricia de su suavidad en ella.

Levanté mi cara cuando sus manos acariciaban mi pelo y gateé hasta quedar con nuestros rostros al lado uno del otro.  Llevé mi mano izquierda para posarla sobre su barba y acariciarla, tenía miedo de tocar sus labios, se había mordido y tenía una gota de sangre que había discurrid...

52.2 En la casa de Evans

Nico se levantó como un resorte y vino hacia mí para elevarme en los brazos y darme dos vueltas en el aire.

Después de ducharme y prepararme íntimamente me dediqué a mirar mi correo, contestar algunos que están envejeciendo esperando en la bandeja de entrada.

Ahora no tenía que ir a buscarle, era yo el que le estaba esperando, y cuando me llamó para decirme que se retrasaría, me sentí un poco defraudado, le esperaba con tantas ganas de tenerle a mi lado, pasear, mirarle, contemplarme en su mirada, ¿y por qué no?, verme en la cama con él.

Me coloqué el tipo de ropa con la que le gusta verme, que marcar...

52.1 Conquistando hombres mayores

-No voy a consentir tus caprichos ni a meterme en la cama contigo. –le hablo medio en serio, medio en broma.

Fui recibiendo las llamadas de todos los que habían viajado para decirme que estaban bien y que llegaron a sus destinos sin problemas, al fin pude respirar aliviado y me dispuse a tomar una ducha antes de meterme en la cama.

Encendí la televisión que tenía en la pared, enfrente de donde estaba tumbado y estuve viendo las noticias, cambie de canal buscando una película, por ver algo que me entretuviera hasta que apareció un canal en el que emitían una película porno, tan predecible y aburrida que volví...

51.3 Despedida con fiesta

Miré al espejo, tenía los ojos cerrados y mordía su labio inferior disfrutando del momento, encorvaba su espalda frotando con fuerza su pene entre mis piernas y golpeando mis huevos al salir por delante.

Como tenemos tiempo antes de marchar a la fiesta le voy quitando los calcetines azules oscuros y acaricio sus pies uno a uno, se los beso y lamo con fervorosa dedicación hasta llegar al vello que le llega a los tobillos, meto alguno de sus dedos en mi boca y los chupo como si fueran su polla. Mueve y agita sus dedos, quizá porque sienta cosquillas, le miro y sonríe complacido.

Coloco mi mano sobre el bulto que luce en su bóxer y que no cabe en él, lo tiene desviado hacia la izquierda y se ve la mancha...

51.2 Uso y abuso en un coche

Gonzalo me abrazó y oculté mi cara en su pecho, eran muchos los recuerdos que me unían a Nico y muy fuerte la atracción que sentía hacia él, ¿cómo olvidar sus abrazos, y sus besos, y los ratos pasados juntos, y como me hacía el amor? Imposible.

Abrazaba mi cuello con sus manos como si quisiera ahogarme, buscaba con la lengua los sabores de mi boca respirando agitado.

-Mámala Daniel, necesito descargarme o reviento, por favor.  –su gran pene follaba el aire queriendo entrar en algún cálido lugar y mi boca fue a su encuentro, deslicé su prepucio para dejar libre su glande y lo fui metiendo poco a poco hasta que estuvo todo dentro.

Me sentía morir de placer y no me importaba que me faltara a veces el aire, sus testículos muy duros me indi...

51.1 Adiós a tantas cosas

También él me miraba y nos seducíamos con nuestras miradas, le hacía gestos con mis labios mordiéndolos ligeramente y se ponía nervioso al ver el brillo de mis ojos cargados de lujurioso deseo.

Ayer, cuando llegué a casa, había flores nuevas en el búcaro que compró mamá en septiembre del pasado año, Anwar continuaba con lo que su hijo comenzó y aunque no lo hacía tan a menudo como él, yo solo había tenido que comprarlas en un par de ocasiones, el resto había sido él quien mantenía vivo aquel rincón de la sala y el recuerdo de su hijo.

Pensé si sería Ray el que le recordaba a su padre que me las trajera, en todo caso era así y una forma también de decirme que me recordaba, como yo hacía con é...