Abandonada 01: de cine
¿Hasta donde pueden conducirnos la pena y la soledad?
Cuando Carlos me dejó, me quedé muy descolocada. Se fue con Lala, mi hermana, y se instaló en el apartamento de al lado. Papá tuvo la idea de regalarnos dos pisos contiguos. Los escuchaba follar, y cuando se reían, me parecía que era de mí. Estuve meses obsesionada.
Una tarde, salí de casa sin saber a donde ir. No soportaba saberlos al lado jodiendo como conejos. Sin pensar, entré en el primer cine que encontré. No quería hablar con nadie ni que nadie me viera. Me sentía fea, como si cualquiera pudier...