Me pone super cachonda el cabrón de mi vecino.
Al llegar a vivir a un nuevo piso, conozco a José, mi vecino. Nada mas verle comprendo que seré suya. El muy cabrón también lo supo y lo aprovechó para calentarme sin parar.
Toda mujer que se precie debería de huir de mi vecino si quiere mantener un mínimo de dignidad. Desgraciadamente desde casi niña me han gustado los “malotes” y por mucho que intento evitarlos, siempre caigo en sus redes. Me imagino que si algún día se lo contara a un psicólogo, este me vendría con la típica explicación freudiana pero yo me conozco y sin entrar en más detalles, sé que me vuelven loca los tipos golfos.
Ya en el instituto solo salía con los más mujeriegos y si encima eran repetidores, m...