Caprichos: Otras plumas (6)

El espectador es invitado a contemplar los lazos entre la poesía y el arte, a preguntarse porqué cada imagen fue elegida, y a considerar cómo las dos formas artísticas se entrelazan y resuenan.

Cavafis por Dimitris Yeros

Las imágenes, inspiradas en Constantinos Cavafis (Alejandría, Egipto; 1863-1933), del fotógrafo Dimitris Yeros nos ofrecen tanto un alimento para el pensamiento como una experiencia estética conmovedora.

Cada fotografía es una traducción bellísimamente precisa, compuesta cuidadosamente en blanco y negro, llena de detalles. Las imágenes son variadas -algunas celebran el cuerpo masculino desnudo, otras un encuentro erótico fortuito, aún otras el interior...

Apuntes: Otras plumas (15)

John Cheever. La intimidad del escritor y la crónica de una sociedad que no parece haber cambiado en cuarenta años...

**"Diarios"


por John Cheever

(...) Año 1958

(...)[pág. 102] Reconocemos la fuerza del misterio que nos impide hacer el mal, pero ¿qué hacemos cuando esa fuerza se derrumba y la balanza se inclina hacia el mal? Sabemos que en un platillo de la balanza están el cielo azul, el sentido común y la respiración de nuestros hijos mientras duermen, pero ¿por qué se inclina bruscamente mientras dormimos?

Año 1959

(...)[129] Era el año en que todo el mundo en Estados...

Apuntes: Otras plumas (16)

El chorro de papá fue el más potente; un vibrante arco ambarino que atravesó la calle de tierra y humedeció el paredón.

Bambino * por Juan José Hernández

AYER, AL OÍR EL TIMBRE DEL CARTERO, salí a la puerta de calle a recibir la correspondencia. Contrariaba, a sabiendas, una orden de papá, pero valía la pena arriesgarme. Como lo imaginaba, había una carta de Buenos Aires dirigida a mí, que guardé de inmediato en un bolsillo del pijama. No me resultaba difícil adivinar su contenido.

A esa hora de la mañana el calor ya era sofocante. Aunque protegidas por el toldo que cubre el patio, las begonias se veía...

Apuntes: Otras plumas (14)

Me ardía la mano. Pero había que golpear, lastimar, ensuciarte para olvidarme de aquella cosa...

El marica * por Abelardo Castillo

ESCUCHAME, CÉSAR: yo no sé por dónde andarás ahora, pero cómo me gustaría que leyeras esto. Sí. Porque hay cosas, palabras, que uno lleva mordidas adentro, y las lleva toda la vida. Pero una noche siente que debe escribirlas, decírcelas a alguien porque si no las dice van a seguir ahí, doliendo, clavadas para siempre en la vergüenza. Y entonces yo siento que tengo que decírtelo. Escuchame.

Vos eras raro. Uno de esos pibes que no pueden orinar si hay ot...

Apuntes: Otras plumas (13)

¿Qué es coño? / Ah, ¿no lo sabes? ¡Coño! Eres tú ahí abajo; y lo que me das cuando estoy dentro de ti y en lo que tú sientes cuando yo estoy dentro; todo tal como es, todo ello.

"El amante de Lady Chatterley"

por D.H. Lawrence *

(...)

XII

Connie fue directamente al bosque después de comer. Era realmente un día magnífico, con los primeros dientes de león como soles y la blancura de las primeras margaritas. El bosquecillo de avellanos era como un encaje de hojas a medio abrir, con amentos perpendiculares cubiertos de polvo. Las celidonias amarillas eran ahora muy abundantes, abiertas por completo, vueltas del revés, como con prisa, y con el bri...

Caprichos: Otras plumas (4)

Texto no erótico. "¿Qué otra cosa puede ser un ensayo más que una ofrenda de sostenida intimidad?" se pregunta el autor... Y gracias a él mis Caprichos regresan...

La serenidad *

por Santiago Kovadloff I

No escribo sobre la serenidad: la invoco. No hablo de lo que tengo sino de lo que me falta. No dispongo de un tema; me abrasa, en cambio, una necesidad. Busco acercarme a lo que en mí fulgura únicamente como ausencia. A la emoción que me apacigüe y que no encuentro. Deseo, escribiendo, que las palabras me lleven adonde no me siento capaz de llegar, que ellas me brinden lo que no sé ofrendarme.

Escribo para aquietarme, para apagar la pena...

Apuntes: Otras plumas (11)

¿Zoé Valdés? Des-lum-bran-te. Gracias, Miguel, me has regalado una amiga...

La hija del embajador *

por Zoé Valdés

(...)[pág. 35] La madre colocó un sobre blanco en el colchón. No cabía la menor duda, era dinero.

Tuvo temblores, el dinero la petrificaba, la ponía de malhumor, el dinero le estragaba el estómago. Se sentía rara, extraña. Tenía ganas de vomitar. Una vez había querido dejar de ser alcohólica, nadie lo sabía. No quería manosear billetes, las monedas ensuciaban, contagiaban de incurables enfermedades. Ella era escrupulosa como su gran Maes...

Caprichos: Otras plumas (5)

Texto no erótico. Un gran escritor y un inolvidable cineasta ¿me dejarán mensajes quienes también se han emocionado con la peli?...

[Don Ernesto reflexiona a partir de un filme de Theo Angelopoulos] *

(...)[pág. 103] Domingo Volví a caer en la tristeza.

Elvirita me propuso ver una película en su casa, le dije que sí entusiasmado.

Vimos La eternidad y un día , de Angelopoulos. ¡Qué magnífico creador!

Es la historia de un hombre que al día siguiente va a soportar una operación de la que probablemente no sobrevivirá.

El estrecho marco de un último día alcanza para que la existencia sea un he...

Apuntes: Otras plumas (12)

"Cuando pedí los tres deseos (...) me topé con los ojos de Eulogio, su sonrisa y su guiño. Soplé para acabar con todo aquello."

La dulce crueldad de la inocencia *

por José Ángel Scangarello

"... cuando elijo la siesta para abrir la boca, y me mojo las manos y abro las jaulas del vecino entonces soy libre, mamá... "

Daniel Salzano

Como todas las siestas de los clásicos veranos en la casa quinta de tía Mercedes, el dormir era ritual. Mis primos lo aceptaban sin protestar, total era sólo una hora. Dormíamos todos en la misma habitación, ellos dos y yo. Mamá en el cuarto contiguo y mi tía en e...

Apuntes: Otras plumas (10)

Una chica, un chico, un encuentro fortuito... dedicado especialmente a los fieles lectores de esta serie en su 10ma. entrega, que han escrito alentándome a incorporar más textos.

Apuntes: Otras Plumas X*

PARA EL LADO DE ALLÁ DE LA AVENIDA

por María del Pilar Gallardo

Quédate quieto, perro puto. Sabés perfectamente que tengo que cerrar la puerta con llave, sino la vieja se aterroriza con la idea de que alguien se meta en la casa; si debe contener la respiración hasta que oye la llave en la cerradura, seguro. Y si salimos dos veces al día, incluso los domingos, no sé por qué todavía no has aprendido, un perro tan grande y tan tonto. Me pregunto si habría ganado...