Primera vez con Carlos (2)
Sentí la fuerza de su mirada posada en mis nalgas y no pude evitar una pequeña descarga de placer al saberme contemplado.
Primera vez con Carlos II
Nos despertamos entrada la tarde, ambos en pelotas, las pijas erectas del avivarnos adolescente.
El calor agobiaba y el sudor brillaba cual cairel en las pieles.
Nos enfundamos nuestros slips y salimos de la carpa buscando frescor.
El aire nos calcinaba cual soplete así que nos escurrimos debajo de un sauce llorón, a cubiertas del sol y de los demás viandantes.
Como los anteriores cobijados a la sombra de aquel árbol habían dejado hartos restos, l...