Consummatum incestus

...Se dejó resbalar un poco más en el respaldo de la silla, arremangándose la falda, y disfrutó con una sonrisa satisfecha, entornando sus ojos, cuando notó el embarazo de sus padres al ver la mayor parte de sus muslos al descubierto y sentir los tirantes de sus hombros deslizarse por sus brazos, acariciando la piel...

Consummatum incestus

—Papá, mamá, me da igual lo que penséis. Ya soy una mujer y, aunque vuestras opiniones son muy importantes para mí, no son determinantes. Y tampoco categóricas. Si os cuento esto, no es por agradaros o informaros, sino porque sois mis padres y creo que tenéis derecho a saberlo, pero no os creáis que ese derecho que os otorgo podéis usarlo para intimidarme con vuestras miradas fijas o vuestras poses interrogadoras.

La joven entrecruzó sus dedos enjoyados y depositó sus ...

Cómo mejorar vuestros relatos - Ejemplo

Esta vez vuelvo con un relato que luego comento. Intento arrojar, humildemente, algo de luz sobre la ingrata tarea de cómo escribir un relato de calidad.

Muy buenas. Mi apodo (que no mi nombre) es Ginés Linares. Hace unos días publiqué un texto sobre cómo averiguar la calidad de un relato y tratar de mejorarlo. Por si alguno quiere leerlo antes, se encuentra aquí:

http://www.todorelatos.com/relato/73943/

El caso es que, a raíz de los comentarios de California sobre el texto, surgió la posibilidad de escribir un microrelato que contuviese los puntos que se desarrollaban en ese texto. Sería como una forma de explicarlo pero ejemplificando.

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Cómo mejorar vuestros relatos

Me gustaría compartir con vosotros un juego de preguntas y respuestas para saber si vuestros relatos son tan entretenidos y apasionantes como vosotros pensáis y también para mejorarlos.

Me gustaría compartir con vosotros un juego de preguntas y respuestas para saber si vuestros relatos son tan entretenidos y apasionantes como vosotros pensáis.

No pretendo, desde mi humilde posición de escritor amateur-profesional, indicaros, cual Moisés, el camino correcto para atravesar el mar. Vedme, más bien, como un chiflado al que le gusta decir cosas y, algunas veces —pocas—, ponerlas en práctica.

Está destinada a, una vez terminado vuestro relato, saber si en vuestro escrito se reú...

¿Qué precio pondrías a tu humillación?

...Eran como fresas maduras, la piel de las areolas tirante como un tambor, los pezones inflamados de un rojo furioso. La cámara ascendió hasta la boca de la mujer y se sumergió en la cascada de saliva que manaba de sus labios...

———PRELUDIO———

—Bueno, preciosa, puedes empezar diciéndonos tu nombre.

—Me llamo Al… ¿tengo que decir mi nombre o me invento uno?

—Como tú quieras.

—¿Aún estamos grabando?

—Así es, guapa. Aquí no hay cortes ni repeticiones. Una sola toma.

La mujer tragó saliva y bajó la vista hacia sus manos, colocadas en su regazo. Jugó unos segundos con sus dedos.

«La alianza», pensó, dándose cuente del anillo en su dedo. Intentó sacárselo y descubrió horrorizada que estaba b...

Secreto de confesión

...Y entonces mi marido me obligó a fornicar ofreciéndole mi trasero —continuó la arrepentida mujer—. Yo me negué, padre, de veras que supliqué que aquello, no más que por incluir un preservativo en aquel acto, estábamos infringiendo las leyes divinas...

El padre Genaro palideció al posar sus manos sobre el regazo de su sotana mientras escuchaba la confesión de Doña Remedios. No podía ser posible y, por eso, pensó que quizá fuese el teléfono móvil o la llave de la sacristía. Pero, al palpar su entrepierna y constatar la dureza carnal, esa calidez que ya creía desterrada, no pudo negar la evidencia. Doña Remedios y su confesión, artífices de aquel espanto, continuaban explicando y expiando, bisbiseando muy cerca de la celosía que los separaba. A través...

