Carolina y su familia.
Como había prometido publico entera esta historia para todos aquellos que quieran conservarla íntegra.
Durante mi etapa colegial logré encandilar con mis atributos sexuales a varias de mis compañeras de estudios y especialmente a Irene y a Sonia, dos atractivas, exuberantes y viciosas jóvenes, que no dudaron en acceder a pajearme a diario, con y sin hurgamientos anales, a cambio de que las mamara las tetas; las realizara unas exhaustivas comidas de “almeja” con lo que me fui habituando a recibir en mi boca y a ingerir su “baba” vaginal y su lluvia dorada; las lamiera el ojete antes de introducirlas lo más pr...