Mario 12 de 22 La mentira tiene el camino corto
Su verga se fue ablandando hasta que lentamente se salió de mi sin que mi culo la pudiera retener. Se desmontó de mi espalda y me cogió en brazos para llevarme al aseo, sintiendo los regueros de semen que se me escapaban del culo vacío y sin el tapón de su verga.
Ahora ya estábamos en un hotel, que no era lo importante, pero resultaba más cómodo, en recepción hizo la reserva para tres noche y eso me extrañó.
Empezaba a reconocer las señales que anunciaban el final del viaje. Mandamos lavar la ropa, toda ella salvo lo que no podíamos quitarnos para no ir desnudos.
El hotel disponía de piscina, la playa al otro lado de la carretera, comedor, bares y sala de fiestas, una oferta de ocio completa. El primer día a la mañana pasamos la carretera para estar en l...