Tía Ágata 04: la ropa sucia

Se lava en casa

  • Anda, Herme, vete a tu cuarto a descansar. Ya recogerás esto mañana.

  • Como mande, doña Ágata.

  • Ya es que no sé cómo decirte que me llames señora delante de las visitas.

  • Perdone, Señora.

  • Hasta mañana.

  • Que descansen.

El ambiente había sido extraño durante la cena. Leti parecía incómoda, y a tía Ágata se la veía malhumorada. Nunca había visto que mandara a Herme a su cuarto sin recoger la mesa y la cocina, y me temí que aquello no significara nada bueno.

  • Le...

Tía Ágata 03: en la orilla

Profundicemos en Leti y su hermano

Fue varios días después cuando, tras la siesta, volvimos al río para pasar la tarde bañándonos con los amigos y las cosas empezaron a complicarse. Supongo que fue uno de esos días en que las casualidades convergen y se van encadenando para diseñar el escenario preciso donde se desencadena lo que parece responder a un plan premeditado. No quisiera filosofar más de la cuenta, pero el caso es que terminamos en el charco de la Venta Vieja Leti, Manolo, Juan, Ander, otro veraneante, como nosotros, y yo. El resto...

Tía Ágata 02: nocturno

Seguimos de amoríos familiares e inocentes

De repente, el veraneo en el pueblo se había convertido en una aventura que me mantenía sobresaltado. Por una parte, estaba Herme: me había fascinado el descaro con que parecía vivir aquella sexualidad desenfadada, casi como los animales; por otro, tía Ágata: la buscaba sin éxito. Parecía rehuirme. Por la tarde, durante la siesta, mi cabeza se llenaba de su imagen en el recuerdo, de su carne mullida y su piel suave, de la dulzura de sus caricias… Indefectiblemente, terminaba masturbándome. Por las noches la...

Lacerto 01: preparativos

Zoofilia por definirlo de alguna manera: un cuentecillo fantástico, de ciencia ficción, o algo así. Disfrutadlo

Marcus Rodonoi golpeó con su vara el grueso portón que daba acceso a su palacete de descanso en las afueras de Lacia y notó con sólo hacerlo la dulce sensación que le causaba el despegue de sus dos placas ventrales que precedía a la erección.

Como muchos de los lacertos desde que casi un siglo atrás desembarcaran en la Tierra, Marcus Rodonoi sentía una atracción malsana hacia las hembras humanas, mantenía un harén de ellas, además de sus esclavos, destinado a satisfacer aquella debilidad, y acostumbra...

I like your whore white wife

Lo pondremos aquí, aunque me encantaría que hubiese una sección "cuckold". Mis disculpas anticipadas por el cutre Inglés ;-)

Ya te puedes imaginar, cariño. Esto es completamente diferente. Otro mundo, la verdad. Todo es más grande, más exagerado… Me encanta. Y luego está “lo otro”… No sé cómo contarte… Me da corte…

Bueno, verás: todo empezó nada más llegar. Aquí, en Los Ángeles, todo el mundo es muy guapo. No sé si es la luz. Bueno, la ciudad es muy grande, pero donde vivimos nosotros es así. Gente en forma, que se cuida, arregladita..., ya sabes.

El caso es que nos instalamos aquí, que ya ves que es un barrio de aire...

Amapola 01: florecer

Una fantasía dulce y mimosa.

Jorge había pasado buena parte de su adolescencia y su primera juventud sólo en casa. Mamá trabajaba mucho, y le había responsabilizado de cuidarse cada tarde desde que regresaba del colegio y hasta bien entrada la noche, cuando volvía agotada de la cafetería con fuerzas apenas para arroparle, darle un beso, y caer rendida sobre su cama.

Era un chico solitario. A pesar de ser atractivo, un chico guapo, delgadito, menudo, de cabello oscuro y lacio, grandes ojos negros y boca carnosa y bien dibujada, te...

Cosas de familia

Un cuentecillo de amor incestuoso y tierno.

La primera vez fue en mi adolescencia. Me desperté agitado sin entender lo que pasaba, como perdido, con el corazón acelerado y una terrible sensación de vértigo. Junto a mí, sentada en el borde del colchón, tía Marta agarraba mi pollita y me corría salpicando su camisón blanco. Me miraba sonriendo, y sonriendo lamió una gota de mi esperma casi transparente de su mano antes de apagar la luz y cerrar la puerta tras de sí.

No era la primera vez que me corría, claro. Desde que supe de aquello en el coleg...

Milagros 01: penumbra

Un nuevo cuentecillo de cornudos.

Nunca había desconfiado de Milagros. Se acercaban nuestras bodas de plata, y nunca había desconfiado de ella, pero percibí un cambio en su manera de comportarse que me hizo sospechar.

Cuando nos casamos, Mila tenía veinte años, y yo treinta. Había ascendido en la empresa de su padre, y a su familia no le pareció una mala idea cuando lo propusimos. Ella hacía sus prácticas en la sede de Madrid, donde yo trabajaba, y nos habíamos gustado. Tenía una carrera prometedora por delante, y sus padres pareciero...

Tía Mayca 04: empírico

Aquí sigue nuestra Carla explorando sus nuevos horizontes con tía Mayca.

A la mañana siguiente, tío Jorge salía de viaje otra vez y tía Mayca se levanto temprano con él. Mientras se arreglaba, ella repasaba su maleta. Cuando todo estuvo listo, desayunamos juntos. Tía Mayca estaba preciosa, con aquella bata corta dorada, que dejaba ver su sostén a juego al entreabrirse y sus braguitas cuando se sentaba. Yo quería ser como ella.

Tío Jorge parecía serio. Respondía con monosílabos, cómo si algo le preocupara. Finalmente, tras dar un sorbo a su café, se dirigió expresamente a m...

Pandemia 02: crisis

El caos empieza a adueñarse de la ciudad. No hay un lugar seguro.

Me desperté temprano, como cada mañana. Peter se quedó en la cama. Le tocaba llevar a las niñas al instituto y madrugaba menos. Dediqué el tiempo del desayuno a reflexionar sobre los sucesos del día anterior. Cada vez era más evidente que lo que fuera que afectaba a Amelia estaba extendiéndose por la ciudad. Era, sin lugar a dudas, alguna clase de enfermedad infecciosa. El asunto no había tenido publicidad alguna, de manera que había que descartar la posibilidad de un episodio de histeria colectiva, y los e...