El espartano

Esparta, antigua ciudad helena, paradigma de la fuerza y de la virilidad.

Piedra y mármol, piedra y mármol… Todo en ésta maldita ciudad es piedra y mármol. Y guerra. No podemos olvidarnos de la guerra. Si no fuera por ella, Esparta no pasaría de ser una ciudad mediocre en un mundo demasiado grande para sus aires de imperio. Ésa es la principal exportación de Esparta. Guerra. Y nosotros, los espartanos, somos lacayos de la Guerra, hijos de Ares, mercaderes de la Muerte. Todo eso somos y un poco más. Nuestra vida es la Guerra. Nuestra muerte, seguramente, también.

Afort...

1468 ó A diez metros bajo el trono de San Pedro

Cuenta la leyenda que, en el siglo XV, el infierno se escondía diez metros debajo del Vaticano.

Toc. Toc. Toc. Toc. Los pasos del orondo siervo de Dios golpean la piedra del húmedo y oscuro pasadizo, abriéndose paso con su sonido entre los gritos que llegan del fondo del mismo. A un lado y al otro del oscuro personaje pasan diferentes celdas, excavadas en la roca, donde reposan múltiples aparatos de tortura, con su visión enmarcada por los fríos barrotes de las rejas de la puerta. Las antorchas que en teoría sirven para sacar de la oscuridad la mazmorra no hacen más que sacar unos tintes maléfic...

Aquí no hay quien viva, el guión perdido

Mete en una coctelera... un tren, un terremoto y un volcán... Y tendrás a esta escalera... Parodia de la serie española.

Antes de todo, pedir disculpas a los lectores del otro lado del charco, que no tendrán ni idea de quién o qué son "Aquí no hay quien viva". Pues bien, ésta es una serie que lleva la teoría del caos hasta límites insospechados desde que a Steve Urkel lo sacaran de la programación. La serie trata de una "pacífica" comunidad de vecinos que resuelven sus disputas de una forma muy civilizada (tan civilizada que normalmente la Policía o la Guardia Civil tienen que intervenir). "Aquí no hay quien viva" posee...

Cuentos no eróticos: Caperucita

No se llamaba Caperucita, pero supo lo que es conocer al lobo...

"La muchacha se supo perdida. Gritaba Caperucita mientras la devoraba el lobo. Bajo la falda del vestido estallaron los dormidos sueños que en la noche la mantenían viva. Pobre Caperucita..."

Ismael Serrano

(Caperucita)

Caperucita no vive en el bosque, señores amantes de la vieja literatura. Caperucita tampoco vive en Nueva York, señora Martín-Gaite. Caperucita vivía en mi barrio y no se llamaba Caperucita. Damas, caballeros, ante todos ustedes, la historia de Estíbaliz. La Caperucita d...

El amante liberal

Sí, soy el otro, el amante... ¿Y qué?

El cuerpo de Marina se había convertido en una batidora bajo el mío. ¿Quién dijo que las mujeres pierden la pasión cuando se casan? Quizá sus maridos. Sí, lo reconozco, soy el amante. ¿Y qué? ¿Acaso me vendrá ahora alguien con rollos moralistas sobre el sagrado lazo del matrimonio? Conozco a su marido, por algo llevamos siendo amigos desde el instituto, y sé que Gerardo no es el paradigma de la fidelidad. ¿Si esto es un castigo para él? No nos engañemos. Lo que menos me importa cuando estoy con Marina...

Allí fuera llueve

Allí fuera llueve, el mundo se acaba, y tú no estás conmigo...

Allí fuera amanece y el mundo se acaba. Como cada día el sol empieza su viaje, los coches asaltan las carreteras, y los peatones las calzadas. El mundo gira a su bola y se olvida de mí. Las flores en los balcones lloran gotas de rocío suicida… rosas llorando… dalias llorando… geranios llorando en tu balcón. Allí fuera amanece y tú no despiertas a mi lado.

Las nubes se agrupan y descargan una fina llovizna que embadurna las aceras. Lloran los cielos y las madres con sus niños corren con sus parag...

Más de mil cámaras...

Más de mil cámaras velan por tu seguridad. Muy pocas tienen algo interesante que contar.

La tarde era calurosa. Ese maldito uniforme se me pegaba al cuerpo y de un momento a otro parecía que me fuera a derretir sobre esa silla. Sí, vale, era muy cómoda, pero es que ese calor no había quien lo aguantara, y menos sin aire acondicionado. Sí, teníamos el ventilador, ya sé, pero...

¡Uy, perdón! Sólo andaba quejándome y ni presentarme se me ha ocurrido. Está bien. Mi nombre es Javier. Tengo 42 años. Soy guardia de seguridad en cierta monstruosidad de cemento y hormigón que se levanta en me...

Lluisín (Y como dijo el Pocholo)

y como dijo el "Pocholo" nosotros lo que queremos, es correnrnos una ¡Fiesta!

Esta es una segunda parte. ¿Y qué quiere decir que sea una segunda parte? Pues muy fácil. Que si no te lees la primera no vas a entender nada. Resumiendo, que te leas la primera parte antes de seguir en esto. Mira, para que veas que soy buena gente y todo te voy a poner el link al capítulo anterior, así no tienes que ponerte a rebuscar... (espero que esto me lo pagues con una cenita, o en su defecto, con un comentario bonito)

Lluisín (el Cabrón de la "Facul"): <http://www.todorelatos.com/relato/...

Sunday. Jan 1. 4:37:53 am

Pasé mis dedos por los párpados, como queriendo borrar los rastros de somnolencia. Abrí los ojos. El reloj de mi muñeca me escupía verdades a la cara. “Sunday. Jan 1. 4:37:53 am”.

El viento soplaba casi acariciándome las mejillas. El alcohol iba acomodándose en mis venas, calentándome la sangre. Inspiré profundamente y a mis fosas nasales llegó el aroma salado del mar que se extendía ante mí. A mis espaldas, martilleaba sin piedad la música del DJ. Con un poco de suerte, ahora que está de moda, quizá pusieran "fiesta pagana", de Mago de Oz, o incluso "Legalización" de Ska-p. Con un poco de suerte, sí, quizá con un poco de suerte...

  • Toma, mátalo tú.- dijo alguien a mi de...

La virgen y el eunuco

Nadie sabía nada de ese eunuco, ni cómo ni porqué había llegado a cuidar el harén del sultán.

Una máscara de inexpresión. Eso era el rostro de aquél eunuco. Unos ojos siempre mirando al frente, los puños cerrados con tal fuerza que los dedos estaban blancos. Nadie sabía a ciencia cierta cómo había llegado hasta el palacio del sultán. Se decía que había sido soldado, pero que fue herido en la guerra. Jamás se supo si había sido un soldado del sultán o uno enemigo. El eunuco tampoco desmintió una ni otra teoría, como nunca desmintió nada. Nadie había oído jamás al eunuco decir ni una palabra. Su...