La mujer barbuda
Con todo y su pelo de hombre, me hizo sentir querido.
La mujer barbuda.
Junto con el verano, la feria y el circo llegaron a San Andrés. Durante veinte días, la calma del pequeño y pintoresco pueblo se vería interrumpida por decenas de juegos mecánicos, puestos de comida y el más grande espectáculo de malabaristas, payasos y fieras salvajes. Como cada año, la rutina y la monotonía que dominaban las vidas de los habitantes del lugar se llenaría un poco de color y magia. Por eso es que esperaban con anisa esa parte del año. Y de entre todos ellos, el...