¿Soy yo o la web de TR ha cambiado demasiado?

Reflexión acerca del cambio paulatino y constante que estoy viendo en la web de TR.

¿Soy yo o la web de TR ha cambiado demasiado?

Esta es una reflexión que me hago día sí, día no, cada vez que entro en la web de TR.

De un tiempo a esta parte, la cantidad de relatos que alberga la web crece de forma desmesurada, irracional diría yo. Cada vez que entro en la web, leo las ingentes novedades y descubro, muy a mi pesar, continuaciones de relatos que van por el capítulo 15, 16, 17, etc. todas publicadas el mismo día, hasta la entrega 24. ¿Realmente hay alguien que se lea todos y...

El tormento de Etienne Galieber

Etienne Galieber está obeso. Pero no le importa, es feliz así. Aunque su vecina Suzanne no piensa igual. Y tiene un plan para remediarlo.

El tormento de Etienne Galieber

-Ginés Linares-

Etienne Galieber se sabe gordo, extremadamente gordo, morbosamente obeso. Su periplo hacia la centena lo alcanzó sin cumplir medio lustro. Los dos quintales llegaron con la mayoría de edad. Ahora, cinco años después, Etienne provoca con su gigantesca envergadura fláccida y enrollada que los ascensores giman desconsolados y que las miradas giren a su alrededor, como satélites orbitales que escudriñan tratando de desvelar la profundidad de las...

Las emociones de una mañana cualquiera

Las emociones crecen inconmensurables si son vividas en un estado de sorpresa tal que no permitan ser objeto de la razón ni de las consecuencias.

LAS EMOCIONES DE UNA MAÑANA CUALQUIERA

—Ginés Linares—

Las emociones crecen inconmensurables si son vividas en un estado de sorpresa tal que no permitan ser objeto de la razón ni de las consecuencias.

François Pipellion se repetía esta premisa con fervorosa adicción mientras se estiraba los calcetines sentado en la cama y con las perneras de sus pantalones de pinza arremangadas hasta la espinilla. Delante de él, un espejo de cuerpo entero montado sobre un caballete mostraba el refl...

Fuego en el cuerpo

Mi vida era sencilla antes de conocerle. Pero, cuando Sebastian Creller, un millonario pervertido, me propuso ser su acompañante en una reunión de negocios, toda mi vida cambió de repente. (Relato extenso, parte 1 de 2)

CAPÍTULO 1

—¿Tienes fuego? —preguntó el hombre que se me acercó.

Hacía ya un rato que había estado sintiendo sus miradas casuales en la cafetería, tres mesas más al fondo.

—No fumo —respondí levantando la vista un instante del libro que leía.

Sonrió y su mirada se trasladó hacia el cenicero que tenía sobre mi mesa, al lado de mi taza de café. Su sonrisa era felina, pretenciosa. Odio a los hombres con sonrisas pretenciosas. Además, había perdido el hilo de la lectura.

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Fuego en el cuerpo (segunda parte)

Sebastian Creller es la antítesis de la caballerosidad. Es rudo, insolente y me crispa hasta lo indecible. Aún no sé por qué no puedo dejar de pensar en él y en su propuesta.

CAPÍTULO 6

Sebastian no se anduvo con medias tintas; con manos hábiles, me desabrochó el cinturón y el botón del pantalón. Me sacó la camiseta y me bajó los pantalones de otro movimiento, tan diestro como certero. Y todo ello sin dejar de succionar mi boca, mi cuello y mi pecho  mientras me sujetaba por la cintura. Estaba claro que no parecía tener un segundo que perder. Y lo peor era que me estaba transmitiendo esa urgencia, esa desesperación por arrebatar a la vida un instante de placer.

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Despertares

¿Acaso hay algo mejor en la vida que ver despertar a tu lado a la mujer que amas?

DESPERTARES

Te miro mientras despiertas, entornas los ojos para mirar a tu alrededor.

Sonríes al encontrarme a tu lado y estiras un brazo fuera de las sábanas para posarlo sobre mi cara. Recorres con la yema de tus dedos los accidentes geográficos de mi rostro, deteniéndote sobre los labios. Tus dedos están calientes: aún retienen parte del calor acumulado bajo las sábanas en la noche. Extraes tímidamente la lengua y te humedeces ligeramente los labios. Sin embargo, en la penumbra del dormit...

Mundos paralelos. Capítulo 3

Saga de fantasía épica erótica. En donde Daniel descubre que alguien llamado Zorto tiene mucho que contarle.

Tras aquel extraño ritual o ceremonia, Daniel fue llevado por un corredor hacia una habitación.

La estancia, como todo lo que había visto hasta entonces, estaba construida con bloques de piedra, las paredes decoradas con tapices, el suelo cubierto con una mullida alfombra. Todo iluminado con varios fuegos procedentes de gruesas velas que parecían flotar en el aire. Pero Daniel prestaba atención sobre todo a su cuerpo, a su nuevo cuerpo.

Se notaba alto, mucho más alto que antes. Sentía al cam...

Mundos paralelos. Capítulo 2

Saga de fantasía épica erótica. En donde Daniel comprende que algo raro ha ocurrido porque no está muerto.

Un aroma denso y penetrante a incienso fue lo primero que sus sentidos le informaron. Palmas y gritos. Sonidos graves y tintineos de metal.

Daniel pensó que la sala de urgencias de aquel hospital era muy rara. Los ruidos iban y venían, como si le tapasen las orejas. Luego se fueron haciendo más fuertes. Palpó bajo sus manos un metal duro, tibio al contacto de su mano. Notó un regusto extraño en la boca, como a vinagre mezclado con limón. Movió la lengua, aún con los ojos cerrados y notó como le faltab...

El frío aire

Aquella noche intenté averiguar algo más de ellos. Me sumergí en las entrañas de la noche y seguí los pasos de una mujer, la prostituta Claudia.

El frío aire de la noche urbana lleva consigo miles de fragmentos de olores humanos.

Son como trozos de papel que revolotean sin cesar a mi alrededor. Trozos de papel que llevan escritos una pequeña parte de lo que la persona sentía en ese momento. Si te concentras en uno, descubrirás una historia única, un acontecimiento que hizo que esa persona liberase un cierto olor que habla sobre lo que sintió su cuerpo y su mente en ese preciso momento. No es difícil buscar entre la marea de olores el siguiente f...

Mundos paralelos. Capítulo 1

Saga de fantasía épica erótica. En donde Daniel encuentra un final inesperado.

El chico cogió las llaves de casa que se guardó en el bolsillo. Entró en la habitación vacía de su padre y cogió un billete de 20 euros.

—Marcho —gruñó atravesando el salón.

Su padre, tumbado en el sofá, se levantó de un respingo.

—¿Cómo?

—Marcho a tomar algo por ahí.

El hombre le miró sin esconder la rabia de su cara y agarró el brazo de Daniel con fuerza.

—¿Dónde coño vas a estas horas de la noche? ¿No es acaso miércoles? ¿No tienes que ir mañana al instituto?

—Es mi cumpleaños...