Jugando con fuego (Libro 2, Capítulos 36, 37 y 38)

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CAPÍTULO 36

No me dio demasiado tiempo a pensar si pudiera ser su sentimiento de culpa quién mandaba en aquel salón, y es que María me bajó los pantalones y los calzoncillos en dos tirones, forzándome a levantar un poco mi cuerpo para que pudiera hacerlo. Mi polla salió a la luz, como siempre, ajena a mis paranoias y elucubraciones. Mi novia, permanentemente cuidadosa, decidió quitarme todas las prendas y del todo, antes de empezar a maniobrar.

Mientras mi miembro creciente lagrimeaba sobre mi v...

Jugando con fuego (Libro 2, Capítulos 33, 34 y 35)

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CAPÍTULO 33

Nos esperaban tropecientas horas de vuelos y de enlaces, horas que, ingenuos de nosotros, habíamos presupuesto iban a ser utilizadas para dormir y para hablar de la boda; de repente, se convertirían en horas para reflexionar, discutir e incidir en la gravedad de aquel texto.

Lo primero que hubo fueron silencios. Después discusiones, disentimiento. Pero no hubo reproches. Era imposible adivinar o recordar quién, de entre ella y yo, había hecho más porque aquella situación se nos fuera...

Jugando con fuego (Libro 2, Capítulos 30, 31 y 32)

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CAPÍTULO 30

Tenía un pálpito extraño, una sensación negativa, pero era el día, se lo iba a pedir, se lo iba a proponer. No podía aguantarme más.

Caminábamos por los jardines del Palacio de Bellas Artes de San Francisco; el sitio que yo había escogido hacía tiempo… y estaba muerto de nervios, pero, lo que era peor y pensaba que no sentiría cuando había comprado el anillo: estaba muerto de miedo.

No habíamos hablado de lo sucedido con aquel hombre desde que había pasado. Varios días obviándo...

Jugando con fuego (Libro 2, Capítulos 27, 28 y 29)

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CAPÍTULO 27

Intentaba ordenar toda aquella información simultáneamente a intentar descifrar si aquel enfado de María era real o todo aquello obedecía a una sobre actuación para que dejara de preguntarle.

Era lógico y normal que le pareciese mal que Víctor lo supiera. Entendía la humillación que tenía que suponer tener de jefe a alguien como Edu, para el cual María no parecía ser más que una medalla más que colgarse, y, para colmo tener que encontrarse de vez en cuando con Víctor. Dentro de esa p...

Jugando con fuego (Libro 2, Capítulos 25 y 26)

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CAPÍTULO 25

En las siguientes semanas usábamos, literalmente, a Álvaro, para aquel juego. María alguna vez le prometía que saldría esa noche, engañándole, pero después de recibir sus párrafos soeces, le acababa diciendo que al final no podía. Llegó un punto en el que cada vez era más difícil que entrara en el juego, pero, al menos hasta el momento, casi siempre acababa cayendo.

Paralelamente a lo que sucedía con Álvaro yo seguía con la mosca detrás de la oreja sobre qué pasaba con Edu, ¿por qué...

Jugando con fuego (Libro 2, Capítulos 23 y 24)

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CAPÍTULO 23

Tuve que darle bastantes vueltas para descubrir qué era lo que había cambiado, por qué lo que hacíamos tenía una magnitud diferente a lo vivido meses atrás. Y es que usar aquel aparato a la vez que fantaseábamos con otra persona lo veníamos haciendo un tiempo, otro miembro que sustituía al mío, otro chico. Edu por Álvaro, nuestro primer consolador por aquel arnés. Pero mi sensación era completamente diferente.

Medio dormido, frente a la máquina de café de mi oficina, de aquel viernes...

Jugando con fuego (Libro 2, Capítulos 21 y 22)

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CAPITULO 21

Aquella paz se prolongó durante toda la noche. Noche en la cual dormí con una profundidad absoluta. Como si mi subconsciente le susurrara a todos mis músculos, a todo mi cuerpo, desde la cabeza a los dedos de los pies, que no sólo no teníamos ningún problema, si no que aquello era mejor, mejor que nunca, que aquello nos vinculaba; llegando a crear una unión tal, que no hubiera pensado nunca que pudiera existir.

Me despertó la tenue luz del sol de una mañana fresca de diciembre. Sin d...

Jugando con fuego (Libro 2, Capítulos 18, 19 y 20)

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CAPÍTULO 18

En la penumbra de aquella habitación María y yo planeábamos entre susurros una estrategia creíble. Mi novia alternaba unos “estamos locos” con unos “¿pero cómo le voy a decir eso?” de manera bastante nerviosa e inquieta. Finalmente, lo más decente que pudimos urdir, fue que bajara con su móvil fingiendo no tener buena cobertura arriba, lo cual era cierto.

Me puse tremendamente tenso y no menos tensa estaba ella, la cual accedía a mi petición, cosa que meses atrás no hubiera sucedido,...

Jugando con fuego (Libro 2, Capítulos 15, 16 y 17)

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CAPITULO 15

Era otra vez la mañana la que me daba un poco de serenidad y cordura. Como si mi mundo fuera una casa encantada, en la que, a medida que llegaba la noche, el morbo, con sus diversas ramificaciones, sacase todos mis fantasmas, pero, con la salida del sol, todo se calmase.

Un desayuno de todo menos austero y una María, de nuevo, de muy bueno humor. Ojalá no fuera la distancia temporal con un posible conflicto, el conflicto pudiera ser yo queriendo sexo y ella no, el motivo de su jovial...

Jugando con fuego (Libro 2, Capítulos 12, 13 y 14)

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CAPITULO 12

Más allá del evidente morbo y excitación que me tenía al borde del colapso, sentía estupefacción, fascinación... Una María que había comenzado su narración de manera avergonzada, dubitativa y contenida, había acabado explotando en una sucesión de descripciones detalladas y pormenorizadas no solo de lo que había hecho con Edu… si no de lo que había sentido, sentido al obedecerle... al arrodillarse ante él… masturbarle con las tetas… chupársela… y ser penetrada salvajemente por él.

La...