Hoy puedes hacer conmigo lo que se te plazca.
Al fin y al cabo, desde mañana ya no te veré.
Hoy puedes hacer conmigo lo que se te plazca.
Jaime tardó un buen rato en decidirse a bajar del auto. No sabía por qué, pero una opresión en su pecho, algo parecido a un presentimiento, le aconsejaba encender el motor y marcharse a toda prisa. Desde antes que saliera de la oficina lo había invadido esa sensación de vacío, y tentado estuvo a aceptar la invitación que le hicieron sus compañeros de irse de parranda. No tenía ganas de volver a casa, mas cumplía tres años con su novia y debía hac...