A las seis de la tarde de cada día...

Cuidado con lo que deseas

A las seis de la tarde de cada día le espero en el salón. Preparo café, pongo música, me arreglo ante el espejo, y le espero sentada en el sofá, en ropa interior bajo la bata de seda que me regaló. Es como una segunda piel preciosa, hasta las rodillas, con un estampado floral de grandes flores marrones y anaranjadas. Le espero en el sofá y cuando entra se acerca para besarme los labios y se sienta a mi lado. Sirvo dos tazas y las bebemos sonriéndonos y preguntándonos por el día, contándonos las rutinas de l...

Mercado laboral 06: entrevista

Un nuevo cuentecillo de dominación, con sexo homosexual, cuernos, humillación... En fin: todas esas cositas inocentes que me gustan.

La ocasión de ser invitados a comer por don Augusto en su propia casa resultaba tan evidentemente trascendente para mi futuro en la empresa que Naty ni siquiera dio un respingo cuando nos abrió la puerta aquella mujer madura, menuda, regordeta, de piel morena con marcadas líneas de moreno y estrepitosamente desnuda.

-

Hola… Debéis ser Javier y Naty ¿No?... Yo soy Elvira, la mujer de Augusto…

Mientras nos recogía los abrigos, los colocaba en el armario ropero junto a la puerta, y nos conduc...

Esther encendida 03

Una cuestión de carrera profesional

-          ¿En serio?

-          Ni lo dudes.

-          No sé… ¿Y cómo? Hija, es que dices unas cosas… No me veo entrándole así a la brava.

-          Vamos a ver, bobita ¿A ti no se te frota en cuanto puede o no?

-          Claro, como a todas.

-          Bueno, a todas no. Pues eso: que, en vez de apartarte, mueves el culito un poco, y ya verás que pronto te lo pone fácil.

-          ¡Qué cosas dices!

Aquella misma mañana, en el archivo, tuvo ocasión de poner en...

Esther encendida 02

Esther y Nati siguen a lo suyo, y Jorge paga las consecuencias.

-          ¿Qué tal te lo has pasado?

-          De muerte.

-          ¿Con Nati?

-          Y con Javier. Hemos ido a tomar algo a su casa al salir del trabajo.

-          ¿Habéis follado?

-          Mira.

Se había acostumbrado a aquello, y le divertía. Le enseñaba el coñito irritado, o las huellas de azotes en sus nalgas grandes y blancas, y a él se le ponía como una piedra.

-          Anda, que ahora que paso de ti, hay que ver cómo se te pone cuando te cuento mi...

Esther encendida 01

Ete cuentecillo es la continuación de "Mercado laboral 05: comida de Navidad", y conviene empezar por ahí. Le he tomado cariño al personaje. Lo pongo en "Lésbicos", aunque es otra cosa.

-          ¿Me… me los has puesto?

-          Bueno, he estado follando con una amiga y un par de chicos jovencitos, dos becarios.

-          ¿A la vez?

-          ¿Quieres saber si le he comido el coño?

-          Sí.

-          Claro. Y ella a mí. Y me han follado el culo, y el coño. Y he tragado leche como en la puta vida.

-          Pero… Pero conmigo…

-          Cariño, es que tú no me pones ni la mitad.

Sentada en la cama, junto a Jorge tumbado, desnuda,...

Mercado laboral 05: comida de Navidad

Las cosas a veces se lían y vienen como rodadas.

Terminó de peinarse mientras se secaba el pelo frente al espejo y se detuvo a mirarse. No estaba tan mal, joder. Un poquito más gorda de lo que debiera, pero tampoco era para hacerle ascos ¿No? Se subió las tetas con las manos. Un poco caídas. Era lo normal ¿No? Había cumplido 45, y tenía un buen par. Tampoco era de esperar que siguieran como a los veinte... Un buen culo, una cara bonita… Decidió arreglarse un poco el pubis. Tampoco exagerar. Recortarse un poco el vello rubio… Dejárselo bonito.

Cogió...

Diarios de doña Clarita (07)

El regreso del Marqués restaura el orden en la casa poniendo a cada quien en su lugar. Mateo, el doctor, se mentiene en su dilema, a veces recreándose, otras centrado en sus estudios.

Aunque el paso por la Universidad había menguado mucho mi fervor religioso -que, por otra parte, nunca había ido más allá de la repetición mecánica del rito y podría decirse que era más un hábito que una verdadera fe-, tras el último encuentro con doña Clarita, a la mañana siguiente, tuve la idea de volver a San Mateo. Me encontraba confuso, muy desorientado, y no hallaba en la razón argumentos que me permitieran comprender la situación en que me había puesto, así que, dado por cierto que la causa de mi des...

Diarios de doña Clarita (06

Donde se pone a prueba la autoridad y se descubre que, en muy buena medida, depende del reconocimiento.

“La sumisión de Sabina, si bien en un principio me había parecido un logro, con el paso de los días se me fue haciendo aburrida. Su comportamiento impecable, siempre bien dispuesta a satisfacer mis necesidades, educada y amable, la habían privado del encanto. Era como si, resuelta aquella antipatía mutua, sin motivos para castigarla, hubiera desaparecido de mi vida una parte que, si bien antes no había valorado, entonces añoraba.

La clave para la solución me vino del recuerdo de las palabras que, días...

Pandemia 06: inoculation

En el centro de control, la situación va volviéndose desesperada. Hay que tomar medidas para acelerar la investigación, o no podrá terminarse.

Por la mañana, Nina vino con uno de los soldados a sacarme de la habitación en que me habían confinado durante la noche anterior. Había decidido sellar las instalaciones y quería que la ayudara a tomar y estudiar muestras de todos quienes estábamos encerrados. Se trataba, excluidas ambas, que ya sabíamos a ciencia cierta cual era nuestro estado, de hacer un análisis minucioso de los otros treinta y cinco “habitantes” del complejo, para lo cual había establecido un protocolo consistente en aplicar toda la ba...

Diarios de doña Clarita (05)

ADVERTENCIA: este capítulo ofrece escenas de sexo zoofílico y homosexual que podrían ofender a algunas sensibilidades.

“A los encuentros con Severa me aficioné mucho. Por fin, había comprendido que el servicio de la casa estaba tan acostumbrado al excéntrico comportamiento de mi esposo, que nada que yo hiciera parecía causarles mayor impresión que la que traslucía la expresión de desprecio con que la señora Margarita aceptaba mis órdenes que, por otra parte, parecía fija en su rostro y era la que utilizaba con todo el mundo. A mí, por lo menos, me hablaba con respeto.

*Así, a medida que yo misma me iba aficionando a...