Obsesionado

Lo toqué. Si alguien aparecía podía argumentar que estaba arreglando la ropa de la cama, pero enseguida me olvidé de todas esas consideraciones.

Obsesionado

por Clarke.

Lo toqué. Si alguien aparecía podía argumentar que estaba arreglando la ropa de la cama, pero enseguida me olvidé de todas esas consideraciones.

M ás que nada, lo que me gusta es succionar el miembro de un hombre. Eso es para mí más satisfactorio que sentirme penetrado o internarme en cualquier oscura cueva. Es como si en mi garganta hubiera un inverosímil clítoris -¡vaya mutación genética!- que se aliviara sólo al sentir la leche caliente desli...

Ella me sedujo con su afición a los videos

La película había quedado en el olvido. Mi mente estaba concentrada en la tentadora mujer que tenía entre mis brazos.

Ella me sedujo con su afición a los videos

por Clarke.

La película había quedado en el olvido. Mi mente estaba concentrada en la tentadora mujer que tenía entre mis brazos

S oñaba con culear con Belén desde la primera vez que la vi trabajando en su oficina. Era la mujer de mi fantasía, y el objeto de muchas de mis sesiones de masturbación. Como viajo mucho y siempre parezco más excitado cuando estoy fuera, muchas veces me acariciaba mi instrumento hasta alcanzar la dul...

Caprichos: Otras plumas (9)

¿Existe una literatura gay? Dos ensayos nos aportan algunas pistas.

Acerca de la literatura gaypor Alfredo Fressia *

¿E xisten estéticas gays? Denomino "literatura gay" a la obra producida por una especie de hipergeneración que vivió el homoerotismo en condiciones que tienden a desaparecer (o atenuarse) desde hace algunos años. Agregaré la idea de literatura "postgay", un nombre que considero apropiado porque también relativiza la palabra gay. Parece incuestionable la idea foucaultiana de la creación del personaje homosexual hacia mediados del siglo...

Apuntes: Otras plumas (18)

Un fragmento insuperable de Elogio de la Madrastra de Mario Vargas Llosa.

La sal de sus lágrimaspor Mario Vargas Llosa *

Justiniana tenía los ojos como platos y no dejaba de accionar. Sus manos parecían aspas: –¡El niño Alfonso dice que se va a matar! ¡Porque usted ya no lo quiere, dice! –pestañeaba, aterrada–. Está escribiéndole una carta de despedida, señora. –¿Es este otro de los disparates que...? –balbuceó Doña Lucrecia, mirándola por el espejo del tocador–. ¿Tienes pajaritos en la cabeza, no? Pero la cara de la mucama no era de bromas y doña Lucrecia, que...

Caprichos: Otras plumas (8)

El escritor César Aira toma un taxi en Buenos Aires... pero, por favor, sólo lean...

Taxolpor César Aira *

En este relato el vértigo y la vorágine que sacuden la narrativa de César Aira* han desaparecido por completo. Tal pareciera que alguien, un lector o editor influyente, o un amigo, que a fin de cuentas son los que más influencia tienen en estas cuestiones, hubiera retado al autor a escribir un relato en un realismo llano y áspero, por completo verosímil, sin necesidad de abigarradas explicaciones que en buena medida son la sustancia en la literatura de este pr...

La decisión de Mariana

El muchacho la había abrazado por detrás, apoyando su cuerpo contra el de ella mientras le acariciaba el vientre y los pechos con movimientos lentos y suaves...

La decisión de Mariana

por Clarke.

El muchacho la había abrazado por detrás, apoyando su cuerpo contra el de ella mientras le acariciaba el vientre y los pechos con movimientos lentos y suaves. . .

En uno de los bancos, junto al pequeño rosedal, Mariana dibujaba arabescos con la punta de su zapato, saboreando uno de los bombones suizos que le había traído Horacio. Él la miraba, inmerso en uno de sus silencios interminables.

--¿Qué mirás? --preguntó ella, ligeramente...

Nada menos que una pareja

No podía mirarla ni dejar de hacerlo. Estaba desnudando su alma más de lo que había desnudado su cuerpo cuando la tuve entre mis brazos.

Nada menos que una pareja

por Clarke.

No podía mirarla ni dejar de hacerlo. Estaba desnudando su alma más de lo que había desnudado su cuerpo cuando la tuve entre mis brazos.

Nos encontramos en la cantina de la Facultad, rodeados de bulliciosos estudiantes. Ella ya estaba allí cuando llegué, sentada en un rincón, con una taza de té sobre la mesa. Sonreí, fui a buscar mi café a la barra, me acerqué y me senté a su lado.

--Hola --la saludé-- *¿Está ocupado este asiento...

Caprichos: Otras plumas (7)

Una inocente pregunta en una charla de café, puede cambiarnos la vida. . . según nos cuenta el rosarino Roberto Fontanarrosa.

El Penani

por Roberto Fontanarrosa

Una inocente pregunta en una charla de café, puede cambiarnos la vida. . . según nos cuenta el rosarino Roberto Fontanarrosa .

El que puso el dedo en la llaga fue, sin quererlo, el "Gamuza".

--Che, Penani --le preguntó--. A vos ¿Por qué te dicen Penani?

El flaco bajó la sexta que estaba leyendo, lo miró un momento y, encogiéndose de hombros, dijo:

--Qué sé yo.

--¿Cómo no sabés, gil? --insistió el otro.

--No....

Apuntes: Otras plumas (17)

Las memorias de Terenci Moix, revisitando la sala de un cine de Barcelona, a fines de los 50s.

El cine Cervantes

por Terenci Moix *

E l cine Cervantes no existe hoy. Sobre sus ruinas se instalaron hace tiempo una ruidosa discoteca y una sala de fiestas, que también desapareció. Sobre las ruinas del recuerdo, irrumpe una ventolera de deseo que la protomemoria no tenía prevista. Fue una tarde memorable porque durante la gran escena de celos entre Aida y Amneris sentí el contacto de una mano deslizándose sobre mi pierna. Al punto me estremecí.

No recuerdo en toda mi vida...

No pasó nada... yo creí que ya había pasado todo

Pablo le entraba desde atrás pero por delante. Yo, sin embargo, creí que se había cumplido mi vieja fantasía. El trasero de Leonor, entonces, continuaba rosado e invicto...

No pasó nada, cuando yo creí. . . que ya había pasado todo. . .

por Clarke.

Pablo le entraba desde atrás pero por delante. Yo, sin embargo, creí que se había cumplido mi vieja fantasía. El trasero de Leonor, entonces, continuaba rosado e invicto. . .

En realidad Leonor sabe muy bien cómo enloquecer a un hombre. Era exactamente de ese modo que el joven se encontraba enloquecido. Estaban enredados en forma confusa sobre la cama, alienados por el deseo.

Ella acercó sus la...