Perlas engastadas o Las pajas de Therion

...La miré hechizado. Se lavó la cara con rudeza y el agua cayó sobre su blusa, mostrando cual papel engrasado la crudeza de sus curvas y oscuridades. Se sentó luego sobre el inodoro y arremangándose la prenda, indiferente a mi mirada obsesiva sobre ella, comenzó a orinar...

Conocí a Violeta por mediación de mi madre. La suya concurría todos los jueves con la mía en una misa tardía que yo creía clandestina por su secretismo y a la que se referían en voz baja como "Los misterios de la hora santa".

—Su hija es pintora. O quiere serlo. Me gustaría tener un retrato tuyo, así, joven, antes de que la madurez te me arrebate —me dijo un día al volver.

La suya era una idea que repetía piadosamente y yo denegaba sistemáticamente. Yo solo profesaba como religión, a esa eda...

Coños hirsutos o El Tashen de Van Gogh

...Una maraña densa de vello se alzaba bajo mis uñas, rizado como las nubes del pintor, denso como sus empastes, ardiente como sus cielos veraniegos. Atravesé el vello para alcanzar...

Era marzo. Un mes frío de hace bastantes años y acaba de llegar hasta un semáforo cerrado, acorralado por una lluvia torrencial que había aparecido de repente y que, a los incautos como yo, recién pasada la pubertad, había pillado de improviso y a destiempo.

Estaba encogido, aterido por el frío y el agua. Bajo mi brazo derecho portaba con celo mi último tesoro: un volumen enorme con reproducciones de Van Gogh, de Tashen, recién sacado de la biblioteca. Había superado interminables reservas prece...

La Siempreviva (1 y 2)

...Fue entonces cuando distinguí a la figura que me pareció haber visto en el jardín, bajo la lluvia torrencial. Era lady Dufresne y su cabellera rojiza, ahora convertida en mantón sobre sus hombros y espalda, bailando con los brazos abiertos y el cuerpo desnudo...

1. e4 e5 2. Cf3 Cc6 3. Ac4 Ac5 4. b4

Mi llegada a Evergreen fue acogida con un cielo cubierto bajo el cual empezaba a despuntar el inicio del que sería un aguacero como no se recordaba en la región desde hacía años. Ofrecí al cochero un pago por el viaje bastante suculento al que había añadido una gratificación dado que, en efecto, había conseguido traerme a mi destino antes que la tormenta se cebara.

Contemplé como el carruaje se alejaba mientras subía las escalera...

La hidra de Viceka

Relato de fantasía épica-erótica.

PRÓLOGO

—No —contestó Braco.

El hombre que estaba sentado al lado del trono, sobre los escalones forrados de lustrosa piel de conejo, agachó su cabeza. Era irrespetuoso contrariar al monarca, tanto por protocolo como por sentido común: aquel hombre era enorme, más de dos metros largos de músculos tensos e hinchados bajo ropajes de seda brillante y ostentosa. Perfumes corporales, perfumes intensos, limpieza inmaculada, peinado aceitoso, barba recortada, axilas depiladas…, todo en aquel homb...

El último tren

...Estreché su mano y, al contacto con sus dedos, un escalofrío me sacudió entera. Me recorrió el brazo y me hizo tomar conciencia del roce sobre mis pezones de las dos camisetas que llevaba encima...

Subirme al último tren.

En eso pensaba mientras caminaba por el andén de la estación del Norte, acarreando una maleta de viaje con unas pocas mudas y algo de ropa; no muy elegante, porque tampoco tengo tanto dinero. Y mientras iba con la maleta a cuestas iba mirando los vagones antiguos de madera y hierro que aquella locomotora vetusta había traído con una fatiga que le suponía dada la antigüedad de su desvencijado exterior.

La era del AVE y yo a punto de meterme en aquella cochambre ruidos...