Deliciosamente erótico (II)
Los avances son tímidos y lentos pero el avispado yerno no ceja en su empeño.
Las siguientes sesiones fueron una réplica de la última descrita, fueron convirtiéndose en tediosas y yo ya necesitaba algo nuevo, necesitaba ingeniármelas para posar mis manos en esas tetazas y si ella se encontraba sentada me parecía imposible, así fue como convencí a la suegra que los masajes debía dárselos estando ella echada en la cama, después ya vería cómo hacerle para conseguir mi objetivo.
A regañadientes aceptó mi sugerencia y se tendió en la cama con la espalda desnuda, esparcí lubricante y...