El violador silencioso (II)

Me relajé y bombeó y gocé; salió de mi culo y se metió en mi concha y bombeó y me relajé y gocé; y salió de mi concha y se metió en mi culo y bombeó y me relajé y gocé; y salió de mi culo y se metió en concha y bombeo me relajé y gocé; y salió de mi concha y se metió en mi culo y bombeó y me relajé y gocé y bombeó en mi culo y acarició mi clítoris y apretó mis senos; y me culeaba, y me cogía y me culeaba; y yo lo recibía, lo absorbía y me iba y me iba, y me daba, y me iba, y me daba...

El violador silencioso II por Tina

Indefectiblemente llegó el lunes. Una rara sensación se había apoderado de mi durante la semana. No era para menos después de la violación que había sido objeto y ese insultante mensaje que el maldito me había dejado: "Guarda todo para el lunes". Y el lunes era hoy.

Había cometido una serie errores, como suele pasar cuando una se encuentra en situaciones límites y desconocidas: No sabe qué hacer.

Yo no supe confiar en mi marido y esa tarde, después d...

El violador silencioso

Soy Tina. El desconocido me hizo de goma por la fuerza: me cogió por donde quiso, me dejó temblorosa, adolorida, temerosa y, lo que es peor, satisfecha. No sé quien fue y ni siquiera pude oir su voz.

El violador silencioso Por Tina

Estaba disfrutando de mi cuerpo cuando aquel ruido me sobresaltó tanto que se salió el vibrador dejando el hueco en mi vagina.

Salí como estaba para ver qué era. A grandes trancos, pero con sigilo, bajé la escalera y, por seguridad y a modo de arma contundente, tomé uno de los candelabros del dresoir. En estos tiempos, una nunca sabe.

La planta baja estaba vacía con los muebles en su lugar. Todo en orden. Pero ¿qué había sido aquello?

Respiré...

El Despertar (10 - Final)

Amanecer adolescente al sexo. La graduación en trío, donde todo vale.

El Despertar X

(Amanecer adolescente al sexo. La graduación en trío, de todo y con todo – Ultimo capítulo, por ahora.)

Desde la reunión en casa de Alberto mis compañeros me trataron, en el colegio, con mayor delicadeza y respeto.

Se acabaron las orteadas y las apoyadas públicas, aunque yo extrañaba la agradable sensación de sentir grabado en mis ancas el calor y la forma de sus verijas.

En compensación debo reconocer que la interrelación del grupo se hizo menos peligrosa: no cor...

El Despertar (09)

Amanecer adolescente al sexo. Orgía segunda parte, viene del capítulo anterior. Sorpresa en la cama.

El despertar IX

(Amanecer adolescente al sexo. Orgía segunda parte, viene del capítulo anterior . Sorpresa en la cama )

Estaba adormilada en la cama de Alberto, desnuda y boca abajo. Me sentía agotada y feliz después de la cogida que me habían obsequiado minutos antes Alberto y Martín, en el primer trío de mi vida.

Recordé que había llegado a allí por un trabajo de la secundaria y que, además de quienes habían me habían hecho feliz, e...

El Despertar (08)

Amanecer adolescente al sexo. Orgía primera parte. Primera experiencia en trío. De cómo fue que me gustó que me rompieran entera.

El Despertar VIII

(Amanecer adolescente al sexo. Orgía primera parte. Primera experiencia en trío)

Ahora Martín era más prudente en el colegio con la naturaleza de nuestro vínculo y, aunque se acercaba todos los recreos, sus orteadas y apoyadas habían desaparecido. A veces me decía que tenía ganas de acariciarme entera, anhelo al que yo respondía con mirada seductora o un leve rozamiento de nalgas en su verija para aumentar su permanente calentura.

Ese nuevo comportamiento de Martín f...

El Despertar (07)

Amanecer adolescente al sexo. La primera vez que monté y cabalgué a un hombre.

El Despertar VII

(Amanecer adolescente al sexo. La primera vez que cabalgué a un hombre.)

Martín conocía mis gustos como nadie. Sabía cada detalle de mi cuerpo y manipulaba mis cuerdas haciéndome tañir al compás de la música de sus dedos, de sus besos vehementes o de su fogoso instrumento.

Por aquel tiempo no disponíamos de espacio seguro para estar en su pareja y, ante la acuciante pasión, nos exponíamos a todos los peligros.

Aprovechábamos las salidas de nuestros padres, las ca...

El Despertar (06)

Amanacer adolescente al sexo. De cómo conocí y disfruté la pija de Alberto.

El Despertar VI

(Amanacer adolescente al sexo. De cómo conocí la pija de Alberto)

Éramos pocas las masculonas, masturbadas o simplemente marías en el colegio de varones que nos cobijó en la secundaria, formalmente formadas e informalmente cogidas.

Como íbamos al mismo cole, Martín sabía de las manoseadas, afirmadas y apoyadas de las que era alegre víctima, como todas nosotras, así que me preguntó porque dejaba que me orteen todo el tiempo.

— Porque me gusta, dije sin recato. Me...

El Despertar (05)

Amanecer al sexo adolescente. Recuerdos de secundaria. Las culeadas que supimos darnos.

El despertar V

(Amanecer adolescente al sexo. Las culeadas que supimos darnos.)

Martín había sobrepasado todos los límites de la prudencia al hacer pública mi pertenencia a su persona. En el cole, a ojos vistas, ya sin atención a profesores o celadores, me franeleaba sin tapujos el culo y las demás partes pudendas sin que yo pueda ni quiera oponerme.

En realidad me entregaba a sus manoseos.

Aquel comportamiento atraía aún más a los mariposones de mis compañeros que revoloteaban...

El Despertar (04)

Amanecer del sexo adoolescente. Recuerdos de secundaria. (Amanecer adolescente al sexo). La primera mamada y desnudez, sexo anal.

El despertar IV

(Amanecer adolescente al sexo. La primera mamada y desnudez, sexo anal)

En el curso, a esa altura del año, pocos ignoraban mi vocación por la pija de Martín, que mis nalgas la acariciaban cada vez que se presentaba la oportunidad o que sus manos me tomaban el culo u otras partes sin que opusiera resistencia.

No eran poco los manfloros de mis compañeros que me revoloteban como moscas a la miel.

Sus orteadas me recordaban a cada instante que amanecíamos al sexo vi...

El Despertar (03)

Amanecer adolescente al sexo. Recuerdo de secundaria. Buscando lugar para la cogida: la segunda me lo hizo vez en el yuyal.

El despertar III

(Amanecer adolescente al sexo. La segunda vez fui suya en el yuyal)

Por las tardes estudiábamos con Martín, ya en su casa, ya en la mía, mientras nos toqueteábamos como podíamos, a medias y a escondidas.

Para escapar de las miradas vigilantes y persecutorias de los mayores (padres, tíos, hermanos, primos, vecinos y otros devenidos en guardianes) Martín y yo nos aventurábamos en bicicleta por los arrabales, al límite de la ciudad, a la vera del río en la búsqueda de es...