Ninfómana y obediente (Parte número 26).
Parte veintiseis de esta larga historia que, en primicia, estoy brindando a mis lectores esperando que sea de su agrado y la sigan con interés. Para bien o para mal, espero vuestros comentarios.
Sin braga y sin sujetador, con la falda descosida e intentando ocultar mis “peras” lo mejor que podía debajo de mi desgarrada blusa regresé a mi domicilio. Por el camino me di cuenta de que si había hecho esa locura era porque estaba borracha y que sufría constantes pérdidas urinarias puesto que tenía el “fuelle” tan flojo que la lluvia dorada se me salía. Al llegar a casa me dirigí al cuarto de baño en donde me quité la deteriorada ropa y me duché. Cuándo salí de la ducha me cubrí con una toalla, me tomé u...