Sola
Sola con su almohada se despierta en la alcoba, llega muy temprano a las tiendas de moda...
Doña Isabel Salazar, señora de Martínez, treinta y nueve años que parecen diez menos a base de bisturí y escalpelo, despierta entre las sábanas de seda de su lecho marital.
Y está sola.
Está sola porque los pensamientos, por muchos e intensos que sean, no son compañía válida. Al menos no en la mañana de un sábado cualquiera, cuando los comercios menos activos cierran, el sol brilla en lo alto, y el tiempo invita a dar un paseo por el parque o el club de golf del brazo de la persona amada y...