Jugando con fuego (Libro 4, Capítulos 27 y 28)
Continúa la historia.
CAPÍTULO 27
Toda la fuerza que había mostrado, o fingido, aquel viernes por la noche, desapareció por completo a la mañana siguiente.
María ya se había levantado y yo la oía trastear en la cocina desde nuestra cama. Entraba bastante luz por las ranuras de la persiana, como si la primavera mostrase unas ganas tremendas de convertirse en verano cuanto antes.
Comencé a sentir, sin previo aviso, de sopetón, un sentimiento de culpa avasallador. Mi cabeza solo veía un culpable, y un traidor: yo....