Mercado laboral 03: parejas liberales

Otro nuevo abuso de poder.

  • En realidad, es el dominio, la sensación de poder…

Incómodo, sin comprender cómo habían llegado hasta aquel punto, Carlos miraba sin saber donde meterse hacia la polla de don Julián, su jefe, que Luisa empezaba, una vez más a tragarse hasta hacerla pasar entera a través de su garganta mientras, el muy imbécil, seguía teorizando como si sus absurdas reflexiones acerca del mundo de los negocios tuvieran el menor atisbo de genialidad.

  • Es esta idea de verla así, arrodillada entre mis piernas, la...

Níbula 03: la fecunda

¿Qué habrá sucedido en la fragua mientras tanto?

Apenas un mínimo resplandor percibido a través de un agujero en el tejado en el que no había reparado la noche anterior, le permitió adivinar que ya era de día. Sintió frío y, antes de desperezarse del todo, se cubrió con sus ropas. La puerta estaba entreabierta, y no se veía a Liria por ninguna parte. Un estremecimiento de miedo le recorrió la espalda.

La espesa niebla que se había enseñoreado por completo del bosque le impedía ver siquiera los árboles que rodeaban el claro. Tuvo la sensación de enco...

Níbula 05: deidad

No resulta fácil encajar este cuentecillo en las categorías de TR.

Ocultos en la ventisca, cabalgaron en silencio durante todo el día. Helga se sentía liberada. Por primera vez desde Sísive, tenía la sensación de ser dueña de su destino, de tener un destino, al menos, aunque era consciente de la incertidumbre de su futuro en manos de aquella bestia y comprendía que dependía por completo de la voluntad de Müller. Pese a ello, no tenía miedo.

Se internaban en el bosque al paso cansino de sus caballerías. Apenas un par de veces se detuvieron a descansar el tiempo precis...

Níbula 04: sin retorno

Helga de nuevo y un giro en su fortuna.

Cuando sintió el temblor de los muslos bajo sus manos, Helga supo que estaba a punto de terminar. Succionó fuerte, deseosa de liquidar el asunto y volver a sus ocupaciones. Dieter emitió un gemido ronco y, sujetando con fuerza su cabeza, se corrió en su garganta. Tragó su esperma sin asco, mecánicamente.

  • Vamos, anda, arréglate y sal a la taberna.

Sin prisa, mientras se alejaba de vuelta a sus tareas, reintrodujo las tetas en la camisola y tiró de las cintas del corpiño. Al menos, aquella noche...

Níbula 01: la caza

Primera entrega de un relato fantástico, poblado por seres prodigiosos.

Hans, el herrero, escuchó un ruido entre la maleza y todos sus músculos se pusieron automáticamente en tensión. Tras forzar el arco hasta la mitad de su recorrido, se quedó quieto como una estatua. Casi paralizó hasta su respiración para agudizar los sentidos y permaneció atento hasta confirmar que en el claro, tras el espeso macizo de madreselvas que se entrelazaban con los castaños formando una barrera infranqueable, se escuchaba el ruido rítmico, apenas un crujido, que daba a entender que una posible pre...

Mercado laboral 02: pillado

Un consejero delegado sorprendido robando, su mujer, y el dueño de la empresa, que los usa. CONTIENE ESCENAS DE SEXO HOMOSEXUAL.

  • Es justamente la clase de yeguas que me gustan a mi…

Raquel se quedó paralizada primero para, a continuación, ardiendo en santa indignación, levantar la mano para descargar una bofetada que, Leo, su marido, detuvo con un grito angustiado.

  • ¡No!…

Se detuvo con la respiración agitada y el corazón latiendo aceleradamente. La sangre parecía agolpársele en las sienes. Su anfitrión, don Ricardo, el jefe de su marido, la miraba con una sonrisa malvada en los labios. Bajo el bañador se percibía...

La muchacha gordita

Un divertimento de sol y playa.

La muchacha gordita estaba acostumbrada a solucionar por sí misma sus propias necesidades. No es que fuera una foca, solo gordita. Además, era guapa. Tenía una expresión dulce y rasgos sensuales: pómulos marcados, labios gruesos, unos grandes ojos verdes y expresivos, y la piel blanca inmaculada. Pese a ello, en el Instituto, había encontrado un muro de incomprensión, se había sentido marginada. La gente guapa de allí, tendía a ignorarla, cuando no a ofenderla a causa de aquella abundancia carnal. No es que...

Mercado laboral 01: tercer año

Hace tiempo que puse aquí la cuarta entrega de esta serie que está en el blog que Tumblr va a cerrar próximamente. Con esta empieza. Son cuentos sueltos, sin más conexión que el ambiente de abuso laboral.

  • Pase, Virginia, siéntese.

Cada vez que llegaba la hora de renovar el contrato, entraba en el despacho de Don Jorge con la misma inquietud. Tenía que esforzarme por sujetarme las manos para evitar que apreciara el temblor y, cuando me invitaba a tomar asiento, recordar mantener los pies quietos, no taconear, no taconear, no taconear...

  • Como sabe, el próximo mes vence su contrato…

Aquel trabajo, a los cuarenta y cinco, me parecía la última oportunidad. A mi edad, perderlo supondría casi...

Tía Ágata 01: tedio

Un cuentecillo familiar y bucólico

La idea de pasar el verano en el pueblo, en casa de tía Ágata, había privado al concepto vacaciones de cualquier connotación alegre que pudieran haber tenido. Tanto Leti, mi hermana, como yo, suplicamos que nos dejaran quedarnos solos en Madrid. Ella reivindicaba sus dieciocho recién cumplidos; yo, por primera vez en mi vida, la apoyaba destacando aquel año más que yo que tenía, pero todo fue inútil. La decisión estaba tomada.

Papá y mamá nos dejaron en su casa aquel veinticinco de junio, recién termi...

Tía Ágata 05: in absentia

Nuestro protagonista va a seguir explorando en esa afición recién descubierta mientras los muchachos del pueblo conocen los encantos de la Herme. CONTIENE SEXO HOMOSEXUAL

  • Si quieres, que vengan a casa tus amigos, pero tened cuidado de no romper nada, que los chicos del pueblo son muy brutos. No quiero que andes solo por ahí sin tu hermana.

Tía Ágata y Leti se despidieron moviendo las manos tras la ventanilla del autobús que las llevaba de compras a la ciudad, a pasar el día entero. No volverían hasta, por lo menos, las nueve de la noche, si es que el coche de línea no se retrasaba, que solía suceder.

Obediente, me volví a casa. Por el camino, me topé con Manolo...