Diario de un Consentidor (50)

Esta es una historia de deseos, emociones, placeres, dudas, decisiones y pensamientos, es la historia del camino que nos llevó a Carmen, mi mujer, y a mí a lanzarnos a vivir las fantasías inconfesables que sin saberlo compartíamos en silencio cada vez que hacíamos el amor; Esta no es una historia de

La puerta se cerró tras de mi produciendo un ruido sordo. Fue como una claqueta que anuncia un cambio de escena, otras luces, otros sonidos porque realmente todo cambio de manera radical. El ruido de la calle dio paso a unos sonidos apagados. Mis ojos, acostumbrados a la luz del atardecer, tuvieron que adaptarse a la penumbra que reinaba en el amplio hall revestido de tapices. Frente a mi distinguí una taquilla protegida por cristales, a mi derecha unas gruesas cortinas dejaban entrever un pasillo, quizás u...

Diario de un Consentidor (49)

Esta es una historia de deseos, emociones, placeres, dudas, decisiones y pensamientos, es la historia del camino que nos llevó a Carmen, mi mujer, y a mí a lanzarnos a vivir las fantasías inconfesables que sin saberlo compartíamos en silencio cada vez que hacíamos el amor; Esta no es una historia de penetraciones y orgasmos, aunque también lo es; Así que si tu, lector que has llegado hasta aquí, buscas un desahogo rápido de tus pulsiones te recomiendo que abandones este texto y busques algo mas inmediato.

Lluvia y frío, Febrero agonizaba y el invierno se resistía a morir.

Durante un instante me detuve en el portal observando cómo la gente apretaba el paso intentando huir de las finas gotas que se clavaban como agujas en el rostro. Al fin me decidí a salir a la calle y caminé hacia el café donde acostumbro desayunar.

Agradecí el cálido ambiente, la suave música y el murmullo de los escasos clientes. Si algo me gusta de este lugar es la ausencia del sempiterno televisor vomitando basura aunqu...

Diario de un Consentidor (48)

Esta es una historia de deseos, emociones, placeres, dudas, decisiones y pensamientos, es la historia del camino que nos llevó a Carmen, mi mujer, y a mí a lanzarnos a vivir las fantasías inconfesables que sin saberlo compartíamos en silencio cada vez que hacíamos el amor; Esta no es una historia de penetraciones y orgasmos, aunque también lo es; Así que si tu, lector que has llegado hasta aquí, buscas un desahogo rápido de tus pulsiones te recomiendo que abandones este texto y busques algo mas inmediato.

Su mirada

Si intento buscar en mi memoria qué es lo primero que recuerdo de Carmen no tengo ninguna duda. Su mirada.

Aquel verano del noventa y uno en el que se me acercó para conseguir una plaza en mi curso su mirada me arrolló hasta el aturdimiento. Sus ojos negros son bellos pero sin esa pincelada de insolente seguridad, sin esa franqueza que le permite hablar con cualquiera clavando sus ojos en los de su interlocutor no serían ni la mitad de atractivos.

Carmen tiene mil formas de...

Diario de un Consentidor (47)

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VIERNES

El sueño la venció cerca de las tres de la madrugada. Pasó la noche en un duermevela, inquieta, se levantó varias veces a beber y cuando sonó el despertador la encontró despierta.

Se duchó rápidamente y se entretuvo más de la cuenta eligiendo la ropa adecuada, si iba a ir en moto mejor sería usar pantalones. Escogió un vaquero negro ajustado que le iría bien para llevar por dentro de unas botas altas. Una camisa roja y una cazadora de piel completaron el conjunto al que añadió un p...

Diario de un Consentidor (46)

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JUEVES

La lucha continuó durante toda la jornada del jueves, Carmen intentaba centrarse en su trabajo pero la angustia atenazaba su estómago y le impedía olvidar que se estaban consumiendo las últimas horas de un tiempo en el que tenía una oportunidad irrepetible a corto plazo.

Hablé con ella un par de veces durante el día y la encontré apagada, no llegaba a estar triste pero la fuerza que desprende incluso por teléfono estaba ausente aunque hacía claros esfuerzos para ocultar su desazón,...

Diario de un Consentidor (45)

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"¿De dónde nace este placer por sentirme cornudo, por exhibirme como cornudo ante quien usa a mi esposa delante de mis ojos? ¿Cuál es el mecanismo de mi cerebro que transforma una honda humillación en un morboso y excitante afrodisiaco? ¿Qué es lo que realmente me produce placer: ver a mi mujer entregándose a otro hombre o recibir la expresión de desprecio y prepotencia con la que me habla su amante mientras la desnuda y se la lleva a la cama? ¿Y qué desprecio me excita más, el que percibo...

Diario de un Consentidor (44)

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La fría lluvia no consiguió despejarme y tan solo reavivó un intenso dolor de cabeza que me había acompañado desde la segunda copa. Cuando entré en la habitación del hotel eran ya las once de la noche ¿Cuánto tiempo había durado la paliza a la que me había sometido Roberto?

Dejé el abrigo sobre la cama y me vi reflejado en el espejo del armario, una enorme mancha oscura se extendía hacia abajo abarcando medio muslo, sentí la pegajosa humedad que adhería la tela a mi piel y me despojé de toda la...

Diario de un Consentidor (43)

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No le vi hasta el break de las diez y media, yo estaba sentado en una de las primeras filas y me levanté con calma, esperando que salieran antes las filas posteriores. Fue entonces cuando le reconocí caminando hacia la puerta; había olvidado por completo que fui yo mismo quien le puso al tanto del programa, los ponentes y los trámites para la inscripción aquella vez que Carmen le pasó el teléfono para despejar mi incredulidad ante la idea de que estuvieran almorzando juntos.

De repente me encont...

Diario de un Consentidor (42)

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  • "Llámale"
  • "Si, claro"

Carmen sonrió con escepticismo, no se había tomado en serio mi petición. Mantuve su mirada sin inmutarme y, al ver mi expresión la sonrisa cayó de su boca.

  • "¿Estás de broma, verdad?"

Pausadamente negué con la cabeza, mis ojos la retaban y su rostro comenzó a mostrar la incredulidad y la sorpresa que mi petición le causaba.

  • "¡Venga ya!" – dijo intentando rechazar lo que yo le planteaba.

Yo continuaba acariciando su estómago por debajo del pijama, el pulg...

Diario de un Consentidor (41)

Esta es una historia de deseos, emociones, placeres, dudas, decisiones y pensamientos, es la historia del camino que nos llevó a Carmen, mi mujer, y a mí a lanzarnos a vivir las fantasías inconfesables que sin saberlo compartíamos en silencio cada vez que hacíamos el amor; Esta no es una historia de penetraciones y orgasmos, aunque también lo es; Así que si tu, lector que has llegado hasta aquí, buscas un desahogo rápido de tus pulsiones te recomiendo que abandones este texto y busques algo mas inmediato.

Estrenamos el fin de semana envueltos en una borrachera de felicidad y romanticismo adolescente, durante todo el día nos comportamos como dos chiquillos que acabaran de enamorarse. Tras ducharnos desayunamos en la cocina mirándonos a los ojos y rompiendo a reír sin motivo aparente, no hacían falta las palabras, ambos sabíamos en lo que estaba pensando el otro.

Almorzamos en un restaurante del centro, comiéndonos con los ojos, uniendo nuestras manos cada vez que había ocasión; intentábamos no ha...