El Último Vuelo del Electra: Cap 2 y 3

Dana llega por fin a Port Moresby. Su marido y su cuñada la están esperando.

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June observaba desde el borde de la pista como el avión se dirigía a la pequeña terminal tras un aterrizaje no demasiado accidentado. Larry se había quedado en el hotel aduciendo que tenía que hacer algunos cálculos de última hora antes de salir dentro de dos días, pero ella sabía de sobra que lo que quería era que se quedasen a solas, para que se conociesen y lograsen llevarse un poco mejor.

Al contrario de lo que pensaba, su cuñada no se había arrepentido y salía del bimotor, con aire de...

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 6

Smallbird tiene una nueva compañera de pesquisas.

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Llegué a la oficina pasadas las diez y media, con la esperanza de que Gracia se hubiese aburrido y se hubiese marchado, pero no tuve tanta suerte. María la había hecho pasar y cuando entré en el despacho me la encontré sentada en la silla destinada a los clientes, rígida hasta el punto de que creí que era un mueble más.

—Hola Gracia, ¿Has esperado mucho? —dije yo con una sonrisa más falsa que un billete de tres euros— Hoy el tráfico está horrible.

—No pasa nada, he estado admirando l...

El Último Vuelo del Electra: Cap 1

Un viaje maldito, un misterio y un avión de medio siglo, pondrán patas arriba el mundo de Dana, una joven periodista del New York Times.

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El lugar era un edificio achaparrado, con grandes ventanales, en medio de una zona pantanosa, en lo más profundo de los Everglades. Seguramente  el tríptico informativo mostraría un gran sol y la fina arena de los cayos de Florida y no se incluirían ni los mosquitos, ni los caimanes, ni los cuidadores escasos y superocupados.

La atmósfera dentro del geriátrico era todavía más opresiva y húmeda que en el exterior. Dana sintió como su cuerpo empezaba a sudar casi inmediatamente y no pudo evi...

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 5

Recuperaciones, descubrimientos y tratos.

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Al día siguiente desperté sin dolor de cabeza por primera vez en aquella semana, pero no estaba seguro de que la intensa necesidad de echar un polvo que sentía fuese mucho mejor. Me levanté con una dolorosa erección que ni siquiera una prolongada ducha fría logró aplacar.

Tras claudicar y masturbarme como un quinceañero granujiento con los pechos de Svtlana rondando en mi cabeza, me sentí más aliviado y pude dirigirme al trabajo.

Cuando llegué al trabajo, María estaba en la pequeña r...

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 4

Smallbird logra dar con el misterioso desconocido.

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Desperté con una respetable erección. Desde que me empezaron a bombardear con radiaciones y atiborrarme con la quimioterapia mi libido había desaparecido sin dejar rastro, así que no podía quejarme, tras tres días, aquel caso ya estaba dando beneficios.

Llegué a la oficina a eso de las diez. María ya estaba en su puesto y me recibió con una sonrisa nerviosa. Vi como se mordía el labio inferior dudando si preguntarme algo. Finalmente no me dijo nada y cuando estuve instalado en mi escritori...

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 3

Luz la Luminosa ilumina a Smallbird. También podría haber publicado este capítulo en estas categorías: Autosatisfacción, fantasias eróticas, dominación.

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Me levanté al día siguiente sin recordar muy bien como había llegado a la cama y con un espantoso dolor de cabeza. Mi primer instinto fue echarle la culpa al garrafón, pero tras el vino de la cena y cinco copas de propina, y teniendo en cuenta que ya no era un veinteañero, era de lo más normal que aquella mañana me levantara hecho un guiñapo.

Me arrastré como pude hasta el baño y solo después de dos paracetamoles y una ducha fría volví a sentirme vagamente humano. Afortunadamente, antes de...

Una Vendimia Diferente

Este relato ya lo publiqué anteriormente pero si alguien vio a Calleja anoche quizás le interese.

La mañana es clara pero fresca, el sol apenas empieza a despuntar por encima de las montañas del otro lado del cañón cuando montamos en el todoterreno. Siete personas, un perro y un par de neveras, con todo tipo de bebidas y refrescos, nos dirigimos apiñados en el anciano e incombustible Nissan Patrol hacia el cañón.

Ir detrás, sentado tras la mampara de separación de la carga, me hace sentirme un poco claustrofóbico así que no me hago de rogar cuando Manu me invita a sentarme a su lado al  coger el...

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 2

Smallbird comienza a investigar tratando de encontrar al hombre misterioso. No va a ser fácil.

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Me levanté con la lengua ligeramente  pastosa y la sensación de que había pasado toda la noche experimentando todo tipo de sueños húmedos, de los que desgraciadamente no recordaba más que unos pocos flashes.

Miré el reloj. Las once y cuarto. Lo único bueno de ser tu propio jefe es que no tienes que dar cuenta a nadie cuando haces alguna estupidez o llegas tarde al trabajo. Me levanté y me dirigí al baño tropezando y trastabillando entre la mezcla de ropa, libros y suciedad  que adornaban e...

Smallbird y el enamoraputas: Capítulo 1

El detective Smallbird pasa una mala racha. El cáncer se ha llevado su salud, a su novia y sobre todo su trabajo.Para compensar su escasa pensión monta una agencia de detectives. Un día se presenta una elegante prostituta buscando desesperada un misterioso cliente del que no conoce ni su nombre.

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Odio las tardes de invierno. Me ponen melancólico. Eso de que la oscuridad sea total a las seis de la tarde me deprime, invitándome a recordar y en mi caso, cualquier tiempo pasado fue mejor, bastante mejor.

Aquella tarde había dejado salir antes a María para que llevase los niños al dentista. Como secretaria podía no ser la mejor del mundo, pero su permanente optimismo y el gesto maternal con el que recibía a los clientes, unido a la paciencia que tiene conmigo a la hora de cobrar su sala...

¡Suplica!

Nunca he sido una persona competitiva, pero esta vez estoy decidido a ganar. Este estúpido juego me vuelve loco, pero cada vez que me lo propones no puedo contenerme, es superior a mis fuerzas.

Nunca he sido una persona competitiva, pero esta vez estoy decidido a ganar. Este estúpido juego me vuelve loco, pero cada vez que me lo propones no puedo contenerme, es superior a mis fuerzas.

En cuanto te digo que estoy de acuerdo, sales disparada hacia el vestidor, con esa risa cantarina que amo y detesto a un tiempo y yo me desnudo, consciente de que la imagen no es mi fuerte. No es que sea feo, pero contra la belleza de tu cuerpo y tu forma de moverte no tengo nada que hacer. Esta vez voy a cambi...