Unas vacaciones inesplicablemente placenteras 4

Siguen mis encuentros con mi nuevo amante

En ese momento oímos la barrera de la entrada, eran mis padres, no podían encontrarnos desnudos en la piscina. Me dejo en agua, me beso los labios y desapareció en la casa.

A lo lejos vi a mi madre y se acercó a la piscina.

-te vas a quedar arrugada

-aprovecho que no hay nadie. Que tal la cena?

-perfecto hacía meses que tu padre y yo no salíamos a cenar

-me alegro que lo hayáis pasado bien, me quedo un rato más, he estado leyendo y acabo de entrar. Ve a dormir ya iré más tarde...

Unas vacaciones inesplicablemente placenteras 3

Conozco al nuevo miembro de lo que ya es mi familia favorita

Salí de esa casa y regrese a la cocina, mi madre me pidió como había ido y le conteste que solo me había cogido las cosas y había desaparecido.

Por la noche apareció Luisa mientras yo estaba con mi madre y ante ella me invito a una fiesta el sábado, yo por supuesto acepte.

Me puse un vestido largo de verano, con la espalda al aire, abajo solo unas braguitas negras de encaje y unas sandalias planas, la cena era en la piscina.

Estaban unas parejas y unas cuatro personas solas, la mujer de la...

Unas vacaciones inesplicablemente placenteras 2

Sigo descubriendo el placer con esa maravillosa familia, que creia conocer desde siempre.

Estoy de pie ante la cama, mientras Luisa completamente desnuda me desnuda sin dejar de acariciarme, yo acaricio su piel blanca y suave, cuando aparece Julio a mi espalda.

-hola preciosas, puedo quedarme?

-claro, siéntate en el sillón –le dijo Luisa-

El obedece, se sienta, cruza la pierna mientras ella sigue besando cada rincón de mi piel, de rodillas en la cama, me da la vuelta y saca mi camiseta del todo, dejando mis tetas al aire, mis pezones se endurecen bajo la mirada de Julio, que se...

Unas vacaciones inesperadamente placenteras

Llegue como todos los años a pasar unos días con mis padres. Sentía una mezcla de sentimientos, por una parte me alegraba por verlos, por otra parte echaba de menos mi vida en la uni, con mis amigos y amigas.

Llegue como todos los años a pasar unos días con mis padres. Sentía una mezcla de sentimientos, por una parte me alegraba por verlos, por otra parte echaba de menos mi vida en la uni, con mis amigos y amigas. Pero era normal todos íbamos a casa en verano, solo que yo estaba tan lejos que solo nos veríamos una vez al mes, que habíamos quedado todos a medio camino.

Mis padres trabajaban en una gran casa residencial para una familia, tenían su propia casita a la entrada del terreno, mi madre se encargaba...

El hermano de mi abuelo 4

Me vuelve loca su manera de darme placer, es rudo, fuerte, exigente y me obliga siempre a buscar más placer, a subir otro escalón, a desear un poquito más.

Todo lo bueno se acaba y el verano llega a su fin y con el mi estancia en casa del abuelo. Pienso en eso justo cuando sus dientes tiran de mi clítoris, luego su lengua lame el trozo dolorido y de nuevo muerde, tira y chupa. Me vuelve loca su manera de darme placer, es rudo, fuerte, exigente y me obliga siempre a buscar más placer, a subir otro escalón, a desear un poquito más.

-abuelo, te echare de menos –le digo casi llorando-

-no te pongas triste princesita, iré a verte y vendrás a verme. Adem...

Mi tia, yo y el padre 3

La noche con el padre Amaro y...

Me quede en la noche en la iglesia con el padre, fue memorable. A la mañana siguiente apenas podía andar. Empiezo por el principio.

Ambos cenábamos de bocadillos, le veo sentado en el sillón, con su lata y su bocadillo y me hace sentir una gran ternura, como os conté le pido que me aguante mi cena y me siento sobre su visiblemente erecta polla de nuevo, bajo lentamente mientras el contiene la respiración. Cojo de nuevo mi comida y muerdo el bocadillo mientras muevo lentamente las caderas, el con la ma...

Mi tia, yo y el padre 2

Sigo mi historia con mi tia y el padre Amaro

Es miércoles de nuevo, me dirijo a casa de mi tía. Allí la señora que cuida de la abuela por las mañanas se va y me quedo con ella, le leo algo y me quedo a su lado en la cama, me duermo un rato y me despierta mi tía.

-hola cariño, como estas?

-muy bien tía y tú?

-bien, aunque te he echado de menos

Me dice mientras juntas abandonamos el cuarto de la abuela. Ya en la cocina se dispone a preparar la cena de la abuela, saca las cosas de la nevera y la miro mientras me siento a la mesa d...

Cada mañana a las ocho 3

Sigo con mis encuentros clandestinos con el desconocido del bus

Aun con el peso de su cuerpo sobre mí, allí en mitad de ninguna parte, me sentía dichosa, plena y completamente saciada como nunca.

Él se separó y me ayudo a incorporarme.

-siento si te he hecho daño

-no te preocupes, me ha gustado

-follarte se está convirtiendo en lo mejor que me ha pasado. Nunca había sentido nada parecido.

-gracias.

Nos subimos al coche y él apoyaba su mano en mi rodilla desnuda.

-donde te llevo?

-al aparcamiento donde estaba el coche, regr...

Cada mañana a las ocho 2

Se pone entre mis piernas y cogiéndome de la nuca me besa, jamás nadie me beso así, con tanta urgencia, con tanta necesidad; su boca desciende a mis labios y los muerde, los succiona, los lame

Leí de nuevo el papel de camino al trabajo.

Nerviosa me senté en mi mesa y no podía concentrarme en nada que no fuera ese papel.

Al mediodía sube al último piso del edificio y al final del pasillo veras a la derecha una puerta abierta, te espero, necesito tocar tu piel, besar tus labios sin la presión de ser visto por cualquiera.

No subire me decía una y mil veces, llego la hora, recojo mis cosas y salgo de las oficinas, salgo al pasillo y me meto en el ascensor, aprieto el bajo y no dejo...

Cada mañana a las ocho

Me agarre a la barra y note su cuerpo, sus manos me agarraron como siempre, ese día el bus iba muy vacío y no había nadie en el trozo donde nos encontrábamos, en un momento dado su mano se perdió bajo la cinturilla de mi pantalón, acaricio mi pubis sobre las bragas y yo avergonzada pensé en que notaria lo mojada que estaba si seguía, pero no podía parar, era superior a mí.

Cada mañana antes de coger el autobús, tomaba un café en la misma cafetería. Luego cogía el bus que me llevaba al trabajo. Cuando sucedió lo que voy a contaros mi vida era de lo más normal, tenía un buen trabajo, una buena casa y un buen marido. Llevaba diez años casada, cinco en el mismo trabajo y estaba contenta.

Teníamos un grupo pequeño de amigos, con los que nos juntábamos los fines de semana.

Mi familia y la de mi marido vivian algo lejos, por los que solo coincidíamos en vacaciones.

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