El Despertar (02)

Amanecer adolescente al sexo. Recuerdo de secundaria con orteadas, afirmadas y tardes de franela.

El despertar II

(Amanecer adolescente al sexo. Orteadas, afirmadas y tardes de franela)

Desde aquella vez en que Martín tomó la iniciativa de descargarme esa orteada de antología frente a todo el curso de secundaria, quedó en claro nuestra relación y mis gustos.

Los mariposones de mis compañeros tomaron nota y no fueron pocas la manos, algunas anónimas y otras no tanto, que se posaron en mi trasero despertando esas cálidas sensaciones que erizaban dulcemente mi piel de la cabeza a lo...

El Despertar (01)

Amanecer adolescente al sexo. Recuerdo de secundaria. La primera vez.

El despertar I (Amanecer adolescente al sexo. La primera vez. Anal)

Antes hubiera dado un salto y me hubiese alejado graciosa y seductora.

Hoy gozaba esa mano que me tomaba el culo en una escandalosa orteada.

Ante la invasión del dedo en mi agujero, mi culo se paró y entregó sumisamente a la mano de Martín.

Sentí dilatarse y contraerse el agujero y una sensación de calidez se apoderó de mi carne.

Mi espalda quiso apoyarse en su pecho, mientras los glúteos buscaron su...

Oda al Pingo

Composición erótica dedicada al pene, llamado pingo en mi tierra.

ODA – ACRÓSTICO

(Composición poética dedicada al pene, llamado pingo en mi tierra)

Palanca frágil y potente, capaz de mover mundos y movilizar pendones. Jabalina, espada y lanza magistralmente esgrimida por Eros desde lo profundo de los ancestros. Grito de guerra que se erige en el fragor del combate y extraña espina que subyuga. Dominus magnum.

Invocación de insolencia e inmoralidad perfectas. Sensaciones que solo existen en la memoria de la sangre, que surgen de lo antiguo, desde e...

Era toda una dama

De cómo aquella hembra enloquecía al pueblo y de cómo su marido se había fusionado de cuerpo y alma con su esposa.

Era toda una dama que no sabía pensarse de otra manera.

Enfundada en polleras y pantalones ajustados paseaba su estampa para alegría de los ojos de los machos cabríos.

Con sus salidas domingueras el caserío se vestía de gala y los varones deleitaban sus ojos al disfrutar del bamboleo de ese traste sin desperdicio, dueño de los veranos y de las mas ardientes masturbaciones.

Puesto sobre unas piernas bien torneadas asentadas en pies largos y delicados, y bajo una cintura fina, su redonde...

Lo que pudo ser

Carta del culo a su dueño.

Solo soy el desperdicio de aquello que pude ser. Tenía tanta felicidad para darte, tanto para compartir y aquí me tienes: una piltrafa gorda.

Recuerdo que cuando anduve por la vida joven, con mis redondeces lampiñas, te buscaba y te calentaba con mis jugos y dilataciones.

Sin embargo, a mis gritos para que tomes el placer que tenía para ti, los sofocaste con el silencio y el temor.

De vez en cuando alguno de tus dedos me llegó y me estremecí al sentir tu piel suave y tus yemas fuertes...

La mano

De como la mano de Martín tomó posesión pública de su culo (el mio) frente a todo el curso y de mi primera vez.

Hace dos meses hubiera dado un salto y me hubiese alejado graciosa y gentilmente, tal vez con una sonrisa cómplice en mis labios.

Hoy gozaba esa mano inoportuna que me tomaba el culo y de ese dedo que se metía entre mis nalgas, a lo largo de toda la raja, en busca de la argolla, en una orteada audaz y profunda.

Ante la invasión mi culo se paró y entregó sumisamente a la mano de Martín.

Sentí dilatarse y contraerse el ano y una sensación de calidez se apoderó de mi carne.

Mi espa...

Un verdadero macho

Fue mi primera e inolvidable vez.

La mesa de luz se tambaleó por la estocada y los vasos y giraron estruendosos por el piso.

El sonido no amortiguó el terrible dolor la invasión.

Las lágrimas se deslizaron por sus mejillas.

Apretó los labios y ahogó el grito.

Soy pleno, pensó, ante el insoportable dolor que lo quemaba.

La cadencia de la música del disco era lacerada por el bufido de la ansiosa y tórrida respiración que le quemaba la nuca.

Al suave perfume del incienso del ambiente, ahora se le sumaba i...