Náufragos (3)

Al salir descubrí que mi camisón empapado dejaba ver mi silueta y algo más de mis atributos...

22 de octubre de 1620

Al principio todo nos costó mucho, lo más engorroso fue, aunque pueda extrañar el ir al baño. La selva nos daba miedo y yo le pedía al pequeño Daniel siempre que me acompañase mientras hacía mis necesidades. El mayor también se ofrecía, pero a mí me daba menos pudor ir con mi Daniel, que era más joven.  Carlos era ya un hombrecito y me daba mucha vergüenza que me pudiese ver semidesnuda.

Para nuestra suerte, cuando conseguimos el valor para hacer una expedición por el i...

Náufragos

Una madre se ve abandonada a su suerte en una isla desierta con sus dos hijos, sin esperanza de ser rescatados, se resignan a vivir en la isla, pero ésta guarda sus secretos, y ellos, ajenos a éstos, no sospechan lo que les depara el destino...

Prefacio

Permítame el lector que vuelva a subir la primera serie que publiqué aquí hace mucho tiempo. Náufragos fue la primera novela que completé y con el tiempo la he revisado en varias ocasiones hasta pulirla y llegar a la versión actual. Espero que guste...

Parte 1:¡Piratas!

Cuando mi marido me propuso acompañarle en su expedición al nuevo mundo tuvimos una fuerte discusión. Yo le repetía que estaba loco y él insistía en que las nuevas tierras estaban llenas de oportunidades, qu...

Liberándome (6)

El hecho era que me sentía culpable por lo ocurrido con mi hijo y comentarlo con su partenaire no me dejaba el alma tranquila así que...

Al día siguiente volvía a estar de servicio en el comedor social y para colmo me tocó servir comida frente a Faustine. Esta me sonrió al verme y me dio dos besos como si nada y yo creo que me puse muy colorada.

— ¡Oh Claudine, qué hijo tienes! Aún me acuerdo de lo que me hizo y me estremezco con sólo pensarlo.

— ¡Te importa ser más discreta! —musité entre dientes mientras servía comida a los sintecho.

— ¡Ya! —soltó una risotada—. Es que fue maravilloso, ¿lo entiendes? Nunca me han hecho al...

Liberándome (4)

— No es vergüenza, es represión de tus deseos madre. Te reprimes y por eso te da vergüenza admitir que te gusta el porno como a mí...

Aquella misma noche la cena fue un poco tensa y al final decidí preguntarle por sus videos.

— René, verás, no me importa que veas esos videos, pero lo que se ve en ellos es demasiado obsceno para estar todo el día viéndolos, no tiene que ser sano, ¿no te parece?

— ¿Por qué? A mí me gustan —me dijo mientras tomaba un bocado—. Me gusta la estética del porno, ¿sabes? Ellas depiladas, ellos musculosos, haciéndolo frente a la cámara, desnudos y con sus cuerpos depilados. ¿No te parece atractivo?

...

Liberándome (5)

Mientras tanto la escena que contemplaba avanzaba como a cámara lenta. Mi hijo se afanó en lamer la raja de Faustine y esta se deleitó con su boca en tan delicada parte, esto me hizo desear un contacto así, algo que tampoco había disfrutado en mi vida de casada.

Al día siguiente vino a verme una amiga y tomamos café en el salón, cuando René entró. Venía del gimnasio y tenía calor, pues venía con la camiseta quitada y echada al hombro mientras bebía agua de un botellín.

Saludó y pasó delante nuestra sin decir nada más. Mi amiga se quedó pasmada, tanto como yo.

Pude oler su sudor al pasar, intenso y penetrante. Hoy no me dio asco, sino vergüenza, pues mi amiga estaba allí conmigo.

— ¡Bueno, por donde íbamos! —dije yo tratando de disimular.

Fau...

Liberándome (3)

Presentí que se aproximaba el final y me sorprendió el zafio final, una descarga de esperma en el...

Al día siguiente no me tocaba comedor, así que aproveché para limpiar el cuarto de René cuando éste se fue al gimnasio. Olía mal, le cambié las sábanas y limpié bajo la cama. Pero no hallé pistas que denotasen una masturbación, algo que cuando era adolescente era normal ver, como un clínex arrugado bajo la cama o una gotita seca en las sábanas.

No sé, simplemente me pareció un poco extraño. Pero tampoco le di mayor importancia.

Cuando me hallaba limpiando el teclado del ordenador, al mover el ra...

Liberándome (2)

Olía a un sudor intenso y pegajoso que me provocó repulsión al notarlo pasar frente a mí. No hacía otra cosa que deporte y ver vídeos guarros, definitivamente aquello tenía que cambiar —me dije para mis adentros...

Ese día estaba en el comedor social, tras limpiar en la casa de los novicios y me horrorizaba a mí misma recordando el placer disfrutado durante la noche. Le servía comida a aquella gente y pensaba si con alguno de ellos podría darme un revolcón, y sin poder creer mis tentaciones intentaba por todos los medios sonreír cuando el padre Fabién se acercó a mí por detrás dándome un buen susto, que traté de disimular.

— ¡Oh padre, no le había oído!

— Lo siento Claudine, no quería asustarla —sonrió el...

Liberándome

Un poco avergonzada tiré las sábanas al suelo y me duché. René no se levantaba hasta el mediodía, así que no me lo encontré por el pasillo...

Prefacio

Hola, soy Claudine y esta es mi historia…

Así comienza esta novela, Claudine es una mujer tradicional, por no decir chapada a la antigua que queda mal y probablemente ya esté obsoleto, pero así es. Su vida es sencilla, se reduce a ayudar en un comedor social y limpiar las habitaciones de los novicios para ganar el sustento.

Su vida se verá alterada cuando René, su único hijo, vuelva a vivir con ella tras su divorcio de Desirée, una chica sensual, recatada, de apariencia tímida,...

La madre de mi mejor amigo (7)

¡He visto a tu amigo masturbándose encima de tu cama!

Con el rabo entre las piernas, nunca mejor dicho, mi amigo salió de casa, yo le acompañé por cortesía mientras mi madre seguía atareada en la cocina.

Al cerrar la puerta entré a verla.

—¡Hola mamá! Hoy qué vamos a comer —dije como si tal cosa.

—¡Hola hijo! ¡Jo qué corte! ¡He visto a tu amigo masturbándose encima de tu cama!

—Si, me lo ha confesado cuando he vuelto, ¿pero por qué no llamas a la puerta mamá? —le recriminé.

—No sé, pensé que estaríais jugando a la video consola y...

La madre de mi mejor amigo (5)

Mi madre se queda callada, pienso que eso la ha terminado de escandalizar.

— ¿Recuerdas cuando me preguntaste en quién pensaba cuando me masturbaba? —le pregunto.

— Si Beltrán, lo recuerdo, tal vez no sea buena idea hablar de ello ahora —me advierte viéndome venir.

— Lo sé mamá, pero quiero hacerlo. Pensaba en ella, no puedo evitarlo mamá, me siento atraído por ella.

Mi madre guarda silencio, tal vez piensa lo que decirme.

— Eso ha sido una sorpresa para mí, ¡créeme, Beltrán! Pero eres muy joven y lo que crees que es amor es un simple encaprichamiento, fija...