Diario de un Consentidor 100 El regreso (1)

Esta es una historia de deseos, emociones, placeres, dudas, decisiones y pensamientos, es la historia del camino que nos llevó a Carmen, mi mujer, y a mí a lanzarnos a vivir las fantasías inconfesables que sin saberlo compartíamos en silencio cada vez que hacíamos el amor

El regreso (1)

Cerrar etapas se está convirtiendo en algo habitual para Carmen. Decir adiós, abandonar el refugio y salir de nuevo al mundo a pesar de la intranquilidad que le provoca es algo que no puede demorar más tiempo. Lleva días sabiendo lo que necesita hacer y hoy ha tomado la decisión. Es el momento.

No ha sido tan difícil. Tomás es un hombre sagaz. No esperaba una llamada de Carmen a media mañana, nunca lo había hecho hasta hoy y enseguida intuyó lo que estaba por venir.

Y no s...

Diario de un Consentidor - 99 Juntando las piezas

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Capítulo 99

Juntando las piezas

Mullido. Es la palabra que se le viene a la cabeza para definir las sensaciones que tiene en ese momento. Refugiada en el costado de Tomás apoya la mejilla en su pecho. Está recostada, descansa el brazo en su estómago y ha subido el muslo sobre el de él. De ese modo consigue un precario equilibrio que le evita caer de vuelta a la cama.

Tomás es más grueso de lo que aparenta vestido pero es mullido, blando, de tacto suave y agradable. Tiene una capa de vel...

Diario de un Consentidor 98 - Tiempo de cambios

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Tiempo de cambios

—Bueno, ha sido un placer

—¿Ya te vas?

—Es tarde, todavía tengo que organizarme.

Percibió un gesto de extrañeza.

—Como te dije, mis días en la montaña acabaron hoy. Se me ha ido el santo al cielo y aún no he previsto donde pasar la noche.

—¿A estas horas? Yo, si quieres, tengo un apartamento que...

Carmen sonrió escéptica.

—¿Tu picadero?

—No te ofendas, creo que somos mayorcitos para entender de lo que estamos hablando. Tú necesitas...

Diario de un Consentidor 97 - Virando a Ítaca

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Capítulo 97

Virando hacia Ítaca

Me llevan en volandas, boca abajo. Unas manos sujetan mis muslos, otras mis piernas, otras apuntalan mis tobillos. Más arriba mi cintura descansa en unas manos que se ahuecan para sustentar las crestas de mis caderas; saben lo que hacen. Así, a lo largo de todo mi cuerpo que parece volar por la sala en la que me encuentro, manos queaguantanmi vientre, mis hombros, mis brazos extendidos hacia delante como si estuviera volando.

*Con todo, la postura...

Diario de un Consentidor 96 Vidas paralelas

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Vidas paralelas

—Mírate, si estás en los huesos; y esas ojeras… No lo voy a consentir, estás obsesionada.

—Solo unos días más, ya casi estoy acabando.

—Eso llevas diciendo… ¿cuánto? No Carmen, no. Te  escucho y me asustas, hablas de esa náufraga como si fuera otra persona. Te concedo una semana, después te vienes a casa o si no...

—Irene, por favor.

—No soporto verte así, no te imaginas cómo has cambiado. Tienes que parar, no sé si estás consiguiendo lo que buscas pero por ...

Diario de un Consentidor 95 El largo y tortuoso...

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Capítulo 95

El largo y tortuoso camino

El camino de Mario

—¿Tú?

Raúl separó la espalda del sillón desde el que había comenzado a escucharme como si hubiera recibido una descarga eléctrica, apoyó los brazos sobre la mesa y se quedó mirándome incrédulo.

—Si yo, ¿qué pasa, no te consideras capacitado para tratarme? Si piensas eso me insultas.

Raúl Montes había sido mi mejor alumno de doctorado. Luego, cuando se interesó por los trabajos que yo realizaba con una nueva técn...

Diario de un Consentidor 94 - Agité la botella

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Agité la botella…

“Luego te llamo, necesito pensar, estar solo”

Una vez más la evitaba.

Llevaba intentando comunicarse conmigo desde el sábado, sin prisas para no agobiarme. La primera vez aquella misma madrugada, una llamada que no contesté; el domingo por la mañana hacia las doce probó de nuevo, un mensaje marcado por la cautela; debió imaginar de todo al ver que no la llamaba, incluso que Carmen y yo habíamos iniciado el camino de la reconciliación. A las tres de la tarde, quizás sob...

Diario de un Consentidor 93 Un punto de inflexión

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Un punto de inflexión

–No me has entendido, he olvidado las llaves.

Carmen escucha el silencio, ese silencio incrédulo. Quizás no ha sabido fingir con suficiente convicción, son tantos años juntos, y él la conoce tan bien…

–Claro, ¿cómo lo hacemos, te pasas por aquí o quedamos en la cafetería de abajo?, lo que tú quieras.

No, no puede seguir por ahí, ha sido un error.

–Espera, creo que… si, efectivamente, las había dejado en la guantera, se me acaba de venir a la cabeza.

...

Diario de un Consentidor 92 - Cicatrices

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Cicatrices

¿Es posible que me esté acostumbrando a vivir solo? No lo sé, lo cierto es que una nueva rutina se ha instalado en mi vida, una rutina que se ha superpuesto a la que formaba parte de mi vida anterior.

El dolor está ahí, lo percibo pero es más llevadero que los primeros días. Ahora me despierto y me cuesta menos entrar en mi nueva realidad. Me he acostumbrado a que sea la radio quien llene el silencio que me rodea. Ahora es Iñaki Gabilondo quien habla conmigo y me pone al día cada ma...

Diario de un Consentidor 91 - La búsqueda

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NOTA DEL AUTOR: NO HAY SEXO - En este capitulo no hay ninguna escena de sexo explícito. Onanistas, virtuosos de la zambomba y otras manualidades, abstenerse.

Capítulo 91

La búsqueda

¿Existe el silencio absoluto? Quizás, pero no en la montaña.

Saturada por los ruidos de la ciudad, Carmen paladeaba el contraste con ese silencio cargado de murmullos, de ruidos apacibles que poco a poco habían comenzado a cobrar presencia en su diario ascenso por el monte. Cada brizna de...