Desde el infierno
¿Erótico? No lo creo. ¿Real? Quizás. ¿Posible? Seguramente. Léanlo. Ya habrá tiempo para lapidarme.
Mis pies devoraban lentamente, casi degustando, los enmohecidos adoquines de la calle en semi penumbra. Nunca una calle olió tanto a infierno. Olor a mugre, orín, basura, semen infierno, decididamente huele a infierno. Aunque supongo que esto es el infierno en la Tierra. Estaba en medio del infierno, estaba donde nadie querría poner los pies por voluntad propia si no fuera por que hasta a los cuerdos nos encanta conocer a los demonios. El sombrero echaba un manto de sombras sobre mis ojos. Nadie podí...