Vuelo a ras del suelo
Más cerca del infierno que del cielo
Muero a cada rato y no,
No me gusta tener que resucitar
Trepo de rama en rama
Por el árbol de tu ausencia en mi cama
Me hundo entre las sombras y sí,
Sí que añoro tu cuerpo si no estás
Grazno, rujo, silbo, salto, duermo
Trisco, rumio, repto, aleteo
Aúllo a la luna como un perro
Y enfermo del virus del deseo
Y saco las garras por inercia
Y se me encienden los ojos por insti...
El mundo sería un lugar más lindo si las fronteras se borraran y estuviera de moda ser negro.
(Gracias a Snebiqaus)
El grupo se sienta al calor brillante de la hoguera. La noche es fría y no hay mucha ropa bajo la que abrigarse. El fuego danzarín saca del claroscuro de los rostros miradas cansadas, temerosas, pero sobre todo esperanzadas. Los hombres se miran entre sí. Cruzan sus miradas y luego las bajan al suelo. Ese mismo suelo que ha sido tan injusto. El suelo que quinientos metros más...
Diosa noche, que me diste
Mis sueños de niño despierto
A ti te estoy cantando, a ti
Que te persigo en los espejos
Diosa noche que me tienes
Que me abrazas, que me olvidas
Diosa noche, cada noche
Sin ti es una noche perdida
Diosa noche que me incitas
Con minifaldas quinceañeras
Con pechos que despuntan
Hacia el alba de mis venas
Diosa noche que envuelves
Con cuerpo latino mi espalda
Que me acaricias con tus manos
Pierna...
¿Qué quieres que te diga?
Me olvidé
De quererte como te quería
Me olvidé
De buscarte en cada esquina
De escudriñar en el silencio
Para ver si aún te escondías
En los pliegues de mi cuerpo
Me olvidé que fuiste la mejor
La que mejor besaba,
La que mejor amaba
La que mejor jugaba
Con mi corazón
Me olvidé de ser el perdedor
De aquellas guerras
Que luchamos en la tierra
De las sábanas revueltas
De los besos y el...
Tenía los pies diminutos, y unos ojos color verde marihuana, a los catorce fue la reina del instituto del curso que repetí y jamás supo por qué me gustaba tanto la canción "Barbie superestar" de Sabina.
La amaba en secreto, como aman los cobardes. Y sólo tenía valor de besarla en mis sueños, allí donde sabía que no me iba a rechazar. El colegio me hizo la mayor putada que recuerdo empujándome a su clase, tres asientos detrás de ella, en la fila de delante del profesor. Mil y un castigos me echar...
Unos malditos ojazos de gata en celo
Un bendito pedazo de infierno y cielo
Una melena que me anuda a su cintura
Una morena que desnuda su hermosura
Unas manos que acarician con experiencia
Unos labios que incitan a la impaciencia
Un abrazo lascivo entre dos cuerpos
Un caballo enloquecido mandando el tiempo
Una pieza de ropa en el pasillo
Una vela, una copa, un cigarrillo
Una mancha de carmín en la almohada
Unas "Fallas" en abril sobre la cama...
Ocho personas viajaban por las calles, presas de una dominación absoluta. Sólo una sabía a dónde iban, los demás se movían por acto mecánico. Aleida, Miquel, Natalia, el señor Gonzalves, Claudio el barman argentino, Carmen la solterona enamorada de Nino Bravo, Fermín el anciano admirador de Concha Velasco, Nicolás el escritor cuya obra estaba siendo ahora evaluada en una editorial todos y cada uno de ellos se dirigían al "Ké necesitas?" Sin saber para qué.
Miquel acababa de quedarse boquiabierto. Iba caminando hacia la universidad cuando una mujer de bandera pasó por su lado, tan cerca que sus brazos acabaron chocando. "Lo siento" Dijo Miquel. "No pasa nada, fue culpa mía" respondió la mujer con una sonrisa y un acento caribeño. Sin embargo, la mujer no era una desconocida para el joven. Después del momento de conmoción momentánea, Miquel se había girado y había visto como esa mujer doblaba la esquina y se perdía por la ciudad. El joven cliente del "Ké...
Hoy he salido a pasear
Cansado de buscarte
En medio de la soledad
Y al llegar al fin de mi mundo
Me dio por gritar:
"¿DÓNDE ESTÁS?"
Y he dejado la puerta abierta
Como cada noche, como cada día
Y abro mi casa y tú no entras
No vuelves a mi cama vacía
Ya sólo de ti me quedan recuerdos
Ni fotos, ni cartas, ni besos en el espejo
¡Vuelve a mi cuerpo desnudo!
¡Regresa a mi mente dormida!
¡Acaricia mis labios, mis muslos!
¡Ll...
Tenía la piel de color pálido, como la de todas aquellas que han sido obligadas a crecer en un mundo de muñecas donde las sábanas eran de seda y la calle era sinónimo de pecado. Tenía la piel del mismo color que las muñecas de porcelana de su infancia. Esas muñecas que rebosaban sus muebles esperando a que algún día se disculpara por haber crecido demasiado rápido y haberse olvidado de ellas.
Desde que el colegio nos empujó a una clase nueva junto con otros veintidós niños y niñas, quedó claro q...