Jugando con fuego (Libro 4, Capítulos 27 y 28)

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CAPÍTULO 27

Toda la fuerza que había mostrado, o fingido, aquel viernes por la noche, desapareció por completo a la mañana siguiente.

María ya se había levantado y yo la oía trastear en la cocina desde nuestra cama. Entraba bastante luz por las ranuras de la persiana, como si la primavera mostrase unas ganas tremendas de convertirse en verano cuanto antes.

Comencé a sentir, sin previo aviso, de sopetón, un sentimiento de culpa avasallador. Mi cabeza solo veía un culpable, y un traidor: yo....

Jugando con fuego (Libro 4, Capítulos 25 y 26)

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CAPÍTULO 25

Insistí lo que pude, o más bien hasta donde siempre, hasta aquel “Estoy cansada, Pablo” que era una bandera a cuadros en mis intentos de indagar.

Nos acostamos y en el dormitorio aún se respiraba aquel “nada” constante: Nada a que hubiera pasado nada con él, y nada a que alguien les hubiera mirado, inquieto, en alerta y reprobador.

Los días siguientes continuaron con aquella falsa naturalidad de escribirse con él por las noches; como durante el fin de semana, tampoco mucho, qui...

Jugando con fuego (Libro 4, Capítulos 23 y 24)

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CAPÍTULO 23

La imagen de Carlos, allí de pie, imponente, corpulento, con la polla semi erecta saliendo por el hueco del pantalón, con toda la punta embadurnada, con la camisa blanca abierta, con sus ojos claros e intimidantes… impactaba. Y tan impactante o más era ver a María, a cuatro patas, sin moverse, alzando la vista hacia mí y susurrando: “Joder… estoy empapada”.

Yo me guardaba la polla y Carlos hacía lo propio mientras María, tras limpiarse los labios con una mano, me dijo:

—Pablo,...

Jugando con fuego (Libro 4, Capítulos 21 y 22)

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CAPÍTULO 21

Me estudiaba, me escudriñaba, como si aún se preguntase si yo mandaba mucho, poco o nada. Y yo pensaba en qué responderle. No a su pregunta directamente, sino si decirle que lo sabía todo, si decirle que sabía que él estaba allí por Edu. Su chulería y su falsa nobleza podrían ser desactivadas si le dijera que era conocedor de sus tretas y, si se lo revelaba a María en su presencia, le dejaría aún más en evidencia. En mi mano estaba dejarle como a un presuntuoso impostor.

Dudé. Pero a...

Jugando con fuego (Libro 4, Capítulos 19 y 20)

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CAPÍTULO 19

Ella tenía que saber que yo, en el preciso momento en el que la viera así vestida, sabría con precisión el motivo. Pero eso no hizo que su semblante serio y hasta chulesco variase un ápice durante aquel caminar que la llevó hasta nosotros. Y no solo no se incomodó, sino que le pidió permiso a Carlos para hacer un aparte conmigo.

Carlos aceptó y, mientras ella y yo nos alejábamos, oí como él le decía al camarero:

—Esta noche no voy a estar yendo de aquí para allá, a nosotros nos...

Jugando con fuego (Libro 4, Capítulos 17 y 18)

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CAPÍTULO 17

Me dolía profundamente leer aquello. Palabra a palabra sentía un desagrado agudo, que me iba punzando. Pero sabía que tenía que ser racional, que no podía permitirme ahogarme en la desazón por quedar mal con aquella chica, la cual no conocía apenas de nada. Si bien, no era menos cierto que la pobre no tenía culpa de nada, y que su enfado constituía el enésimo daño colateral de mis locuras.

Pensé que quizás lo mejor para mi propia subsistencia era hacer como si no hubiera leído nada....

Jugando con fuego (Libro 4, Capítulos 15 y 16)

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CAPÍTULO 15

No me entendía a mí mismo. No entendía mi mal cuerpo. Si no creía nada de lo que Edu le había dicho a Begoña sobre María, no alcanzaba a comprender el por qué de mis malas sensaciones.

La creía a ella. Completamente. No me la imaginaba suplicando un polvo de despedida como me había contado Begoña pero, sin embargo, sentía algo en mi pecho que me oprimía.

Tampoco me había gustado la forma de irme de la casa de Begoña. Si bien sus intenciones no eran puras, pues lo que quería era...

Jugando con fuego (Libro 4, Capítulos 13 y 14)

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CAPÍTULO 13

Conduciendo hacia casa la miraba de reojo y me sorprendía su súbita seriedad. Pensé en esperar a que ella iniciase la conversación, pero hacerlo sería volver a caer en errores del pasado, así que opté por hablar yo, no hasta el punto de hablarle de Begoña, pues ya estaba decidido que se lo tendría que contar otro día, fingiendo que ella acababa de contactar conmigo, pero sí quise intentar indagar sobre lo que acabábamos de vivir, sobre qué era lo que había sucedido y sobre por qué nos habí...

Jugando con fuego (Libro 4, Capítulos 11 y 12)

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CAPÍTULO 11

Gracias a una mirada que exteriorizaba no solo mi conformidad, sino mi interés, María supo que no tenía ni por qué preguntarme. Accedió entonces a la propuesta de ese hombre, y yo di la vuelta con el coche. En diez minutos estaríamos donde Carlos le había indicado.

Quizás no fuera a pasar realmente nada. Quizás íbamos allí a charlar con él. Sin más. A charlar con un cliente del despacho de María porque le había caído suficientemente bien. O quizás fuera todo un auto engaño y no sabía...

Jugando con fuego (Libro 4, Capítulos 9 y 10)

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CAPÍTULO 9

En vilo, inquieto, pensativo, miraba mi teléfono o agudizaba el oído. Escuché entonces el inconfundible sonido del ascensor moviéndose y pensé que sería por ella, cuando mi móvil se iluminó: María me estaba llamando. Descolgué.

Se oía bastante ruido de fondo. Me costaba entenderla, por lo que tardé un poco en darme cuenta de que me estaba preguntando si estaba despierto y con ganas de salir.

—¿Qué? ¿Ahora? ¿A dónde? —pregunté descolocado.

María me contaba que estaba en un...