Dos hermanas para mí
Comenzó como una pelea, cuando descubrieron que me acostaba con ambas, pero terminó siendo una maravillosa experiencia.
La tenía desnuda y en mi cama, con sus senos desparramados hacia sus costados, sus piernas abiertas, mostrándome su húmedo y tibio sexo y mirando directamente a mi entrepierna, esperando que me deshiciera de mis pantalones para poder admirar esa verga que deseaba con ansia. La tenía desnuda y queriendo ser mía otra vez, como todas las tardes de jueves, cuando alguien tocó a la puerta.
Le pedí que no hiciera caso y siguiéramos en lo nuestro, pero insistió en que abriera, que podría ser algo o alg...