Me hicieron creer que era afeminado. (7)

Cuando yo creía que todo era color de rosa aprendí que todas las personas no son iguales y a cada una hay que tratarlas como se merecen.

Con las palabras de mis primas quedé en shock, de momento noté que me subía un calor a las mejillas que me sofocaba, hasta mis primas se dieron cuenta y todavía echaron más leña al fuego.

  • Jajaja, primo Carlos, eres muy buena persona, Asun y su madre se han aprovechado de tu inocencia y han conseguido lo que querían y tú sin enterarte, jajaja.

Habría preferido que me tragara la tierra, todo el orgullo que sentía cuando salí de casa de Merche se transformó en ira, no por el hecho de lo que hab...

Me hicieron creer que era afeminado. (6)

Los encargos iban saliendo pero los pedidos llegaban sin cesar, me costaba esforzarme mucho para cumplir pero tenía buena voluntad y las clientas quedaban satisfechas.

Al día siguiente me levanté pronto aunque no me apetecía nada y lo primero que vi eran las perchas con los vestidos a medias y el calendario donde anotaba los trabajos con las fechas de entrega, desayuné rápido y me puse a la tarea, ya era medio día porque mi abuela acababa de cerrar la tienda y me trajo un paquete envuelto.

  • Toma Carlos, esto lo han traído para ti.
  • ¿Quién ha sido?
  • *No me acuerdo de su nombre pero me parece que era aquella señora tan agobiada que vino hace unos días, creo r...

Me hicieron creer que era afeminado. (5)

Ya tenía demasiados encargos y debía terminarlos pero me tuve que organizar para cumplir con todas.

Cuando entré en la habitación de mis primas estaban cuchicheando entre ellas, se reían porque su amiga Asun se había enterado por su madre que yo había estado en su casa, precisamente cuando ella no estaba y le había tomado medidas, estaba las dos sentadas en una cama y yo me senté en la de enfrente, enseguida empezaron el interrogatorio.

  • ¿Qué primo?, ya nos hemos enterado que has estado en casa de Asun.
  • ¿Cómo?, si no se lo he dicho a nadie.
  • *Nos lo ha dicho ella, su madre se lo contó cu...

Me hicieron creer que era afeminado. (4)

La clientela aumentaba y eso no era mala señal pero se acumulaba el trabajo y las clientas no tenían reparos en probar mis habilidades.

La madre de Asun se llamaba Merche, era una mujer espectacular y ella naturalmente lo sabía y lo exhibía, le gustaba vestir provocativamente y allá donde iba hablaba de su marido con demasiada ligereza, el hombre ( él sabría sus motivos ) se pasaba la vida dentro de la mina haciendo horas extraordinarias y cuando llegaba a casa exhausto no tenía demasiadas ganas de sexo, él era feliz viendo a su mujer lucir su belleza y verla contenta.

Mi abuela me advirtió que tuviera cuidado con ella porque no...

Me hicieron creer que era afeminado. (3)

Mis habilidades con la aguja y el dedal iban paralelas a mi ampliación de conocimiento con las féminas, una cosa iba unida a la otra y yo cumplía mi sueño.

Cuando salí de la casa del Jefe de policía dejé a las dos mujeres vistiéndose como iban de costumbre, ya era media tarde y bajé por la empinada calle hacia el pueblo, en la lejanía vi al jefe subir por la acera que iba andando con dificultad, tropezando en cualquier cosa y agarrándose a las farolas, evidentemente iba bebido y crucé de acera para evitar encontrarme con él porque no sabía cómo podía reaccionar si me veía.  No tuve suerte, ni bebido perdía el instinto de sabueso y al pasar a su altura me llamó...

Me hicieron creer que era afeminado. (2)

Parecía que había encontrado mi destino, la aguja y el dedal no sólo eran mis amigos, también eran mis compañeros de aventuras.

Hasta que fuera a Madrid a estudiar corte y convertirme en modisto todavía tenía mucho camino por delante, mi abuela hacía lo posible por darme los trabajos que le encargaban y veía ilusionada como avanzaba.  Mi tía Julia al verme cómo cosía se interesaba por mí y siempre estaba pendiente de mis progresos aunque a ella los que más le interesaban eran los que se desarrollaban debajo de mi pantalón.

Una mañana en que mi madre había salido a comprar al mercado y mi abuela estaba en la tienda me llamó, yo...

Me hicieron creer que era afeminado (1)

Parecía que había encontrado mi destino, la aguja y el dedal no sólo eran mis amigos, también eran mis compañeros de aventuras.

Estoy enamorado, sí estoy muy enamorado de…. la vida, ante mi tengo todo lo que más me gusta, estoy sentado arrebujado en mi bata de seda y mis babuchas a juego frente al ventanal de mi habitación, no es un ventanal cualquiera es un cristal que ocupa toda la pared de mi dormitorio, es muy grueso y aguanta los envites del viento y de la lluvia, ante mí el Mar Cantábrico en toda su extensión, a muy pocos metros el acantilado por el que salen las olas a mucha altura cuando chocan contra las rocas, les llaman b...

Viaje de un jubilado a La Argentina (50) FINAL

Ya ultimamos los detalles de la partida y volvimos muy a nuestro pesar a casa, ahora nos quedaba la tarea de preparar la llegada de mi familia argentina para pasar una temporada en España

Este relato no sería posible sin la estimable colaboración de mi amigo Guilleos, un porteño auténtico.

Cuando llegamos a casa mi mujer estaba un poco inquieta por que habíamos tardado más de lo normal, Corina le explicó que su madre se había tenido que ir y que las cortinas eran muy complicadas, tan abigarradas que parecían del siglo XIX, también le dijo que habíamos vuelto paseando y Elena se quedó tranquila sobre todo porque habíamos resuelto el problema de Viviana, al volver Javier le contamo...

Viaje de un jubilado a La Argentina (49)

Los regalos que nos trajo Gerta de Francia fueron un éxito, especialmente el vestido para Corina pero las noticias de la inminente vuelta a España precipitaron las cosas.

Este relato no sería posible sin la estimable colaboración de mi amigo Guilleos, un porteño auténtico.

En el taxi que nos llevaba de vuelta a casa Corina iba pegada a mí, al otro lado del asiento trasero estaba bien colocado en una elegante funda de terciopelo con una cremallera el vestido que le había regalado Gerta como recuerdo además del perfume que ya había probado y envolvía el ambiente dentro del coche, el conductor no era ajeno y no dejaba de mirar por el retrovisor aspirando de vez en c...

Viaje de un jubilado a La Argentina (48)

Con el encuentro casual con Marga y después con Malena me había despedido de las dos personas que mejor me llevaba y aunque sabía que seguramente no las volvería a ver siempre me quedaba la esperanza de que fuera la penúltima.

Este relato no sería posible sin la estimable colaboración de mi amigo Guilleos, un porteño auténtico.

Efectivamente, cada una por un motivo distinto pero las dos mujeres eran las que mejor me comprendían en Buenos Aires fuera de mi familia, claro y ya las había visto y me había despedido de ellas, aún quedaba mi amigo del parque pero estaba seguro que lo podría ver en cualquier momento.  Cuando llegué a casa estaba agotado aunque nadie me dijo nada solamente Corina me miró y con eso tuve bastan...