Una tía muy marchosa (II)
Una tía muy marchosa (II)...
Raquel e Inés, la maestra y la alumna, estaban dejando en mí sensaciones de todo tipo. No pretendía nada más que desear que aquella historia no acabara nunca. Temía pellizcarme o despertar de esos sueños que a veces se tienen para descubrir que lo que me ocurría no era real; pero lo era y lo mejor de todo, disfrutaba de dos mujeres a la que unían lazos de sangre, pero que eran muy diferentes y no sólo en la edad y en el cuerpo. Quizás por ello, me sentía el protagonista exclusivo. Yo era el centro de atenci...