La Escritora (v)
¿Y por qué cuando me subo en la escalera me miras las bragas?...
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Me pongo el mío y una camiseta y bajo las escaleras para esperarla en el salón, finalmente ella baja muy sonriente y para mi sorpresa con el bañador puesto.
—¿Bueno nos vamos? —dice como si tal cosa.
En el camino no hablamos mucho, mantenemos un tenso silencio mientras caminamos.
Al llegar a la apacible persa natural del río, un suave viento de poniente alivia los calores de esta tórrida tarde de verano. No tardamos ni cinco segundos en estar chapoteando en el agua, y una vez den...