Por culpabilidad

Cristóbal está muy deprimido tras su divorcio, se refugia en cantidades ingentes de trabajo para no pensar, y eso preocupa a los que le rodean, que le ayudarán aunque no quiera.

-Viola, ¿tienes para mucho rato aún?

-Ya te lo he dicho, pasa si quieres, no me molestas.

Cristóbal dudó unos momentos, incluso llegó a acercar la mano al tirador de la puerta del baño, pero finalmente se rajó.

-No, deja. Es igual, esperaré. – y apoyó la espalda en la pared del pasillo, mirándose los pies descalzos. Hacía ya casi un mes que vivía con Viola, pero aquello no tenía las connotaciones agradables que incluso sus compañeros habían supuesto. Margarita, su esposa, había descubi...

Caricias en la ducha

No puedo ni conservar los ojos abiertos del gusto que siento... más, por favor, más...

Ya estoy despierta, pero no deseo abrir los ojos, estoy tan a gusto… quiero seguir así un poco más, que te despiertes tú primero, sé que si me muevo te despertaré.

Puedo sentirle a mi espalda, dormido como un tronco, de vez en cuando ronca suavemente. Me gusta que haga ese ruidito al respirar, me hace compañía y da tranquilidad, es como dormirse escuchando el tic-tac de un reloj. Un destello de luz me pega en los ojos aún cerrados y los abro. Por la ventana de nuestra alcoba, situada en el octav...

Jugando a ciegas

-¿Cómo te encuentras? -Yo preferiría que me encontraras tú, cielo...

Bufffffff… Estaba muy cansado, pero satisfecho. O satisfecho, pero muy cansado, depende de cómo lo pensara. Beto volvía a casa en autobús, la parada estaba en la puerta de su trabajo y le dejaba casi a la puerta de su casa, era tontería gastar en gasolina cuando el abono salía por lo mismo y encima le llevaban y podía echar una cabezadita cuando no estaba muy lleno, como hoy. Habían terminado la documentación de una inspección que había llevado a Carvallo (el más despiadado y eficiente de los inspecto...

A nadie le amarga un... Beto

Dulce no podía ni verle, era un lento, un tontarra, ni siquiera se daba cuenta de cuándo ella le estaba insultando porque no sabía ni coger una sencilla ironía.

Nadie se lo explicaba. Esa era la verdad, nadie podía explicárselo, por Dios, Beto era el tonto institucional de la casa, ¿qué podía ver nadie en él? Todos los compañeros le tenían mucho cariño, era como… como la mascota del ministerio, alguien con quien todos se reían sanamente, pero de ahí a comprender que alguien, y menos alguien como ella… Pero si además no podían ni verse, o bueno, por lo menos, ella no podía ni verle a él, él, el pobrecito Beto era igual con todo el mundo, nunca se enfadaba con...

Sexsomnia

Sssh... no pasa nada, sigue durmiendo...

-El caso es que mi pobre cuñado pretendió darle una sorpresa a su mujer, y la sorpresa se la dieron a él: cuando abrió la puerta del dormitorio, se encontró a su esposa metida en la cama, ¡con otro tío!

-Jibó, qué fuerte… a mi primo le pasó más o menos lo mismo, trabajaba en turno de tarde-noche, volvía a su casa cerca de las seis de la mañana, un día por una huelga volvió a las dos, y los pescó en plena faena

-Si es lo que yo digo, por mí estupendo que volvamos antes, pero los que no se ha...

Traición marital cruzada (2) ¿Final....?

Margarita, la esposa de Cristóbal, ha descubierto el pastel, y decide vengarse devolviéndole la moneda.

La sintonía del Planeta Imaginario volvió a sonar en la alcoba de Viola, que, perezosamente, cogió la llamada una vez más.

-¿Quién es? – preguntó, ya algo molesta. Era la tercera vez que sonaba desde un número oculto y nadie contestaba al otro lado. En esta ocasión, al fin se oyó una voz femenina.

-Buenas noches, señorita… ¿hablo con la titular de la línea?

-No me fastidies, son casi las dos de la mañana, ¿pretendes que me trague que llamas para venderme algo? ¡Si te aburres, seas qu...

Traición marital cruzada (1)

La mujer de Cristóbal ha ido a ver a su padre moribundo, lo que da a aquél y a Viola, su amante, la oportunidad perfecta para una NocheBuena, muy buena.

El pecho del anciano se movía lenta, pausadamente… arriba, abajo, arriba, abajo… como un pequeño fuelle que se resistiese a pararse por completo, si bien era aquél su inevitable destino, y todos allí lo sabían, y Margarita la primera. Era la hija mayor del viejo, y la inminente muerte del mismo le había agriado las navidades. No era la primera vez que su padre les hacía algo semejante, se dijo, y no pudo evitar sentirse a la vez, rabiosa y culpable… hacía sólo dos años, en vacaciones, ella y su marido...

Llámame.

Daniel y Mati están separados por cuestiones de trabajo. Su extrañamiento mutuo les hace descubrir el sexo telefónico.

La música sonaba suavemente en la radio del coche. Era un cantante francés, si bien Mati no prestaba demasiada atención, estaba más por atender a dar la vuelta en el sitio correcto… casi siempre se metía por la bocacalle que no era y tenía que dar toda la vuelta a la manzana. Como cuando vivía sola, iba y venía siempre en autobús y con Daniel era prácticamente siempre él quien conducía, no estaba acostumbrada. Suspiró al pensar en Daniel, pero no se permitió distraerse. La tercera… ¡ahí! Eso es, perfe...

La cómplice oscuridad

Después de arreglar la boda de su hijo, el maduro Emperador disfruta de un rato agradable con una joven, en completa oscuridad, pero el no ver a tu amante, no sólo implica morbo...

Los pasos del joven resonaban en las amplias estancias del palacio, donde los criados se afanaban retirando fundas de muebles y sacando brillo a toda velocidad. El anciano emperador, al que llamaban el Nuevo Padre de la Patria, había decidido instalarse allí de pronto, y apenas había dejado tiempo para nada… Su joven hijo, dieciocho años recién cumplidos, vivía en aquélla ciudad, la capital del imperio, y había sido llamado por su padre por asuntos que él había calificado de "delicados y personales". ...

Se llama antes de entrar.

A la madre de Daniel le importa un pimiento si su hijo y la novia del mismo están ocupados con tal de verles. Claro que quizá quiera ver también algo más...

Sábado, tres de la tarde.

-Buenos días, Don Vicente… - saludó Ignacia, con una cortesía no exenta de una cierta coquetería, al portero de la finca, un hombre mayor, pero todavía de facciones agradables, abundante cabello blanco muy peinado y cuidado bigotito.

-Buenos días, Doña Ignacia… - El portero mantuvo durante un segundo de más el contacto visual estrictamente educado. Doña Ignacia tenía poco más o menos su misma edad, un poco otoñales quizá, pero a pesar de ello, Don Vicente tenía qu...