Diario de un Consentidor (60)
Esta es una historia de deseos, emociones, placeres, dudas, decisiones y pensamientos, es la historia del camino que nos llevó a Carmen, mi mujer, y a mí a lanzarnos a vivir las fantasías inconfesables que sin saberlo compartíamos en silencio cada vez que hacíamos el amor;
Cap.60
Sus ojos me escrutaban cada vez que se llevaba a la boca un poco de ensalada. Buscaba en mi rostro la más mínima reacción, cualquier gesto que delatara mis emociones, ¡Cómo si no fuera suficiente con ver mi verga oscilando al ritmo que marcaba mi acelerado pulso y que la mantenía erguida y dura como una roca!
Apenas vestidos, - ella con la bata de baño sobre los hombros mostrándome su desnudez y yo con la sudadera -, cenamos en la cocina, uno frente a otro en el mismo lado de la mesa...